Las grandes B.S.O.: “Lo imposible” (2012), música de Fernando Velázquez

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“La partitura consigue transmitir toda la fuerza y la angustia creadas por este excepcional suceso, pero a través de una música tremendamente bella y emocional”

 

“Lo imposible”, el enorme éxito taquillero de J.A. Bayona, contó también con una de las bandas sonoras más importantes y emocionantes de nuestro cine. De ella se encargó Fernando Velázquez, como cuenta Fernando Fernández.

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

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“Lo imposible” (“The impossible”)
Música de Fernando Velázquez, 2012

 

Hace unas semanas hablábamos de “El laberinto del Fauno” en esta columna, y ese guiño a nuestras bandas sonoras nacionales no es una excepción. En los últimos años, el trabajo de nuestros compositores ha conseguido ganarse la admiración internacional muy merecidamente. Hoy nos quedamos con uno de ellos: Fernando Velázquez.

Uno de los nombres que saltó a la palestra del cine internacional por su estupendo trabajo con su primera película, “El orfanato”, fue J.A. Bayona. Tras media vida labrándose una carrera en el mundo de la publicidad y los videoclips, firmó uno de los títulos más interesantes y taquilleros de los últimos años en nuestro país. Faltaba confirmar ese estupendo trabajo con el siguiente, y para ello se zambulló de lleno en un título de claro alcance internacional y basado en hechos reales. La historia se centraría en uno de los más mortíferos y destructivos desastres naturales, que plagó de imágenes espeluznantes los telediarios de la época: el tsunami de la navidad del 2004 en Tailandia. Con casi un cuarto de millón de muertos, por no hablar de muchos más que se quedaron sin su hogar, el nivel de devastación alcanzado aun es difícilmente comprensible. Con “Lo Imposible” Bayona centra su mirada de la devastación y sus consecuencias en una familia española que vivió de primera mano todo lo que allí ocurrió. Para hacernos sentir aún más profundamente el drama y las emociones que sufren sus protagonistas, su director volvió a contar con la inestimable ayuda de Fernando Velazquez en la composición.

 

 

Una de las mejores descripciones que he escuchado sobre el trabajo de Fernando para la película es que consiguió “una música de una belleza poderosamente angustiada”. La partitura consigue transmitir toda la fuerza y la angustia creadas por este excepcional suceso, pero a través de una música tremendamente bella y emocional. Consigue transmitir todas esas emociones al mismo tiempo, por muy diferentes que puedan parecer. Aquí yace el primer gran acierto del compositor, que elaboró una partitura completamente orquestal, principalmente centrada en la sección de cuerdas, cuyas melodías y emociones comienzan a fluir desde el primer minuto de la película. El tema principal es una de esas piezas de música realmente impresionantes que en muchas ocasiones echamos a faltar en el cine actual. La música en ningún momento pretende ocultar sus intenciones de emocionar a los que la escuchan desde el comienzo, y ese es el segundo gran acierto del compositor, que consigue que los espectadores se sientan inundados por la emoción desde el primer minuto. Al llegar la pieza final, la emoción de su melodía y la tremenda interpretación que hacen los músicos de la London Metropolitan Orchestra hacen temblar los corazones de los espectadores.

 

 

La banda sonora en conjunto basa su fuerza en la calidad de dicho tema principal, ya que se encuentra omnipresente con diversas variaciones a lo largo de toda la banda sonora. Podría haber convertido la partitura en algo repetitivo y exagerado, pero no lo es en absoluto gracias a la fuerza interna del tema, a la sentida interpretación y a la maravillosa conjunción de emociones que consigue fundir en él. La música de la película no duda en meterse en terrenos más dramáticos en varios momentos, pues el lienzo sobre el que se desarrolla esta historia es el de una horrorosa tragedia. La inclusión de elementos humanos en la partitura, especialmente con el piano y el delicado coro de voces masculinas, consiguen que lo que hubiese podido ser una partitura excesivamente celestial, en ningún momento deje de recordarnos lo real y terrenal de las personas en el centro de la historia.

 

 

La partitura es tan poderosa y emocionante de principio a fin que es difícil no sentirse afectado por ella tras su escucha, incluso apartada de las imágenes de la película, otro buen acierto del compositor, que consigue que las emociones traspasen la barrera visual. No es algo muy frecuente en el cine actual, que parece huir cada vez más de música tan abiertamente manipuladora, algo incomprensible, pues el cine busca precisamente esa manipulación del espectador. En cualquier caso, el trabajo de Fernando en esta película merece perfectamente encontrarse entre las más destacadas de nuestro cine.

 

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Ediciones discográficas

Para los que quieran disfrutar de este estilo de partitura tan clásica y efectiva, la estupenda distribuidora española Quartet Records publicó en el momento del estreno una completa edición de la banda sonora. Una de esas ediciones que merece la pena tener en cualquier colección de un aficionado a la música de cine que se precie, no solo por la calidad de la música en si misma, también por la emoción y sensaciones que consigue transmitir la interpretación de todos los miembros de la orquesta. Uno de esos momentos en que la manera en que la música es presentada e interpretada es tan importante como la calidad de la propia composición. Solo por eso merece la pena contar con dicha edición en nuestra colección.

Anterior entrega de Las grandes B.S.O.: “Memorias de África” (1985), música de John Barry.

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