Libros: “40 mods de les nostres terres”, de Robert Abella

Autor:

«Este volumen agrupa las vivencias de una cuarentena de modernistas de ambos sexos y de diferentes generaciones procedentes de los diversos territorios donde se habla el catalán en cualquiera de sus variantes»

Robert Abella
“40 mods de les nostres terres”
EDITORIAL BASE

 

 

Texto: ÀLEX ORÓ.
 

 

Una legión de vistosas vespas y lambrettas tuneadas con todo tipo de faros y retrovisores entran en el Estadio Olímpico durante la ceremonia de clausura de los JJOO. En una de ellas va de pie el cantante de los Kaiser Chiefs interpretando ‘Pinball wizard’, uno de los temas estrella del repertorio de The Who. Fue un breve pero contundente acto de homenaje y reivindicación del movimiento mod en medio de un “totum revolutum” musical en el que la organización pretendió mostrar al mundo las mejores aportaciones británicas a la historia del pop y el rock. La ceremonia de clausura terminó con The Who cantando ‘My generation’, aunque en principio a este humilde crítico se le escapan las razones objetivas para escoger una canción que habla de morirse antes de llegar a viejo para un evento de estas características. En definitiva, los británicos saben que ese movimiento estético musical juvenil llamado modernismo, que fue paradigmático entre los adolescentes británicos entre 1964 y 1966, se ha convertido en uno de los iconos más exportables de la cultura pop británica, especialmente desde 1979, año en que se estrenó la película “Quadrophenia”. Este film, basado en un disco de 1973 de The Who, contribuyó a popularizar el modernismo en todo el mundo. Los mods dejaron de ser un fenómeno estrictamente británico para pasar a ser patrimonio juvenil universal.

Eso explica la publicación de textos como “40 mods de les nostres terres”, el segundo libro de Robert Abella tras “Revival mod 1974-1988. Historia de un renacer” (Lenoir Ediciones). Este volumen agrupa las vivencias de una cuarentena de modernistas de ambos sexos y de diferentes generaciones procedentes de los diversos territorios donde se habla el catalán en cualquiera de sus variantes. Los protagonistas son originarios de poblaciones de Lleida, Tarragona, Barcelona, Girona, Perpiñan, Valencia, Islas Baleares, Castellón, Alicante… todos unidos por el nexo común de su ferviente devoción al culto mod. Encontramos a músicos conocidos como Albert Gil (Brighton 64), Alfredo Calonge (Los Negativos) pero también a adolescentes que han abrazado recientemente la fe modernista. Cada uno de ellos explica el cuándo y el porqué se hicieron mods. Qué les llevó a vestirse con el traje de boda de su padre, a restaurar una vieja Vespa y, sobre todo, a escuchar viejos singles de soul, R&B británico y a bandas como The Who, Small Faces o The Creation.

Todos tienen algunos denominadores comunes como el querer ser “diferente y único” a nivel estético dentro de un movimiento que permite un cierto grado de heterogeneidad personal a la hora de maquearse. Cada uno de los testimonios de estos y estas mods está cargado de secretos y confesiones. Los protagonistas explican cómo han conseguido las mejores piezas de sus vestuarios o las joyas más preciadas de sus colecciones de microsurcos. Loss modernistas más veteranos, los hijos putativos del estreno de «Quadrophenia» y la eclosión del revival mod de finales de los setenta liderado por Paul Weller y sus The Jam, también coinciden en la incomprensión que padecieron por parte de amigos y compañeros de colegio en el momento en que decidieron que no querían ser “progres” como sus hermanos mayores o heavies o punks como sus coetáneos generacionales. Todos ellos atesoran una fuerza de voluntad y de carácter fuera de lo habitual que les permitió mantenerse firmes en sus gustos pese a que hace años que dejaron atrás la adolescencia y la juventud. El libro sirve, pues, para conocer qué es el movimiento mod desde dentro, de una manera comprensible para todos aquellos que no supieran de la existencia del modernismo con anterioridad. “40 mods de les nostres terres” está llamado a evangelizar a futuros conversos a la icónica fe modernista, una fe que exige sacrificios (estéticos) y penitencias (pecuniarias) como pocas. Quedan avisados.

Anterior entrega de Libros: “Las gafas del señor Cagliostro”, de Harry Steephen Keeler.

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