“La vida no vale nada”, de Leone

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DISCOS

“Contradiciendo a su título, posee valentía, buenas canciones y un cuarteto dispuesto a darlo todo en los escenarios”

 

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Leone
“La vida no vale nada”
CLIFFORD RECORDS

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

No sabía nada de Leone hasta que tuve su disco en mis manos, con ese marinero reventado a hostias y botella en mano en su portada. Bien, bien. Haces sonar el vinilo (que viene acompañado de descarga digital) y las canciones hacen el resto. Unos tipos que citan entre sus influencias a Raphael, Gabinete Caligari y Bo Diddley no pueden hacer nada mal y, de hecho, lo hacen bien. ‘Presidario’ suena como debe sonar el rock español, con influencia anglosajona (hablamos de rock, claro) pero con una voz muy castiza, gotas de surf music pero también con el ritmo que Diddley habría impreso de haber pasado unas vacaciones, máquina del tiempo mediante, en la España de principios de siglo veinte. Mucha destreza la de Leone, todo está tan bien asimilado que llama la atención que se trate de su primer álbum, aunque lleven rodando desde hace unos cuatro años, lo que ha tenido que influir notablemente en que las canciones de “La vida no vale nada” estén tan bien rematadas.

El espíritu del perdedor embriaga cada una de las canciones, de ese al que apenas le queda nada pero que a cambio obtiene perspectiva, tanta como para preparar ese número pop que es ‘Amanecerá’, que  de que son un grupo muy desacomplejado aunque con la decadencia como musa. La influencia del pop sesentero español se asoma en ‘A tu vera’ y la de las baladas del rock cincuenta anglosajón en ‘La nana del caballo chico’, jugando con atmósferas ensoñadoras. En el riff inicial de ‘La puerta abierta’ sí que embiste la influencia de Gabinete y también la del pasodoble, una mezcla no tan rara si se piensa y la cosa se calienta con ‘El inmoralista’, recordando la energía de Loquillo y Trogloditas cuando acometían su mítica versión de ‘La mala reputación’. No todo es tan tenso: en ‘La vida no vale nada’ la cosa se relaja, con un bonito acompañamiento de trompeta y aire de ranchera polvorienta y alcoholizada.

Leone pueden tener un sitio en la escena española y este es un buen primer paso. Con el tiempo batirán aun mejor sus influencias y podrán crecer más, pero “La vida no vale nada” tiene valor. Contradiciendo a su título, posee valentía, buenas canciones y un cuarteto dispuesto a darlo todo en los escenarios. Habrá que seguirles de cerca.

Anterior crítica de discos: “Mismo sitio, distinto lugar”, de Vetusta Morla.

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