Las mejores portadas del rock: Cream, «Disraeli gears»

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«Eric Clapton le pidió que diseñara la portada del segundo álbum de su grupo Cream. Tratándose de un amigo, necesitado de encargos y con especial predilección por los trabajos de tipo artístico, no se negó»

 

La psicodélica portada de «Disraeli gears», el segundo disco del supergrupo liderado por Eric Clapton, nos enseña que en rock de los años sesenta, todo era posible. Hasta los encuentros más inesperados.

 

Una sección de XAVIER VALIÑO.

Diseñador: Martin Sharp.
Fotógrafo: Robert Whitaker.
Fecha de edición: 10 de noviembre de 1967.
Discográfica: Acto/Polydor.
Productor: Felix Pappalardi.

Un encuentro casual puede cambiarlo todo para siempre. Martin Sharp tenía ya una reputación entre la juventud australiana, en especial por ser el director y principal artífice de la revista contracultural «Oz», una publicación de Sídney con una actitud irreverente y satírica hacia la sociedad del momento. Sharp la había fundado junto a su amigo Richard Neville después de cursar sus estudios en la Facultad Nacional de Arte de Sídney. Poco a poco la revista fue ganando notoriedad, convirtiéndose en el centro de atención de la censura del gobierno y la sociedad biempensante.

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Ambos artistas fueron imputados y condenados a prisión por los tribunales de su país acusados de publicaciones obscenas. Tras la correspondiente apelación y la polémica causada por el caso, lograron la libertad, pero se dieron cuenta que no tenían mucho que hacer allí. Además, el centro de la cultura pop del momento estaba en otros lugares, por ejemplo, el ‘swinging’ Londres, toda una meca para músicos, compositores y jóvenes artistas como ellos. Decidieron marcharse y se lo tomaron como un viaje iniciático, conociendo en primer lugar el Sur de Asia, donde pasaron varios meses. En Katmandú tomaron caminos separados en su travesía hacia la capital británica.

Al llegar, Sharp se alojó en la casa de la hermana de Richard Neville, Jill. Una de aquellas noches en las que exploraba la noche londinense, Sharp entró en el club The Speakeasy. Allí reconoció a una de las chicas que le habían presentado hacía poco, Charlotte, charlando con un par de desconocidos. Preguntó si podía sentarse con ellos, y le dieron la bienvenida. Tras un rato, descubrió que eran músicos, así que les comentó que tenía un poema que podría convertirse en una canción. Uno de ellos le contestó que había compuesto una buena melodía sin texto, así que probaría con su letra. Sharp se la escribió en una servilleta con su nueva dirección, un estudio que compartía con el fotógrafo Robert Whitaker.

Se olvidó de aquel encuentro hasta que dos semanas después alguien llamó a la puerta. Era aquel músico, que resultaba ser Eric Clapton, uno de los más reconocidos en la pujante escena londinense. Mayor fue su sorpresa cuando le enseñó un single que traía con él, ‘Strange brew’, que llevaba en su cara B otra canción con la letra de aquel poema que le había dado, titulada ahora ‘Tales of brave Ulysses’. Esa canción formaría parte también se su siguiente álbum, «Disraeli gears». Martin Sharp, además de artista, iniciaba una nueva carrera como compositor.

Poco después, Sharp se mudaba nuevamente a otro lugar, un edificio en el número 52 de la calle Kings Road, en el barrio de Chelsea, llamado The Pheasantry (La Faisanería), ya que había sido en su momento el lugar en el que criaban a los faisanes del rey. Allí se había establecido en los últimos años un grupo de artistas que alquilaba habitaciones como apartamentos o estudios. Necesitado de compartir los gastos con más gente, le preguntó a Eric Clapton si quería unirse a él y otros amigos. Durante un tiempo, ambos compartieron espacio junto a otros artistas, fotógrafos, pintores, modelos, realizadores de cine, escritores…

Fue en aquellos días cuando Eric Clapton le pidió que diseñara la portada del segundo álbum de su grupo Cream. Tratándose de un amigo, necesitado de encargos y con especial predilección por los trabajos de tipo artístico, no se negó. Se acordó entonces de su viaje camino de Inglaterra y, más en concreto, de su estancia en Camboya. En una de las ciudades que había visitado le habían sorprendido unas esculturas asombrosas con caras a ambos lados. Encima de ellas crecían árboles enormes que habían echado raíces justo allí. “Supongo que pensé que era un poco una imagen acorde con el grupo, en la que podrías ver sus tres caras y la música saliendo de sus cabezas”.

Para representar aquella visión, empezó diseñando un collage psicodélico con el nombre del grupo bien visible, rodeado de un par de alas que parecían indicar que todo aquel montaje en cualquier momento se pondría a volar, escapándose de la cubierta. Encima, encajado entre el desbordante follaje, introdujo el título del disco.

Tal vez ese tamaño reducido del título en relación al nombre del grupo y su encaje forzado a última hora tenga que ver con que el álbum se iba a titular en un principio simplemente «Cream», como el grupo. Aquello cambió cuando Mick Turner, uno de sus roadies, pronunció mal «derailleur gears» («cambio de marchas») y en su lugar dijo «disraeli gears». De esta forma se evocaba a Benjamin Disraeli, Primer Ministro británico del siglo XIX, junto a la palabra, «gear», que en argot significaría algo que está a la moda.

La fotografía de Ginger Baker, Jack Bruce y Eric Clapton que finalmente se usó en la portada era un retrato promocional que Sharp recortó al no poder encontrar otra mejor. A los tres componentes del grupo los rodeó de espirales, borlas y burbujas que casi los devoraban, añadiéndole objetos e imágenes de tipo victoriano sacados y recortados de diferentes libros.

El primer boceto se hizo en blanco y negro. En aquel momento la psicodelia estaba llegando a su momento álgido y, además, Sharp trabajaba entonces con pinturas fluorescentes. Por lo tanto, se las aplicó a la composición que había hecho, tratándola sobre todo con rojo, naranja y verde. Según sus palabras, intentó capturar la vitalidad y jovialidad de las canciones del grupo, un sonido “cálido y fluorescente”.

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Para la contraportada, Sharp contó con otro de los inquilinos de aquel edificio y amigo suyo, Robert Whitaker, que había cobrado bastante notoriedad como fotógrafo de la famosa cubierta americana del disco de The Beatles «Yesterday and today», más conocida como la «portada del carnicero», censurada por mostrar trozos de carne entre maniquíes de bebés.

Whitaker se tomó su trabajo en serio y decidió acompañar a la banda en su gira por Escocia y el Norte de Inglaterra. Eso incluía ser parte de sus experimentos con las drogas. “Un día tomamos LSD en el Mini Cooper de Jack Bruce, el bajista de Cream. Seguimos conduciendo y mirando a todo lo que pasaba por delante. Vimos colinas extremadamente planas, montañas, parques de atracciones y gente tocando la gaita. Recuerdo a Jack Bruce sentado en la parte de atrás con una larga pipa de marfil que continuamente hacía flotar en el aire aquel maravilloso hachís”.

Parte de las fotografías fueron tomadas el 8 de julio de 1967, cuando los cuatro decidieron subir el Ben Nevis, la montaña más alta de las Islas Británicas. “Caminamos en medio de todos aquellos escaladores. Sin embargo, decidimos regresar antes de llegar a la cumbre, cuando llevábamos dos terceras partes, y lo hicimos a toda velocidad. El grupo llevaba puesta la ropa que utilizaba en el escenario, así que era todo un espectáculo”.

Otra parte de los retratos que finalmente aparecieron en la contraportada surgieron de una experiencia similar. “Llegamos a un parque de atracciones que creo era Spanish City, en la Bahía Whitley. No podía creer lo que veía. No tuve que usar demasiado mi ingenio para obtener aquellas fotos. El sol se estaba poniendo, así que tenían las caras bastante rojas. Los colores eran más vívidos de lo normal. Allí estábamos con tres tipos bastante famosos en el medio de la nada, en un parque de atracciones en la costa. Increíble. Fue una experiencia maravillosa”.

Poco después de concluir esta cubierta, a Sharp le encargaron el diseño de la portada desplegable del tercer disco de Cream, el doble álbum –parte en directo, parte en estudio– «Wheels of fire», por el que ganaría el Premio de los Directores Artísticos de Nueva York al Mejor Diseño de un Disco en 1969. A continuación diseñaría «Airforce» para Ginger Baker, antes de empezar a trabajar con otros artistas como Mighty Baby o Jeannie Lewis.

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Sharp también hizo pósters psicodélicos para Bob Dylan (suyo es el más conocido, el que lleva escrito la leyenda “Blowin’ in the mind”), Donovan, Jimi Hendrix (la conocida imagen en que «explota»), el famoso cartel que decía “Legalize Pot” (“Legalizad el hachís”) o la ilustración para el almacén Rasputin & His London Popes que tenía en Barcelona el fotógrafo Alexis de Vilar. Pero, sobre todo, el artista será recordado por el trabajo de restauración que hizo en el Parque de Atracciones de Sidney, Luna Park, y por su colaboración durante décadas con el cantante Tiny Tim.

Su relación con Tim se inició precisamente en The Pheasantry, que tenía en los bajos del edificio un club que pinchaba continuamente rhythm & blues y programaba conciertos de gente como Lou Reed o Hawkwind. Buscando otras músicas, Sharp empezó a escuchar canciones populares antiguas. Fue el propio Clapton quien le recomendó que le prestase atención a este cantante, a quien había visto actuando en Nueva York. Años después, cuando Sharp estaba a punto de la bancarrota tratando de relanzar a Tiny Tim, tras haber hipotecado su casa, un sustancioso cheque con los derechos de autor de su poema para la canción de Cream ‘Tales of brave Ulysses’ le devolvió la estabilidad financiera.

Aquel diseño suyo para la portada de «Disraeli gears» que casi parecía un anuncio del LSD, fue utilizado también en la recopilación «Those were the days» de Cream, y el propio grupo siguió el mismo modelo contando con su artífice en «Wheels of fire» (1968). De todas formas, una portada tan única e inimitable solo fue homenajeada en dos ocasiones: por Rockers Hifi en «Overproof» (1998) y en el recopilatorio «Disraeli years» (1998). Por su parte, Cyril Jordan, de The Flamin’ Groovies, confesó en su día que la habían copiado para la contraportada de su álbum «One night stand».

Así era la escena londinense a finales de los sesenta, cuando alguien ajeno podía entrar directamente en el mundo de la música popular sin más. La relación entre un conocido músico británico y un desconocido pintor australiano en aquel país podía producirse directamente, sin intermediarios, para derivar en algo fructífero: una canción, una amistad, una carrera con Tiny Tim y una portada maestra para el recuerdo, aquella que reinventó al grupo de blues-rock Cream como visionarios de la psicodelia.

Anterior entrega de Las mejores portadas del rock: The Stone Roses, “The Stones Roses”.

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