La Semana Bizarra 20 – 27 de mayo de 2008

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Leemos, con los ojos desorbitados y las neuronas exaltadas, que Carlos González-Garcés, concejal de fiestas del Ayuntamiento de La Coruña, ha dicho que en la ciudad han decidido no contratar a Bob Dylan «porque no tiene tirón y no ofrece espectáculo». También añadió –y a esto no tenemos nada que objetar, sobre todo porque desconocemos cómo se gasta el susodicho Ayuntamiento los dineros públicos– que dado el caché –que el concejal infla a cinco millones de dólares, cuando está en unos 300.000 euros– «no es socialmente defendible». Pero el concejal nacionalista Henrique Tello tampoco se quedó mudo cuando aseguró que Dylan «viene a tocar y lo hace de espaldas. Llega, no saluda y no toca ninguna canción conocida». Olé por sus cojones, señores políticos.

Según la prensa británica, Paul McCartney ha confesado a sus amigos –que no lo deben ser mucho dada la velocidad con la que ventilan a los medios los asuntos de su «amigo»– que está enamorado de Nancy Shevell, con la que lleva saliendo desde hace unos meses. Ay, Macca es un enamoradizo.

Steven Tyler, el clon de Mick Jagger que lidera a Aerosmith y padre de Liv Tyler, ha ingresado en una clínica de desintoxicación de California por el abuso de «sustancias». Lo mejor, en todo caso, el mordaz añadido de algunos medios a la noticia: ingresó «por su propio pie». Le deseamos a Tyler una pronta recuperación, y que logre salir de la clínica con el mismo pie con el que entró…

Un documental ha puesto de actualidad estos días a la vieja Ruta del Bakalao, hablando de movimiento social, cultural y algunas patrañas más. Lo que no se cuenta es el número de cerebros que dejó en el camino y las vidas, propias y ajenas, que causó en accidentes de tráfico. Nosotros todavía recordamos casos como el de esa familia que una mañana murió al completo –pareja y dos hijos menores–, cuando se dirigían a la playa y el coche que conducían unos tipos que regresaban de «la ruta» chocó contra ellos. Conocimos al único superviviente de ese segundo vehículo. Sabemos de lo que hablamos. Que no nos vengan con películas.

Ya que hablamos de drogas, ahí va una noticia de alcance para rockeros consumidores de cocaína –o lectores aficionados a tal sustancia, que seguro que también los hay–, según el gobierno colombiano, cada gramo de coca que se consume, equivale a cuatro metros de selva destruida. Vamos, que meterse rayotes no es muy sostenible y sí cero ecológico. Francisco Santos, vicepresidente de Colombia, ha declarado en un viaje por Europa para transmitir el mensaje que «De nada sirve conducir un coche híbrido, reciclar la basura, consumir productos orgánicos de lunes a viernes si resulta que el sábado se consume cocaína». La noticia se completa con datos técnicos sobre el uso de productos agroquímicos que se emplean en el cultivo de coca y sus efectos devastadores. Pero como somos de letras, evitamos su reproducción. En todo caso, el mensaje queda claro: No te metas la selva por la nariz.

Una vez conocida la noticia anterior, el sábado por la noche optamos por doparnos viendo el festival de Eurovisión. Qué horror, parece que no pasa el tiempo para tan ofensivo espectáculo. El tal Chikilicuatre, después de tanta ofensa patria, la verdad, es que no desentonaba demasiado entre tal cantidad de basura suelta en semejante viaje en el tiempo: canciones, interpretaciones, cantantes y arreglos se antojan antiguos, casposos, insufribles. Un verdadero horror. Cualquier país civilizado y culto se abstendría de participar en semejante vertedero de mal gusto. Por no hablar de los comentarios de José Luis Uribarri, plenos de naftalina, de un soniquete cansino, de machismo grasiento. Eso sí, como programa de humor, está bastante mejor que algunos «late night shows».

Anterior entrega de La Semana Bizarra.

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