Libros: «El cine español. Una historia cultural», de Vicente J. Benet

Autor:

«Un volumen ineludible para aquellos que sospechamos que el cine hecho en la península –pese a sus dificultades técnicas y su pobreza de medios– aporta grandes obras a la cultura europea»

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Vicente J. Benet
«El cine español. Una historia cultural»
PAIDÓS

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El lector al que le interese el cine español bastante más que de una manera superficial tiene aquí su libro. Vicente J. Benet, profesor de la Universidad de Castellón ha publicado un volumen ineludible para aquellos que sospechamos que el cine hecho en la península –pese a sus dificultades técnicas y su pobreza de medios– aporta grandes obras a la cultura europea. Porque, y el subtítulo de la obra lo deja bien claro, la del cine es una historia cultural, y así se marca desde el principio, poniéndolo en contacto con otras manifestaciones artísticas, sociales, políticas e incluso históricas –sabremos cómo trató la cámara el conflicto de Cuba en pleno 1898–, para demostrar que el cine en nuestro país siempre ha tenido un afán de modernidad. Ya desde el principio. Así el profesor Benet conecta en las primeras páginas el género de las persecuciones o las películas de Segundo de Chomón con modelos americanos y demuestra que el director turolense participa de soluciones técnicas modernas.

La monografía está organizada por periodos, en cada uno de ellos se precisan todos los marcos que rodean al cine, los hitos definitivos y se escogen una buena serie de películas que se analizan en un estilo muy divulgativo, pero atento siempre a la curiosidad erudita. Así, el primer capítulo haba de la recepción del nuevo invento por parte de la generación del 98, su hostilidad –excepto en Blasco Ibáñez que ve posibilidades de negocio–, Ramón Gómez de la Serna y el primer hito importante: su conversión en industria.

Las conexiones con la cultura occidental continúan en la postguerra, y así el autor desvela películas anarquizantes –‘Los cuatro robinsones’ parece imposible en la España de los 40– o señala la gran influencia de las obras de Woodehouse en varios arquetipos fílmicos de esa década. Se permite incluso –con certeros argumentos– defender la españolada, el nombre del género no da o quita calidad al producto, y además españolada es también la copla o el disco de Lorca con La Argentinita.

Conecta también con los cómics, las canciones populares de los sesenta –destaca, entre el cine pop las películas de Los Bravos– e incluso llega en un capítulo al cine experimental, con autores desconocidos para el lector medio. Y consigue despertar ansias por ver ese otro cine que con Almodóvar y Zulueta se cierra y se traspasa a otro público.

Por poner dos motivos que sustentan sus tesis sobre el cine actual –el libro es ingente en opiniones– añadiremos que plantea las consecuencias artísticas de las subvenciones y que establece un lúcido análisis sobre el cine actual que enfoca la guerra civil y la transición. Con todo ello, como hemos apuntado, se conforma un volumen de cabecera para todos aquellos interesados en saber que el cine español puede ser en ocasiones extremadamente completo en lo artístico. Abstenerse, pues, los adalides de la enfermedad del prejuicio.

Anterior entrega de Libros: “La mitad de lo que quisimos ser”, de Miguel Martínez.

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