Las palmeras que adora Iván Ferreiro

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“‘El pensamiento circular’ nos envuelve, en cinco minutos que podrían durar para siempre, moviéndonos algo por dentro sin apenas percibir todo lo que se mueve por fuera”

 

Terminando la gira Mahou, con la que está presentando su disco “Casa”, Iván Ferreiro volvió a pisar La Riviera madrileña este jueves 22 de junio. Al concierto acudió Arancha Moreno.

 

Iván Ferreiro
La Riviera, Madrid
22 de junio de 2017

Texto: ARANCHA MORENO.

Fotos: J. PEREA.

 

Veinticuatro horas antes de despedir su gira Mahou en La Riviera, Iván Ferreiro no le había mandado el repertorio del concierto a su banda. De hecho, no lo hizo hasta un rato antes del show. Estaba tranquilo, porque sabía que eligiese lo que eligiese, su equipo iba a responder. Y así ocurrió desde que empezaron a desfilar por el escenario, uno a uno, mientras sonaba la banda sonora de The Leftovers, una de sus series favoritas. Amaro Ferreiro se colocó a la guitarra, Pablo Novoa a los teclados, Marta Toro a las acústicas y teclados, Xavi Mole a la batería, Emilio Sáiz a las guitarras y, atención, Martí Perarnau al bajo. Sustituía a Ricky Falkner, que andaba al otro lado del charco acompañando a Love of Lesbian, pero su espíritu seguía por allí, como comprobamos cuando Iván saltó al ruedo, con un look que parece un homenaje a su productor -o a Abraham Boba, con quien le comparan algunos en las redes sociales- y dispuesto a celebrar su tercer concierto en Madrid en solo seis meses.

Aunque en la gira de “Casa” había optado por arrancar los shows con ‘Dioses de la distorsión’, esta noche volvió a una de sus favoritas con las que iniciaba otras giras: ‘Me toca tirar’, que creció durante un viaje a Buenos Aires hace ya doce años. Le gusta arrancar detrás de su Korg rojo para ir calentando, sin embargo esta vez tarda muy poco en entrar en calor y en ponerse de pie a cantar ‘Tupolev’, en tonos graves, mientras pasea por el escenario y espera el momento de gritar ese verso de supervivencia: “Todas las canciones no podrán”. No podrán con Ferreiro, que tiene energía y cuerda para rato. Justo ahí vuelve a sentarse al piano y la banda se viene arriba, rematando la canción con una cola instrumental en la que uno podría quedarse un buen rato acomodado. Pero esto solo acaba de empezar.

 

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«Tarda muy poco en entrar en calor y en ponerse de pie a cantar ‘Tupolev’, en tonos graves, con ese verso de supervivencia: “Todas las canciones no podrán”»

Antes de seguir con la próxima, Iván aprovecha para dar las gracias a los “freaks” que han venido a verle una y otra vez estos últimos meses, porque esta noche hay unos cuantos que le vieron en diciembre (Wizink Center) y abril (La Riviera). Así encara ‘El bosón de Higgs’, ese monstruo de dos cabezas como dos escenas bien anudadas, a las que le sigue la acústica y feliz ‘La otra mitad’, justo antes de alcanzar, quizá, uno de los momentos más disfrutados en el escenario. Porque ‘Los restos del amor’ es tocada, bailada y muy celebrada por los músicos. Marta Toro anima a las palmas, y todos los que están de pie, la bailan. Martí también, aunque esta vez se concentra solo en el bajo y no hace la segunda parte cantada, y es Iván quien la interpreta de principio a fin. Tras ella irrumpe ‘Canciones para el tiempo y la distancia’, que tiene algo de tierna y mágica, y en la que termina señalando al público con aquello de “hago canciones para ti”.

 

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«‘Canciones para el tiempo y la distancia’ tiene algo de tierna y mágica, y la termina señalando al público con aquello de “hago canciones para ti”»

‘Toda la verdad’ juega a lo real y lo inventado, como muchas de sus canciones, y se erige como otra nueva celebración, en una noche que tiene un carácter muy festivo, el mismo que la siguiente, ‘Pájaro azul’. Es el fin de fiesta de su gira cervecera antes de seguir con los festivales que va a tener a lo largo del verano, y qué mejor manera de pasarlo que tocando. Justo ahí se toma un momento para defender a sus patrocinadores, Mahou, que han tenido que retirar su última campaña publicitaria debido a las críticas recibidas desde el sector, porque en el anuncio aparecía un grupo que tocaba a cambio de cervezas. “Se ha cometido una injusticia terrible, porque es probablemente la marca que más apoya a los grupos de España”, defiende el vigués. “Empezó en bares pequeños, con grupos pequeños, pagando siempre, y regalando las cervezas. Deberíamos tener más cuidado con lo que opinamos en Twitter”, advierte, y vuelve a incluir en el repertorio ‘Ciudadano A’, que tiene mucho que ver con lo que vemos, opinamos y pensamos aborregadamente. “Supongo que hay veces que en esta canción nos convertimos en el enemigo”, dice, mientras se sienta al teclado. Y en el verso “todo lo que nunca tendré”, su voz nos llega de lejos, distorsionada y embriagadora, haciendo hincapié en esa sensación de vacío, de lo que no podremos alcanzar, lanzando un mensaje dentro de otro, en esa cadena de significados que aparecen en cada esquina de sus textos.

 

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«El viaje a dondonosabidusientan’ tiene la oscuridad de ‘Dies Irae’, el vértigo de ‘El viaje de Chihiro’, y una parte instrumental maravillosa que podría ser la banda sonora de un thriller»


Dice el vigués que adora La Riviera, “adoro las putas palmeras” que tiene enfrente cada vez que sale a tocar a esa sala que lleva pisando desde finales de los 90.
 En ese mismo paraje paradisiaco interpreta ‘El viaje de Chihiro’, vertiginosa, intensa, la antesala de ‘Santa adrenalina’, esa cara B de Piratas que acabó siendo una cara A de su discografía, en la que disfruta minimizando sus sentidos, convirtiéndose en un ovillo sobre el escenario, antes de levantarse y volver a pisar con firmeza, con esos contrastes de energía tan suyos. ‘Dies Irae’ suele sonar un poco más oscura, como la trilogía literaria a la que dio vida y ‘Extrema pobreza’ sigue tocándonos la fibra. La electrónica ‘El viaje a dondonosabidusientan’, ese título imposible, tiene la oscuridad de ‘Dies Irae’, el vértigo de ‘El viaje de Chihiro’, y una parte instrumental maravillosa que podría ser la banda sonora de un thriller. Para compensar, ‘N.Y.C.’ nos hace bailar y viajar hacia la luz. Y antes de un breve descanso, ‘El pensamiento circular’ nos envuelve, en cinco minutos que podrían durar para siempre, moviéndonos algo por dentro sin apenas percibir todo lo que se mueve por fuera.

Ferreiro regresa solo al escenario para tocar solo ‘Farsante’, y en mitad de la canción se tropieza al piano, pero a él le gusta hacer las cosas bien: se disculpa y vuelve a empezar con ese otro clásico recién alumbrado. Continúa solo a las teclas con la primera canción que le emocionó escribir, ‘Promesas que no valen nada’, aunque los coros le arropan tanto que quizá se sienta aún más acompañado que cuando está toda la banda rodeándolo. Y también muy feliz, porque es su momento favorito del concierto: teclea ‘Insurrección’ y el público se la canta. Nunca renuncia a ella, porque es pura emoción, como la siguiente, que es ‘El equilibrio es imposible’, de nuevo con toda la banda a su vera, a los que presenta. Continúan con ‘Casa ahora vivo aquí’, con unas bonitas guitarras eléctricas y muy bailada por la sala; ‘Años 80’, que nace al piano, porque a Iván le gusta desnudarla así, dándole sentido a aquella historia que nació de una mentira y se ha acabado convirtiendo en una verdad, y ya, controlando como puede –“Me emocionáis. No puedo reír y llorar a la vez, porque se me salen los mocos”, ríe– celebran la animosa ‘Cómo conocí a vuestra madre’.

 

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«Han entregado emoción y han recibido emoción a cambio»

Otro parón brevísimo, con una programación suspendida en el aire, acaba cuando regresan con las acústicas en mano para cantar la ranchera ‘SPNB’, seguir disfrutando de ‘El dormilón’ y terminar con el himno de los himnos, ‘Turnedo’ mezclado con ‘19’ y un guiño al ‘Fue’ de Mucho. Como él ha dicho alguna vez, entregan emoción y reciben emoción a cambio. Lo han pasado tan bien que Iván eleva su copa para brindar con el público, todos saludan al respetable, y los dos Ferreiro se quedan un ratito más bailando en el salón de su casa madrileña. Quizá no les apetezca irse del todo, pero no lo harán. Seguro que vuelven muy pronto.

 

Repertorio:
Me toca tirar
Tupolev
El bosón de Higgs
La otra mitad
Los restos del amor
Canciones para el tiempo y la distancia
Toda la verdad
Pájaro azul
Ciudadano A
El viaje de Chihiro
Santa adrenalina
Dies Irae
Extrema pobreza
El viaje a dondenosabidusientan
N.Y.
El pensamiento circular

Farsante
Promesas + Insurrección
El equilibrio es imposible
Casa, ahora vivo aquí
Años 80
Cómo conocí a vuestra madre

SPNB
El dormilón
Turnedo + 19+ Fue

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