Las mejores portadas del rock: Aphex Twin, «Come to daddy»

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«Todavía sigo creyendo que la portada representa exactamente lo que tenía en mi cabeza cuando tuve aquella primera visión’. ¿O debería haber dicho más bien pesadilla?»

Para el disco «Come to daddy» del esquivo Aphex Twin, el creador Chris Cunningham diseñó una de las portadas más inquietantes de la historia. Pero antes hubo un vídeo que levantó polémica.

 

 

Una sección de XAVIER VALIÑO.

 

 

Dirección artística: Chris Cunningham.
Diseñador: Designers Republic.
Fotógrafo: Stefan de Batselier.
Fecha de edición: 6 de octubre de 1997.
Discográfica: Warp.

Una portada no tiene que ser necesariamente hermosa para llamar la atención. Al igual que en cualquier otra disciplina artística, hay distintas sensaciones o ideas que el autor puede buscar intencionadamente o provocar inconscientemente y que son igualmente válidas, cuando no más. El escalofrío, la sensación de incomodidad, la inquietud, la mirada enfermiza bien pudiera ser una de ellas. Dentro del mundo del pop, pocas, por no decir ninguna, lo han logrado de la misma forma que “Come to Daddy”, el disco de Aphex Twin.

 

El irlandés Richard David James es quien se esconde tras el nombre de Aphex Twin. Considerado una de las figuras más influyentes de la música electrónica contemporánea, también ha editado discos con alias como AFX, GAK, Tahnaiya Russell, Blue Calx, Caustic Window, Polygon Window, Martin Tressider, Power-Pill, Q-Chastic o The Diceman en distintos sellos discográficos como Rephlex, Sire, Mighty Force o Warp.

Probablemente, su material más reconocido es el que ha puesto en circulación Warp, incluyendo sus dos singles de mayor éxito, ‘Come to daddy’ y ‘Windowlicker’, que incluso llegaron a tener una amplia exposición en medios de comunicación más convencionales como MTV. Aunque su primer álbum «Selected ambient works 85-92» (1992) apareció en el sello belga Apollo, sería Warp quien editaría sus siguientes trabajos: «Selected ambient works volume II» (1994), «…I care because you do» (1995), «Richard D. James album» (1996) y «Drukqs» (2001).

De ellos, el tercero y el cuarto llevaban un retrato del artista en su portada, lo que tendría más adelante una importancia clave en “Come to daddy”. A la hora de pensar en la carátula de su siguiente lanzamiento, los responsables de Warp Steve Beckett y Rob Mitchell decidieron contar con la compañía The Designers Republic, mientras que para el vídeo de la canción optaron por contratar a Chris Cunningham, a quien le encargaron también la imagen de la portada.

The Designers Republic (La República de los Diseñadores) ha sido uno de los estudios de diseño gráfico más influyentes de los últimos cinco lustros. Fundado en julio de 1986 por Ian Anderson (nada que ver con el cantante de Jethro Tull), su centro de operaciones estaba radicado en Sheffield, Inglaterra. Se dieron a conocer con un ideario contrario al sistema, aunque eso no les impidió realizar campañas para Orange, Sony o Coca-Cola.

Su trabajo más recordado lo hicieron para la discográfica Warp, especializada en música electrónica, y que también tenía su sede en la misma ciudad. Además de diseñar cubiertas para gran parte de su catálogo, como Autechre, Aphex Twin o Boards of Canada, la compañía también trabajó en su momento para otros artistas como Pulp, Jarvis Cocker, Moloko, Supergrass, The Orb, Towa Tei, Pop Will Eat Itself o Funkstörung.

Su actividad cesó en 2009. En sus casi veinticino años de existencia, hubo dos momentos especiales y un tanto surrealistas. El primero, cuando la República del Ecuador les pidió un estudio previo para rediseñar la imagen de marca de la ciudad de Quito. El segundo, el encargo del gobierno de Eslovenia de proponerles ideas para una nueva bandera del país.

 

En el caso de “Come to daddy”, el diseño de la compañía se redondeó con el trabajo de Chris Cunningham [en la foto superior], el verdadero artífice del impacto de la portada del disco. Nacido cerca de Londres y criado en una base militar americana, de su mente han surgido algunas de las imágenes más inquietantes de los últimos años: divas de la música electrónica sumergidas en un tanque de agua, la cantante de pop más famosa del mundo transformada en una bandada de cuervos negros; un hombre que corre por las calles de Nueva York mientras sus miembros van cayendo al suelo…

Cunningham empezó a trabajar con sólo dieciséis años como experto en efectos especiales. Tras realizar modelos y esculturas para películas como «Alien 3», su trabajo llamó la atención de Stanley Kubrick, con el que colaboró durante casi dos años diseñando y construyendo robots para su proyecto «Inteligencia artificial». Cuando el cineasta la interrumpió para filmar «Eyes wide shut», su joven ayudante dejó los efectos especiales y se concentró en la realización de videoclips.

Empezó dirigiendo vídeos para grupos como Autechre, The Auteurs, Gene, Placebo, Jesus Jones, Geneva o Dubstar. Sería precisamente el perturbador y árido clip de ‘Come to daddy’, una reinvención absoluta de las reglas estilísticas del género, el que lo convertiría en el realizador más solicitado por grupos y solistas de todos los estilos a finales de los 90. Así, después trabajaría con artistas como Björk, Madonna, The Horrors, Portishead, Squarepusher o Leftfield, y haría también campañas publicitarias, cortometrajes o actuaciones en directo a partir de sus imágenes, como la que dio en el Festival Sònar en 2011.

Partiendo de unas referencias cinematográficas y literarias muy reconocibles («Blade runner», David Cronenberg, David Lynch, J. G. Ballard), el director británico plasma de manera muy personal toda una serie de obsesiones temáticas y plásticas en sus trabajos: atmósferas gélidas, paisajes urbanos opresivos, colores fríos y formas industriales al servicio de historias que bordean la iconografía de la ciencia ficción y el cine fantástico, pero que la subvierten a través de su extraño sentido del humor y de un distanciamiento de los objetos retratados típicamente postmodernista.

“El origen de mis ideas está en mis reacciones ante el sonido. Encuentro que el sonido es lo que dispara mi imaginación. Me pasé toda mi infancia tumbado junto a los altavoces con los ojos cerrados, escuchando música mientras imaginaba cosas, así que casi tengo una biblioteca mental de conexiones entre imágenes y sonidos”. Aunque siempre se le ha acusado de terrorífico, su concepción de su obra es muy distinta. “Mucha gente piensa que mis trabajos lo son. Personalmente, yo los encuentro hilarantes. Terroríficos para mí son, por ejemplo, los vídeos de Spice Girls”.

Todo eso se puede encontrar precisamente en el vídeo de ‘Come to daddy’. Según Cunningham, la idea surgió tras recordar que las dos portadas de los discos precedentes de Aphex Twin llevaban retratos de Richard D. James. Además, tuvo también en cuenta que el músico utilizaba voces de menores en sus grabaciones en estudio, así que decidió darle continuidad a aquella temática.

Al mismo tiempo, el artista recordó un incidente que le había sucedido cuando contaba dieciséis años, al ser perseguido en el bosque por un niño de nueve años con un martillo. Muerto de miedo, Cunningham no quería que un chaval menor que él lo agrediese, quedando en ridículo delante de las chicas de su edad.

Un primer borrador del guión decía así: “Bañada por el ruido, una forma amorfa y estática con las características de Aphex Twin se extiende sobre el pavimento. Agita su cabeza y grita a todo volumen en la cara de la primera persona que se cruza, que resulta ser una anciana. Cada vez que inhala aire, el grito se hace más intenso y la cámara se acerca”.

Para el vídeo, perfectamente estructurado en su cabeza, el director contó con una anciana con un gran perro y un demonio esquelético con una imagen similar a la de Nosferatu, interpretado por el actor Alan Stokes y con la apariencia exterior de James. Sin embargo, los verdaderos protagonistas del video son un grupo de homúnculos merodeando por el lugar, con la cara de Richard D. James en lugar de la suya y persiguiendo a la anciana y a un aterrorizado ciudadano.

El grupo de niños estaba formado por dos menores y cuatro enanos, a los que el equipo de efectos especiales les colocó encima unas caretas hechas de látex y silicona con la cara sonriente del responsable del proyecto Aphex Twin. Si se presta atención, se puede ver que parte del grupo tiene pelo en los brazos. Ese detalle se convirtió en el favorito del realizador: “¡Niños armados con vello!”.

El canal MTV lo emitió dentro de su programación en aquel año, aunque solo de madrugada, pero la reacción frente a sus desapacibles imágenes la sintió el equipo desde el primer momento. De hecho, quienes realizaban el vídeo a las órdenes del director se sorprendieron cuando uno de los guardias de seguridad dejó el trabajo durante su filmación tras gritar: “¡Es nauseabundo! ¿Qué jodido enfermo es el responsable de esto?”

Cualquiera de las imágenes del vídeo con los niños le hubiera servido al sello Warp para la portada del disco, y así se lo hicieron saber al realizador. Sin embargo, Cunningham tenía una idea muy clara en su mente y no quería defraudarse a sí mismo. Sabía que si el vídeo no conseguía el efecto deseado al entrar en juego elementos tecnológicos que no podía dominar completamente, con la portada no podía permitirse ningún error.

Convenció a la discográfica de que había que hacer una fotografía similar, pero no sacarla del vídeo. A Richard D. James le costó un par de meses venderle la idea. Un buen día del verano de 1997, ambos acudieron a un colegio de Upper Street en Londres en busca de los modelos. En este caso, todos fueron niños y, según cuentan, el grupo disfrutó plenamente unas horas al margen de las clases programadas. El fotógrafo Stefan de Batselier tomó la instantánea del grupo, esa imagen que pretendía representar a unos niños supuestamente angelicales pero que no eran más que demonios disfrazados.

 

Cunningham la trató posteriormente con el ordenador y dejó que The Designers Republic completara el trabajo añadiéndole la tipografía y los créditos correspondientes. Él y Aphex Twin repetirían el desasosegante truco en “Windowlicker”, en este caso superponiendo la cara barbuda de James sobre una modelo vestida únicamente con un bikini blanco.

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Aunque hoy parezca que era una idea original, Cunningham la había utilizado previamente en la portada del single ‘Kid’s issue’ de The Auters, cubriendo en este caso a los niños con la cara de Luke Haines. Sería el vídeo de ‘Come to daddy’ en el que la emplearía por segunda vez, antes de tomar la imagen de su portada, esa imagen temible en la línea de películas como «El pueblo de los malditos». Su autor siempre aseguró que había quedado bastante más satisfecho con aquella carátula que con el vídeo: “Todavía sigo creyendo que la portada representa exactamente lo que tenía en mi cabeza cuando tuve aquella primera visión”. ¿O debería haber dicho más bien pesadilla?

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