“Conciertos casi acústicos, a cuatro voces, con el único pretexto de celebrar la familia y presentar los arreglos de un extenso ‘Ao Vivo’ titulado ‘Ofertório’’’
Valencia acogió anoche a la familia Veloso capitaneada por Caetano, que ofreció un concierto en los Jardines de Viveros junto a sus tres hijos. Miguel Tébar A. acudió a la primera de las dos citas que lleva a los brasileños por nuestro país. La próxima es el lunes 23 en el Festival Noches del Botánico.
Caetano, Moreno, Zeca, Tom Veloso
Jardines de Viveros, Valencia
19 de julio de 2018
Texto: MIGUEL TÉBAR A. Fotos: PILAR MORALES.
“Alegría, alegría!!!” fue un bordón que usaba Wilson Simonal y que en 1967 dio nombre al corte más destacado en el disco de debut de Caetano Emanuel Viana Teles Veloso, hecho enmarcado como el inicio del movimiento cultural Tropicália. Medio siglo después de aquello, la dinastía Veloso inicia con ‘Alegría, alegría’ su actual gira. Una serie de conciertos prácticamente acústicos, a cuatro voces, con el único pretexto de celebrar la familia y presentar los arreglos de un extenso “Ao Vivo” titulado “Ofertório” (Universal, 2018). Sobre el escenario, Caetano Veloso (voz y guitarra acústica) y tres de sus hijos: Moreno Veloso (voz, guitarra acústica y bajo eléctrico), Zeca Veloso (voz, guitarra acústica, bajo eléctrico y piano Rhodes) y Tom Veloso (voz, guitarra acústica y bajo eléctrico).
“El debutante Zeca, además de ser la revelación vocal de la noche, demostró con ‘Todo homen’ lo que es capaz de emocionar”
Un título, “Ofertório”, compuesto para la abuela paterna de los tres vástagos de Caetano cuando ella cumplió 90 años y que explicó él mismo en medio de una curiosa reflexión sobre la fe de cada cual: “Yo no soy religioso, aunque Moreno me diese convincentes argumentos para pensar lo contrario. Él creo que es… macumbero y está interesado por alguna que otra religión politeísta oriental. En cambio mis dos hijos pequeños dicen ser cristianos. En fin, la compuse poniéndome en la voz de mi madre y ahora la canto poniéndome en la de ellos”.
Una comunión compartida en que el espíritu de los Doce Barbaros, ejemplificado con ‘O seu amor’, pudo sentirse en el rostro del público más atento en contraposición con aquellos que asistieron creyendo salir bailando. Aunque fuese posible por momentos, como demostraron en sendos momentos desde el escenario: Tom lanzado al funk en medio de ‘Alexandrino’, la sorprendente nueva composición de su padre, de Caetano junto al primogénito Moreno interpretando entre ambos ‘How beautiful could a being be’, el explícito regalo que recibió de él a sus 19 años y aunque obligado por su ciudadanía carioca el irresistible samba ‘Tá escrito’ (escrita por Xande de Pilares, antiguo vocalista de Grupo Revelação).
En este último apartado de versiones ajenas, propia de los bises, destaca la ‘Deusa do amor’ que Moreno incluyó en la primera parte de la trilogía X+2 (pero popularizó Olodum), la preciosa ‘Força estranha’ (del aún injustamente mal reivindicado Roberto Carlos) y la floja adaptación de ‘Noche de ronda’ (compuesta por Agustín Lara) como homenaje a nuestra lengua española —la cual, por cierto, utilizaron en todo momento los cuatro Veloso—.
“Un eficaz guión suficientemente ensayado, destila arte por los cuatro costados”
Lógicamente, también hubo momento para que cada cual incluyera en el repertorio común la canción favorita compuesta por alguno de los otros tres y, en dos horas menos cuarto, espacio para los respectivos estrenos exigencia del patriarca. El debutante Zeca, además de ser la revelación vocal de la noche, demostró con ‘Todo homen’ lo que es capaz de emocionar. Tom, el más joven de los tres herederos, hizo lo propio con ‘Clarão’ en un tono muy diferente a su proyecto Dônica, y Moreno, el mayor y más experimentado músico, presentó la inédita ‘Ninguém viu’ justo después de cantar ‘O leãozinho’, declarando lo siguiente: “Nuestro padre me pidió que la cantara y aún no sé el porqué, estando él presente. Aunque sé que es muy conocida yo me la he tenido que aprender, pues nadie nace sabiendo toda la obra de sus progenitores”. A lo que Caetano respondió con cierta autoridad: “Te la pedí porque quise”, obteniendo una réplica que despertó las risas cómplices de los asistentes. “Y a mí como me gusta hacerte feliz te daré el capricho”, concedió su vástago.
Entre tanto artista varón, la presencia necesaria de la figura femenina tuvo su merecido hueco. Desde el título que bautiza el delicado y minimalista espectáculo —una cuerda colgante y un círculo sobre un fondo plano sobre el que se juega con cálidos colores planos, además de los cinco instrumentos— hasta las respectivas canciones dedicadas a las dos ex de Caetano: ‘Não me arrependo’, para la madre de Zeca y Tom y ‘Ela e eu’ para la de Moreno. Esta última cedida en su día a la tía de ellos, la gran Maria Bethânia, al igual que la animada ‘Reconvexo’ que también sonó, justo antes de ‘Você me deu’, aunque obviamente reencarnando a Gal Costa en la delicada voz de Zeca.
La sencilla letra de ‘Um canto de afoxé para o bloco de Ilê’, escrita por un precoz Moreno de 9 años, podría ser un buen resumen para este cercano concierto, que si bien se sostiene en un eficaz guión suficientemente ensayado, destila arte por los cuatro costados.
