La Música de El Mundano: Valor y precio de la música

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La Música de El Mundano:Valor y precio de la música

Texto: ADRIAN VOGEL.


Valor y precio son dos términos distintos, pero relacionados. Para definir “valor” nos puede servir cualquiera de las tres primeras acepciones del DRAE:

1. m. Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.
2. m. Cualidad de las cosas, en virtud de la cual se da por poseerlas cierta suma de dinero o equivalente.
3. m. Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.

Este concepto, valor, aplicado a la música grabada, está por los suelos. Y no es un chiste fácil (por lo del Top Manta). Ahora cuentan más otros aspectos, como los miles de canciones que podemos almacenar en un  mp3 (más de las que podríamos escuchar durante el resto de nuestras vidas). A lo que deberíamos añadir una asombrosa falta de crítica y preocupación por la calidad de reproducción.

El “precio” es el valor económico asignado a un bien o servicio. Lo que pagamos. Nos viene marcado. En cambio el “valor” que percibes o le das a algo, es subjetivo. Y puede no ser compartido por otras personas.

Soy de los que piensa que “el público siempre lleva razón”. Aunque no sea así. Es una perdida de tiempo y energía empeñarse en demostrar lo contrario. Lo cual no implica renunciar a una labor pedagógica (algo a lo que sí han renunciado muchas cabezas pensantes del sector o simplemente se han equivocado de librillo).

¿Cómo se entiende si no la percepción de que los CDs son caros? Y además desde hace años. Probablemente los mismos que llevan sin subir de precio. Hay que recordar las inflaciones anuales, que oscilan entre el tres y el cuatro por ciento, y entonces resulta que en realidad el precio de los CDs ¡ha bajado! Ya sé que se pueden argumentar muchas razones: entre ellas que el precio de partida era alto o que el fondo de catálogo no puede valer lo mismo que las novedades (¿por qué tiene que valer menos el primer disco de Veneno que el último de Bisbal, si el de Veneno es claramente mejor?). El caso es que estas argumentaciones, desde hace más de dos décadas, han calado y permanecido. Pero ya no son válidas desde principios de este siglo. Y en ningún caso, se mencionan dos aspectos que inciden claramente sobre el precio final: el tipo máximo del IVA y el “mark up” de tiendas y grandes superficies.

¿La música grabada no es un producto cultural? ¿Y Pronto y Expansión sí? A tenor de su IVA reducido lo son. Y la música grabada no.

Los márgenes de los puntos de venta son enormes. Sin llegar a los niveles de perfumería, moda, joyería o marroquinería (donde se pueden alcanzar hasta un 300% de subida sobre el precio de compra al proveedor). Tiendas como El Corte Inglés llegaban a incrementar un 100%. Para entendernos: si como discográfica les vendía el CD a 7 euros + IVA, éste aparecía en el punto de venta entre los 15 y 17 euros (sin mencionar los descuentos y promociones aplicables sobre los 7 euros del ejemplo).

Me ciño a la música grabada y en directo. Que son las dos expresiones más fieles de la creación artística y del negocio que se mueve alrededor de la música. Lo demás (camisetas y otras parafernalias) es lo que en el marketing tradicional se conoce como “extensión de marca” y depende de la actividad principal.

¡El precio de las entradas es caro! ¿Corren ríos de tinta al respecto? La respuesta es clara: NO.

Todavía recuerdo el concierto de Metallica en Zaragoza (junio 2004). En el festival, que se montó en el estadio de La Romareda, también actuaron Slipknot y Lost Prophets. La entrada costaba ¡40 euros! Más de seis mil pesetas por estar incómodo y probablemente lejos del escenario. Y si no eras de Zaragoza había que añadir los gastos de desplazamiento y estancia.

Hoy en día, cuatro años después –y omitiendo los astronómicos precios de los Stones– la entradas a festivales oscilan entre los 60 y los 80 euros. Es decir, subidas entre el 50% y el 100%. Muy por encima de la inflación. Si bien es cierto, que Rock in Rio tiene algunos días entradas a 49 euros. Y unos pases VIP a 275 euros por día. Que si compras dos, ¡te regalan el aparcamiento! El cual cobran ¡a 18 euros diarios! ¿Qué políticos –y qué municipio– han autorizado semejante barbarie? Y nadie se ha levantado en armas y presentado las correspondientes denuncias. En su descargo sólo puedo decir que facilitan transporte gratuito en autobús desde Madrid (¿estaba planificado de antes o ha sido la reacción ante la escasa venta de entradas anticipadas?).

Pero con todo, lo más escandaloso es la comisión del 6%, sobre el precio de la entrada, que cobran los puntos de venta autorizados ligados a bancos, cajas o simplemente empresas especializadas (en venta de entradas a espectáculos). ¿Por qué cargan este servicio, que sólo les beneficia a ellos? De entrada, es un claro negocio financiero: recaudando y haciendo caja meses antes del evento. Aparte de poder tener y mover el dinero, permite autofinanciar los gastos de producción y promoción. Y encima te cargan un porcentaje… ¿Se ha escrito y opinado más sobre este tema o sobre el dichoso canon? Creo que conocéis la respuesta.

En resumidas cuentas, el valor de la música grabada es pequeño (prácticamente nulo) y la percepción que hay sobre su precio es la de producto caro. En cambio, el valor de la música en directo es alto y no hay ninguna campaña en contra de sus abusivos precios. Ni tanto ni tan calvo…

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