La Música de El Mundano: ¿Las listas del negocio o el negocio de las listas?

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La Música de El Mundano:¿Las listas del negocio o el negocio de las listas?Texto: ADRIAN VOGEL.


El cine y la música grabada tienen un punto de arranque común: Thomas Alva Edison.

En el cine –por una guerra en la carrera de patentes de la época– “su invento” y sus méritos son compartidos con los Lumiere, Dickson o Eastman,

En cambio en la industria discográfica no hay discusión. Su fonógrafo de 1877 –el del cilindro– es el primer aparato de grabación y reproducción de sonidos (aunque las primeras grabaciones sobre estaño, apenas pasaban de la media docena de tocadas). No temáis, no voy a profundizar sobre las evoluciones y mejoras que conforman la historia de los aparatos analógicos. Sólo un hecho: Edison Records fue la primera discográfica de la historia.

Los del cine y la música aprendimos la teoría del “best seller” de los libros: el éxito llama al éxito. Unido a la afición de los americanos por las listas –y USA es pionera y punta de lanza del cine y la música a lo largo del siglo XX– las cosas se fueron sofisticando. Los del cine aportaron datos: recaudación y número de espectadores. Los de la música incorporamos las cifras en forma de certificaciones (discos de oro y platino) y segmentamos las listas por medios, géneros o formato (tocadas, pop, country, jazz, singles, álbumes, etc.).

En España, AFYVE, la patronal de parte del sector, se transformó en Promusicae (formada por las “majors”–o multis– más algunas independientes). Por tanto, financian el proceso de elaboración de las listas.

Lejos quedan los 60 y los 70, con las listas de Lecturas y Superventas (SER). Sí, había ¡dos listas de ventas! Los datos se recogían por teléfono, llamando a las tiendas. Inicialmente no reportaban cifras, únicamente posiciones. La aparición del código de barras y la informática, mejoraron la recepción de la información. Era más fiable. Menos manipulable (efectivamente, las listas se “trabajaban”).

No conozco mejor ejemplo de “trampa” que el “Tú” de Umberto Tozzi, su segundo single. Tozzi era un autor de éxito para varios compatriotas (italianos) que arrasó con su debut “Te amo” (nº 1 en toda Europa). La expectación era grande ante su nuevo lanzamiento. Olía a pelotazo. “Tú” debutó en el número 1 de la lista de singles ¡sin haberse puesto a la venta! Cuando se conoció el “hit-parade”, los discos todavía estaban saliendo hacia los distintos puntos de venta, desde los almacenes de la CBS en Alcorcón. Los reportes telefónicos reflejaban pedidos iniciales –“la endiscada”– y la bola de nieve “promocional” creada. Pero no las copias despachadas en las tiendas, que era de lo que se trataba. Algunos nos echamos las manos a la cabeza. El responsable del desaguisado contenía su entusiasmo ante tamaña gesta, por el qué dirán…

¿Se “trabajan” ahora?

La aparición de Gallup supuso “la profesionalización” en la elaboración de los más vendidos. Como mencionaba anteriormente, los códigos de barra y la informática otorgaban un plus de credibilidad y fiabilidad (dos elementos indispensables para que ésta herramienta sea eficaz).

Hoy en día es Media Control GFK quien se encarga, semanalmente, de hacer las distintas listas, que ya incluyen descargas de canciones y de tonos. Reciben los datos del 80% del mercado. Y los miércoles al mediodía se envían a las oficinas de las compañías miembros de Promusicae. Usan criterios estadísticos y de penetración de mercado para ponderar el peso de las ventas de cada establecimiento. La muestra pretende ser consistente con la realidad total del mercado y su distribución geográfica.

Pero también ha habido periodos oscuros, marcados por el “apagón informativo”. Las cabezas pensantes de la industria –las mismas que tan “eficientemente” han pilotado la nave hasta su desastre actual– decidieron que había que pagar por tener acceso a las listas. Es decir, pretendían que un arma de marketing se convirtiese en una fuente de ingresos. Obviando –y despreciando la técnica del “best seller”– precisamente la finalidad de una lista de éxitos: difundir buenas noticias.

Las consecuencias no se hicieron esperar. Los medios empezaron a ser reticentes a su difusión y publicación. ¿De verdad pensaba alguien que los medios iban a pagar, por hacer lo que muchos consideraban un favor a la industria?

Pero la cosa fue mas allá de lo que a simple vista parece. Entre esta movida y las vicisitudes de un sector doblemente atacado (el “top manta”, propio del tercer mundo, y la revolución digital, propia del primer mundo) el concepto de desarrollo de artistas nuevos empezó a flaquear.

Antes el “artist development” tenía en las listas un potente aliado. Fuese la de singles o la de álbumes. Porque podías monitorear el progreso en el punto de venta, compararlo con la competencia, incidir en aquellas áreas donde el disco estaba mas fuerte o más débil, informar a medios y clientes, etc., etc. Una herramienta básica (en algunas “majors” incluso había reuniones los miércoles por la tarde, para analizar las listas que llegaban al mediodía).

Parece que estas medidas oscurantistas están pasando a mejor vida. Los primeros destellos fueron con la publicación del Top 10 en medios tan dispares como el Hola o el EP3 de El País. Así como en la web de Promusicae. No ayuda al desarrollo de los nuevos, pero algo es algo. Se recupera al menos la tesis del “éxito llama al éxito”.

La amable Anabel, de Relabel Comunicación –la agencia que trabaja para Promusicae–, me da una buena noticia: “las listas ya son públicas en su totalidad”. No sólo el Top 10. Los días de pretender cobrar por tener la información semanal de ventas, han pasado a la historia. Para bien, me permito añadir. Me informa asimismo que están disponibles desde la web de Promusicae. Me da la impresión que esto debe ser algo así como una exclusiva. Porque esta noticia me la da al día siguiente de decirme lo contrario (“disculpa, pensé que aún no se había suprimido el pago”, me escribe diligentemente). Tampoco lo sabían un par de amigos disqueros (en activo) con los que hablé del asunto. Vamos, una primicia en toda regla.

Ahora que “el negocio” de las listas vuelve a su orientación original, que no es otra que ser las listas del negocio, solo cabe preguntarse, homenajeando a Supertramp: ¿Negocio? ¿Qué negocio?

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