Libros: “Ciencia ficción. Crónica visual del género más apasionante de la galaxia”, de Guy Haley

Autor:

“Con su punto exacto de orden, sus leves aromas subjetivos, su amalgama de todo el recorrido de cada universo, es la monografía adecuada para pasar del regalo a la mesilla de noche”

 

ciencia-ficcion-10-12-15

 

Guy Haley (ed.)
“Ciencia ficción. Crónica visual del género más apasionante de la galaxia”
PLANETA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Comienza en “Frankenstein” y concluye en “Wall–E” y “Avatar”, pasa de las quinientas páginas y el material gráfico es ingente, no ocupa todo el espacio pero los dioramas son extensos y jugosos. Se trata de una guía de la ciencia ficción que recorre todo el espectro, en todos los formatos y con todos los subgéneros. Conforma así una voluminosa enciclopedia de autoría colectiva que divide en cinco periodos la andadura de lo que en el prólogo se define simplemente como una visión del presente desde el futuro.

Un repaso sucinto nos permite calibrar que, si bien los periodos no son cronológicos, si están perfilados con cierta ecuanimidad. Las líneas se inician, se retuercen y cortan, reaparecen –con los subgéneros que aclara un glosario final–, pero en el fondo los motivos están relacionados muy estrechamente con circunstancias sociales, como ponen de relieve los textos que atraviesan cada una de las fichas. Todo va acompañado de una perfecta traslación temporal que define la aparición de material audiovisual o literario, cómics y videojuegos de cada uno de los universos.

El inicio hace aflorar los primeros pasos, de Verne a Wells para cerrarse con Lovecraft, semillas y abonos. Y de inmediato se abre un segundo tratado que se define básicamente por el formato: empiezan a aparecer películas –se destaca a Fritz Lang–, cómics –Flash Gordon o Superman– y revistas –“Amazing Stories” la primera–. Conclusión: entra directamente en el reino de la cultura popular. Precisamente en estas revistas se van a curtir los dueños de la siguiente y tercera etapa, Isaac Asimov o Ray Bradbury.

Una tercera etapa que sobre todo siente la amenaza de los peligros de la ciencia, pero también sabe ver su cara amable con Astroboy. En todo caso es el momento en el que se estrena la primera serie para televisión: “The Quatermass Experiement”, de 1953. Entrañables son en esta época de apertura al público, que ya en casa recibe ciencia ficción en sus pantallas, “Dimensión Desconocida” y el mundo de marionetas de Gerry Anderson, que se presenta además en cuatro estupendas páginas plagadas de materia gráfico.

El cuarto capítulo se define por futuros apocalípticos, como en “Mad Max”. La ciencia ficción pasa a ser épica y por tanto a tomar estructura –la factible en el mundo anglosajón– de western. Es el mundo de George Lucas y de Spielberg, grandiosidad y sentimientos, el de revistas como “Metal Hurlant” y el de las primeras parodias con la “Guía del autoestopista galáctico”. Entra también el pop con “La naranja mecánica” o “Barbarella”. Es en este momento cuando asoma nuestro lector, porque aquí reconocerá en primera instancia las series o filmes que se incluyen, que a poco que tenga edad, las habrá visto de primera mano, ¿quién de ustedes no fue al estreno de “Regreso al futuro” –cuya fecha emblemática acabamos de traspasar– o pasaba las tardes del sábado con “El coche fantástico”?

Bien, quizás solo los ya mayores, pero el último apartado, que ilumina la actualidad es nuestro seguro contemporáneo. El coordinador lo hace comenzar en “Parque Jurásico”, lo continúa con horarios infantiles en los “Powers Rangers” y destaca la obsesiva presencia del videojuego –“Doom” o “Resident Evil” como sorprendentes piedras de toque–. Una visión del género poliédrica en que conviven exitazos como “Expediente X”, inteligentes parodias como “Futurama”, novelas ciberpunk, diseño de estéticas “Matrix” y hasta el primer superhéroe musulmán.

En todo caso, aunque el equilibrio es correcto, dedica más espacio a las sagas con recorrido y a los éxitos multitudinarios que a obras de culto, que también aparecen. De ahí que Ballard o “Blade Runner” se comenten de manera lacónica. En todo caso, es utilísimo como lectura al azar o archivo del dato concreto para los aficionados al género y para los eruditos. Con su punto exacto de orden, sus leves aromas subjetivos, su amalgama de todo el recorrido de cada universo, es la monografía adecuada para pasar del regalo a la mesilla de noche.

 

 

Anterior crítica de libros: “Líos”, de Justin Taylor.

Artículos relacionados