Las grandes B.S.O.: “El último mohicano” (1992), música de Trevor Jones y Randy Edelman

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“Ese continuo proceso de revisión y el añadido de nuevas escenas provocó que Trevor Jones no pudiese seguir su trabajo. Años después, Edelman dio a entender que el cambio se debió a diferencias creativas entre Jones y Mann”

 

Tiene poco más de dos décadas, pero la banda sonora de “El último mohicano” es ya un clásico contemporáneo, aunque no fue fácil de lograr. Avanzada la película, el cineasta Michael Mann decidió cambiar de compositor para terminar la partitura. Por Fernando Fernández.

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ

 

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“El último mohicano” (“The last of the mohicans”)
Música de
Trevor Jones y Randy Edelman, 1992

 

La música moderna para el audiovisual tiene una extraña aceptación entre los aficionados. Por un lado, se le tiene muy poca consideración comparada con los grandes clásicos de la historia, pero por otro suelen contar con temas o momentos que se convierten en auténticos clásicos utilizados de manera continua, licenciándose para su uso en publicidad, anuncios, televisión, trailers, etc. Hay que saber ver los dos lados de la moneda e intentar valorarlo en su justa medida.

Con la versión cinematográfica que Michael Mann nos trajo del clásico “El último mohicano” pasa lo mismo que con su banda sonora. La película cuenta con una muy buena consideración entre los aficionados, algo merecido gracias a la excelente factura técnica, el estupendo ritmo que imprime su director, Michael Mann, y lo simple y directo de su historia. Sin embargo, quizá sea la más impersonal del cineasta, una historia que masacra totalmente el sentido y contenido de la novela original de James Fenimore Cooper, y sus actuaciones han sido foco de múltiples burlas por las continuas carreras a cámara lenta de Daniel Day Lewis y ese “¡te encontraré!” algo ridículo.

 

 

Uno de los elementos que no ha perdido el favor del publico ni de la crítica es el estupendo trabajo que realizaron Randy Edelman (“Poli de guardería”, “Beethoven”, “Daylight”), y en mucha mayor medida Trevor Jones (“El cristal oscuro”, “Máximo riesgo”, “Dentro del laberinto”). El reconocimiento del trabajo de los dos compositores, de manera independiente, pudo impedir que la banda sonora recibiera una nominación a los Oscar de ese año. La música es una buena muestra de los elementos buenos y malos del trabajo de Michael Mann para la película. Mann tiene una larga y complicada historia con sus colaboraciones con compositores. Siempre ha favorecido la utilización de elementos electrónicos y músicas modernas y eclécticas, generalmente muy adecuadas para el estilo de thriller moderno que suele trabajar el director, pero en esta historia clásica y de época, ese tono podría estar fuera de lugar. Estando bien avanzada la producción, a Mann no le convenció y llamó al compositor británico Trevor Jones para encargarle una partitura electrónica, algo que empezó a perder fuerza, especialmente cuando el cineasta se centró en ofrecer una producción realista de la época en sus decorados, vestuario y comportamientos militares. Poco a poco, la música empezó a cobrar fuerza y presencia en la producción, especialmente con el conocido y maravilloso tema principal compuesto por Jones, omnipresente en la cinta. Un tema que se introduce desde el comienzo, durante esa caza que se desarrolla en los créditos iniciales y que nos presenta una pieza cargada de honor, heroísmo y acción.

El elemento electrónico no desaparece en absoluto de la partitura, toda la banda sonora cuenta con elementos de refuerzo y embellecimientos electrónicos que consiguen un tono más moderno y actual, sin perjudicar al estilo general de la música. El más apreciable es el de su instrumentación, especialmente el tono celta que utiliza como elemento de acción y que identifica (por extraño que suene) a los soldados británicos, y que es una adaptación de ‘The gael’ de Dougie MacLean. Con él se desarrolla mejor el tema principal, como muestran las escenas finales de la película. En esas escenas comienza un ritmo creciente sobre el que termina apareciendo el tema principal para concluir de manera brillante el desarrollo de la pieza ‘Promontory’, uno de los momentos más destacados del uso de la música. Ese tono celta favoreció la inclusión del tema de Clannad en la película, una canción completamente fuera de lugar y que el director decidió eliminar en una revisión posterior del montaje de la película.

 

 

Ese continuo proceso de revisión, así como el añadido de nuevas escenas (la edición de la película para uso domestico contiene un montaje diferente de la estrenada en salas) provocó que Trevor Jones no pudiese seguir su trabajo en la película. Aunque su trabajo es el mayoritario (unos 50 minutos de partitura se incluyen en su montaje final), hay varios momentos claves de la película que necesitaron de la incorporación de un nuevo compositor. Años más tarde, Edelman dio a entender que el cambio se debió a diferencias creativas entre Jones y Mann.

 

 

Aunque Daniel Lanois también cuenta con crédito como compositor adicional, su trabajo fue aportar los toques étnicos y folclóricos. Con Jones proporcionando el tema principal y dando cuerpo a los momentos más épicos y de acción de la misma (con homenaje al ‘O fortuna’ del Carmina Burana de Carl Orff incluido), quedaban la mayor parte de los momentos intimistas y personales por reforzar en la historia. Aquí es donde se incorpora Randy Edelman, un compositor con cierta similitud de estilo y forma musical a Jones, que dio un punto más personal, reforzando la parte sentimental de la historia. Sus piezas son mucho menos espectaculares y memorables, pero cuenta con maravillosos momentos, como el desarrollo de la historia de Cora, o el paseo por el río, entre otras escenas. Edelman no tiene problemas en destilar elementos mucho más hermosos y delicados en sus piezas, el contrapunto perfecto al trabajo de Jones con el que se completaron y completando los 30 minutos de música que necesitaba la película. El resultado final es una banda sonora memorable que le dio a Jones su despegue definitivo en el cine comercial

 

 

Ediciones discográficas
La edición original de la banda sonora es fácilmente encontrable y a precios muy asequibles. Tiene muy buen sonido, aunque con el contenido bastante deslabazado y equilibrado: una primera parte con algo más de 20 minutos de las principales piezas de Jones, una segunda con otro tanto de las piezas de Edelman y la canción de Clannad. Años más tarde, Varese Sarabande realizó una regrabación de la partitura que proporcionaba un orden a las piezas y reforzando (como en la película) el material de Jones. La interpretación favorece y refuerza fuertemente el material de Edelman (aunque solo incluye tres piezas suyas), pero parece ser demasiado blando en lo que respecta al de Jones.

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Ambas ediciones sólo recogen aproximadamente 45 minutos del total de la partitura. Aunque el tema principal se repite de manera continua con múltiples variaciones, es una de esas bandas sonoras que podría beneficiarse de una nueva edición más completa y ordenada para apreciar mejor el trabajo de los dos compositores.

 

 

Anterior entrega de Las grandes BSO: “Lawrence de Arabia” (1962), música de Maurice Jarre.

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