Las grandes B.S.O.: “El señor de los anillos” (2001-2003), música de Howard Shore

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“Shore consigue crear su propio guion particular de la historia que complementa perfectamente a personajes, razas y sentimientos que vemos desarrollar en la gran pantalla”

 

Cuando llamaron a Howard Shore para componer la música de la trilogía “El señor de los anillos”, muchos lamentaron que el encargo no recayese en John Williams o Hans Zimmer, pero el incuestionable trabajo del canadiense fue la respuesta perfecta al escepticismo. Lo cuenta Fernando Fernández.

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

“El señor de los anillos” (“The lord of the rings”)
Música de Howard Shore, 2001-2003

 

Lo comentaba en un artículo anterior sobre la serie fantástica “Las crónicas de Shannara”: Peter Jackson y su saga de “El señor de los anillos” consiguió que prácticamente desapareciese cualquier producción de fantasía épica en nuestras pantallas. Y no es nada malo, todo lo contrario. Se trataba de adaptar una de las historias más respetadas y mejor consideradas del género, y Jackson no se dejó nada en el tintero. Aunque a muchos ahora les encante menospreciar su trabajo con la trilogía de “El Hobbit”, ambas son absolutamente maravillosas para los aficionados al increíble mundo creado por J.R.R. Tolkien. Y uno de los elementos que la han convertido en imperecederas es la excepcional banda sonora compuesta por Howard Shore.

Debo ser de los pocos que, cuando se anunció que Howard Shore sería el compositor de la música de las películas, se puso a dar saltos de alegría y soñar con el maravilloso resultado de su trabajo. La tónica habitual entre los aficionados fue la desilusión. Desde que se desestimó la posibilidad de que Wojciech Kilar (compositor de “Drácula”, de Francis Ford Coppola) fuese el responsable, debido a su avanzada edad y el volumen de trabajo que suponía, los foros y las redes sociales se encendieron con comentarios del tipo “esto solo lo pueden hacer Williams, Zimmer, Giacchino, [poned aquí el nombre de vuestro compositor épico favorito]…”. Al anunciar al canadiense Howard Shore las redes se convirtieron en un clamor casi unánime de desilusión y enfado (o sea, lo habitual…). Y es que pocos conocían a Shore más allá de sus oscuros y elaborados trabajos para su compatriota David Cronenberg, aunque algunos lo conocíamos algo más y sabíamos que había mucho detrás.

 

 

Entiendo que los aficionados no estuvieran totalmente convencidos de que Shore fuese el compositor adecuado, sobre todo porque las bandas sonoras que había compuesto hasta entonces nos mostraban a un compositor muy complejo, sutil, y en ciertos momentos poco melódico y disonante, algo que no casa bien a priori con lo que podía esperarse para esta trilogía. Sin embargo, este compositor contaba ya en su haber con trabajos sinfónicos realmente complejos, muy melódicos e incluso una estupenda colección de bandas sonoras para comedias como “Big” o “Señora Doubtfire” que dejaban al descubierto que detrás de este músico que comenzó acompañando a los humoristas del “Saturday night life” había mucho más. El resultado es que las partituras de la trilogía son, simplemente, una de las mejores bandas sonoras de la historia moderna del cine sin ningún tipo de discusión más allá de los gustos personales.

 

 

Uno de los grandes elementos en los que Shore basa su trabajo es el excepcional desarrollo tématico de las bandas sonoras, consiguiendo crear su propio guion particular de la historia que complementa perfectamente a personajes, razas y sentimientos que vemos desarrollar en la gran pantalla. Es prácticamente imposible no disfrutar con la deliciosa música de los Hobbits y La Comarca, ideal para representar a este grupo de pequeños personajes que parecen ser los menos importantes de toda la historia, y con uno de los elementos musicales más vivos y entretenidos de toda la banda sonora. Suponen un contrapunto maravilloso frente a los temas más dramáticos como el de ‘La profecía’ o ‘La hermandad del anillo’, todo un despliegue de técnica y cuidado temático que sintoniza a la perfección con el desarrollo de la historia. Valga de ejemplo la maravillosa variación del tema de la hermandad, con esa voz de niño soprano en el desolador y el triste momento final de la primera película cuando la hermandad se separa. Y no entro a describir ya los impresionantes temas de acción cargados de fuerza y emoción como ‘El puente de Khazad Dum’ y ese acompañamiento impresionante al ‘No pasarás’ exclamado por Gandalf. Tampoco hay que olvidar la maravillosa utilización de las voces, como cuando quiere representar a los espectros del anillo con ese coro sombrío y pesado que carga la música en varias ocasiones. El trabajo y el equilibrio de la partitura en su conjunto es magistral.

 

 

“Las dos torres”

Inquietaba entonces saber cómo Shore iba a trabajar estos desarrollos a lo largo de la trilogía, porque el problema es que la banda sonora pudiese ser excesivamente repetitiva, pero no lo fue en absoluto. No solo no se repite, sino que continúa desarrollando la música a la par que los personajes y la historia. En “Las dos torres”, la música se torna mucho más oscura y dramática en su conjunto, cuando la historia parece llevarnos a un punto en el que el lado del mal está consiguiendo que los acontecimientos avancen para conseguir sus metas. Destaca el mayor uso de las voces para reforzar ciertos desarrollos temáticos: coros masculinos, femeninos, solistas, niños… cualquier elemento vocal es utilizado con su máximo potencial. Entre ellas, la maravillosa voz solista de Isabel Bayrakdarian, Enya, Sheila Chandra o Ben del Maestro, que aportan un torrente de emociones desde la tristeza y melancolía de ‘Evenstar’ hasta el puro terror de la travesía de los pantanos.

Eso no quiere decir que no volvamos a encontrarnos temas ya conocidos, como el de la hermandad o el del anillo, pero en esta ocasión cargados de mucha más fuerza, potencia y dramatismo. Sin embargo, son dos de los nuevos temas los que brillan con su presencia en el segundo capitulo de la saga, sobre todo el compuesto para Smeagol/Gollum, con esa fina línea que separa la tristeza y lo sibilino del carácter del personaje. Curiosamente, no desarrolla el breve motivo con el que aparecía en la primera película, sino que se trata de un tema completamente nuevo y propio que sirve para identificar a esta trágica figura clave de la historia. El otro tema destacado es el dedicado a los Jinetes de Rohan, una pieza estoica, orgullosa y cargada de heroísmo trágico que va a jugar un papel posterior tremendamente importante. Uno de los grandes valores de Shore es ser increíblemente creativo, inventivo y ambicioso, no tiene miedo en probar ideas no convencionales e interesantes. Aquí es donde es fácil percatarse de que su trabajo es mucho más complejo y elaborado de lo que suele ser cualquier otra banda sonora actualmente.

 

 

“El retorno del Rey”

Lo único que quedaba por saber es cómo iba a poder cerrar su trabajo, pero no había nada que temer. Su extenso trabajo de investigación y de atención al detalle es realmente asombroso. La creación de una compleja red de temas y motivos fue absolutamente vital para conseguir convertir el mundo de Tolkien en algo vivo. No solo su partitura para “Las dos torres” mejoraba y ampliaba la música presentada en la primera película; en “El retorno del Rey” vuelve a ir más allá. Lo fácil hubiese sido componer una misma partitura para las tres películas, pero las tres bandas sonoras son, cada una, la evolución lógica de su predecesora, tienen una identidad propia individual, y al mismo tiempo son también parte de un todo mayor. El enfoque fue considerarlas como partes individuales de una sola pieza mayor (como los tres actos de una ópera larga), una maravillosa elección. “El retorno del Rey” es simplemente un increíble final a uno de los más impresionantes trabajos musicales para cine que se han escrito. Simple y llanamente.

 

 

 

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Ediciones discográficas

La mejor muestra de la calidad de dicho trabajo son las ediciones existentes de la música para las películas. Para el aficionado ocasional, las ediciones simples de la banda sonora publicadas por Reprise y fácilmente encontrables (a muy buen precio) son las ideales, con todos los motivos y temas principales presentes. Pero para los grandes aficionados a la saga, las películas y la música, las recomendadas serían las maravillosas ediciones extendidas completas que se publicaron de cada una de ellas, todas con múltiples discos y un deuvedé para disfrutar de la banda sonora en un equipo 5.1. Un auténtico regalo para los oídos, acompañado por diversos libretos y guías de escucha que permiten apreciar los múltiples detalles. Pero sin duda, recomiendo la maravillosa “The lord of the rings symphony”, un espectacular trabajo realizado por Shore en el que recopiló toda la música de la trilogía en un especial arreglo orquestal en seis movimientos (dos por cada película). En ella no solo elabora los temas principales, también permite descubrir otros que podían no destacar demasiado entre la gran cantidad de música de la saga. Una manera diferente de poder disfrutar de una de las mejores composiciones orquestales de este siglo XXI.

 

 

Anterior entrega de Las grandes B.S.0.: “Terminator” (1984), música de Brad Fiedel.

 

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