The Who: La epopeya de «Tommy»

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«El pop no puede limitarnos a hacer solo singles. Es como si un director de cine solo pudiera hacer anuncios de televisión. Quiero romper ese fatídico esquema de singles pero de manera que no suene pretencioso ni a música clásica»

 

A finales de los sesenta, The Who ya habían dejado de ser un icono mod. Se disponían a convertirse en una de las bandas más sólidas de la historia del rock. “Tommy”, un disco conceptual que narraba la truculenta historia de un chico sordo, ciego y mudo, les permitió situarse en una posición privilegiada para empezar a llenar grandes estadios con sus shows. Universal reedita este disco de 1969, que para algunos es “la primera ópera rock”, con permiso de otras obras como “S.F Sorrow”, de los Pretty Things.

 

Texto: ÀLEX ORÓ.

 

Cuando a finales de 1968, The Who empiezan a ensayar los temas de “Tommy”, la banda está al borde de la bancarrota. Tras el semifracaso o semiéxito (según como se mire) del elepé “The Who sell out”, el cuarteto se vio obligado a pasarse todo el año de bolo en bolo. Es de las pocas bandas que continúan actuando tres veces cada fin de semana. Si pueden salen de gira ya sea por Europa o a los Estados Unidos. ¿Tenían necesidad los Who de tocar tanto en directo? Parece ser que sí. El acuerdo para desvincularse de Shel Tamy, su primer productor, les privaba de una parte sustanciosa de los royalties de los discos (el más perjudicado era Townshend, obviamente), sus representantes Lambert y Stamp se llevaban su parte pero tenían otros problemas. Por ejemplo, Daltrey a pesar de que todavía no tenía treinta años, ya se había divorciado y su mujer se había llevado una buena tajada de los beneficios acumulados por el cantante y según recuerda el mismo Daltrey “en las giras americanas, las ganancias de la primera semana eran para pagar a los promotores locales, la segunda para pagar las actuaciones promociónales que la compañía americana se llevaba por contrato, la tercera semana para pagar los hoteles, el material técnico y gastos de personal, y, por fin, la cuarta era cuando cobrábamos nuestro caché integro. Había que ser auténticos obreros del rock para pagar los gastos mínimos para mantener a nuestras exmujeres y a sus abogados. Para colmo, las leyes británicas nos obligaban a pagar impuestos por el setenta y cinco por ciento de nuestras ganancias como artistas”.

Pese a esta pésima situación financiera, Townshend, Moon, Daltrey y Entwistle están más unidos que nunca. Creen ciegamente en el nuevo proyecto del guitarra larguirucho: un disco que explique una historia de principio a fin, que sea una especie de obra conceptual. El pop, en palabras del propio Townshend, “no puede limitarnos a hacer solo singles. Es como si un director de cine solo pudiera hacer anuncios de televisión. Quiero romper ese fatídico esquema de singles pero de manera que no suene pretencioso ni a música clásica”.

Tan pronto como el resto del grupo escucha los esbozos de las nuevas composiciones de Pete, se entusiasma con el proyecto (excepto Moon, que inicialmente se siente tentado de unirse a los Led Zeppelin de Jimmy Page). Por primera vez desde su formación, The Who se convierten en una piña y comparten algo más que intereses empresariales comunes. Entre Daltrey y Townshend surge una amistad sincera ¡e incluso salen a cenar juntos!, algo que hasta la fecha no habían hecho. En este sentido, Daltrey explicaba que “el proceso de gestación de ‘Tommy’ significó el renacimiento de The Who. Nos calmamos. Antes toda nuestra energía la dedicábamos a evitar que el grupo se separase pero a partir de ese momento vivíamos en una mayor armonía pese a que manteníamos algunas diferencias”. Pete, además, está en un momento de gran actividad personal y compagina la preparación de «Tommy» con la producción de Thunderclap Newman, una nueva banda que con su single ‘Something in the air’ conseguiría un gran éxito a ambos lados del Atlántico, aunque después nunca más se supiera de ellos.

 

 

 

UN CHICO CIEGO, SORDO Y MUDO

«Tommy» narra la historia de un niño ciego, sordo y mudo (precisamente ese era el título original de la historia (“Deaf, dumb and blind boy”). Estas minusvalías son consecuencia de un trauma que el chaval sufre durante la infancia. Su padre es un oficial británico, el capitán Walker, que es dado por muerto durante la primera guerra mundial. Su esposa estaba embarazada. Da a luz a un niño y poco después entabla relaciones con otro hombre. La tragedia llega a su máxima expresión cuando resulta que el padre de la criatura no estaba muerto (ni tampoco tomando cañas), sino que había sido hecho prisionero de guerra. Vuelve al hogar y encuentra a su esposa cometiendo actos impuros con su nuevo compañero. Los dos hombres se pelean y Walker mata al amante de su mujer, Tommy, que tiene cinco años, lo presencia y sus progenitores lo zarandean, le gritan y le obligan a que olvide todo lo que ha visto y oído y, sobre todo, le exigen que no cuente nada. El crío se lo toma al pie de la letra y se convierte en un niño ciego, sordo y mudo.

El señor y la señora Walker sumidos en el arrepentimiento buscaran una solución para que el crío recupere el habla, la vista y el oído. Pasara por curanderos de inspiración cristiana y de una bruja gitana que intenta recuperarlo a base de drogas y que, además, lo viola para “hacerlo un hombre”. Paralelamente, Tommy sufre abusos por parte de su primo Kevin (que disfruta quemándole con cigarrillos) y su tío Ernie, un pederasta que abusa sexualmente de él (le mete mano por debajo del pijama). Y aunque pueda parecer increíble, el niño tiene una gran habilidad para jugar a la máquina de petacos, el pinball, de la que se convierte en un auténtico experto. Pasan los años y Tommy no sana. Un médico diagnostica que no se curará nunca. Pero el milagro sucede. Un Tommy ya adolescente rompe un espejo que había en su casa y ante el cual durante todos esos años se había detenido delante como si pudiera verse.

Su curación y su condición de rey del pinball le convierten en un ídolo. Miles de jóvenes le encumbran hasta convertirse en un auténtico líder y de ahí a convertirse en un dictador hay solo un paso. El “nuevo” Tommy provoca una revolución de sus seguidores ya que predica la privación sensorial como vía para llegar a la santidad, un mensaje que no acaba de calar entre sus discípulos. El protagonista de la historia debe huir. Se da cuenta de que es un ser normal, minúsculo, y decide emprender una nueva vida.

El repertorio de “Tommy” estaba inspirado directamente en las enseñanzas de Meher Baba, un religioso de origen iraní que pretendía unir todas las religiones del mundo “como si fueran un collar de perlas”. En 1925 decidió permanecer en silencio, una actitud que mantuvo hasta poco antes de su muerte en 1969. “Tommy’ –explicaba Townhsend– es el reflejo de todos los cambios que experimenté en esos años. Estaba decepcionado por la religión tradicional y tenía una gran cantidad de dudas espirituales. Llegué a la conclusión de que el hombre no puede estar limitado a un solo cuerpo, así que me convertí en un místico y un gran conocedor de las obras de Meher Baba. En 1968 eso me ayudó a darme cuenta que la vida no tenía tantas limitaciones como creía”.

El personaje de Tommy es pues un hijo de las enseñanzas de Baba, que afirmaba que vivimos ignorando nuestro yo real y “para penetrar en la esencia de un ser, necesitamos sacar todo el perfume de nuestro talento interior para que sirva de guía en beneficio de otros, por medio del amor, la verdad, la pureza y la belleza. Todas las demás cosas y habilidades de cada uno no tienen realmente importancia”.

 

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«TOMMY», EL DISCO

Pero «Tommy» no es solo un argumento. Es un disco doble lleno de canciones inmensas. A medida que Townhsend iba presentado las nuevas composiciones el entusiasmo del grupo por ellas crecía de manera exponencial como también aumentaba la ambición sonora de Chris Lambert. El manager-productor quería que en las sesiones de grabación además de The Who, participara también una orquesta con la idea de dar más solemnidad al proyecto pero por cuestiones presupuestarias, porque algunos de los arreglos escritos por Townshend no convencían y porque el guitarrista quería hacer un disco de rock, esta idea se abandonó cuando ya se había registrado buena parte del material (aunque algunos temas, como la ‘Overture’, sí tienen orquestación). Quizás por ello el sonido resultante del conjunto del disco resultó algo decepcionante en el momento de su lanzamiento, independientemente de la calidad de las canciones. La voz de Daltrey suena en un excesivo primer plano, que deja al grupo en un segundo término más apagado, lo que le aleja de un buen sonido profesional estándar y le acerca a una producción amateur. El cuarteto siempre ha reconocido este problema del elepé y quizá por ello sacaron al mercado hace unos años una edición remasterizada en cedé y ahora rematan la jugada con esta edición “Deluxe” de 2013 en la que el elepé suena realmente remozado. Así, Townshend se quejaba durante la década de los setenta de que “cuando escuchabas las maquetas originales, estaban llenas de energía pero el disco sonaba plano. Lambert lo mezcló deliberadamente de esa manera y quedó demasiado blando”. Entwistle, aún era más explicito: “las baterías sonaban como si fueran cajas de galletas. No nos dejó doblar ninguno de los sonidos que teníamos previsto. Quizás porque lo quería tener terminado antes de la gira que iniciábamos a finales de abril del 69”.

Instrumentalmente, «Tommy» está construido sobre los acordes que suenan en ‘Overture’, el tema que abre la ópera rock y que se van modificando a lo largo del disco. Descartada la orquestación, el grupo toca sus instrumentos habituales y además el cuerno francés, guitarras acústicas, piano y el órgano.

Por lo que se refiere a la canciones, en un primer grupo, encontramos los temas que en alguna parte del disco cumplen con una función que podríamos calificar como introductoria de alguna de las partes narrativas de la historia (‘1921’, ‘Miracle cure’ o ‘Do you think it’s allright?’) son las más insustanciales, de hecho se encuentran entre las peores que The Who han grabado nunca. Hay otro grupo de canciones de transición como la ya mencionada ‘Overture’, ‘Underture’ y ‘Sparks’, que aunque han sido menospreciadas con frecuencia, en ellas se puede vislumbrar el potencial del grupo a nivel instrumental.

Pero los mejores momentos de la obra se encuentran en temas como ‘Pinball wizard’, en el que la guitarra acústica se funde en un zumbido con la eléctrica hasta explotar. Este tema, que fue el primer single del disco, es el que narra una partida de Tommy contra uno los campeones de la máquina de petacos. La capacidad para enfrentarse a la máquina del millón es una habilidad que Townshend reconoce no haber tenido nunca y que le generaba unas altas dosis de envidia cuando veía jugar a los adolescentes. “Tommy” incluye más temas poderosos como ‘I’m free’, ‘Christmas’, ‘Acid queen’, ‘Cousin Kevin’ o ‘Fidle about’ (estos dos últimas obra de Entwistle) que podrían haber sido composiciones con entidad propia en cualquier otro disco pero que en “Tommy” se acoplan perfectamente para formar un todo. Así ‘Cousin Kevin’ narra las trastadas que sufre el niño ciego, sordo y mudo por parte de su primo; ‘Acid queen’, las experiencias con las drogas, mientras que ‘I’m free’ describe el momento en que el protagonista recupera la vista, el habla y el oído.

«Tommy» salió finalmente a la venta en mayo del 69 y la crítica se deshizo en elogios hacia el disco. Pete Townhsend fue elevado a la categoría de compositor de primera división. Algo parecido ocurrió con Roger Daltrey, un cantante infravalorado hasta la fecha. El disco incluía un libreto con las letras de las canciones, un hecho completamente inusual en esa época. En 1972 apareció un disco con una versión orquestal de “Tommy” en la que participaron Roger Daltrey, Rod Stewart, Merry Clayton, Richie Havens, John Entwistle, Steve Winwood, Richard Harris, Ringo Starr, Maggie Bell, Graham Bell, Pete Townshend, y Sandy Denny. Fue una idea del productor Lou Reizner que, en principio, contó con el apoyo de Townshend que vio la oportunidad de acercarse musicalmente a la idea que inicialmente tenía de “Tommy”, aunque a medida que avanzaban las sesiones de grabación se sintió algo desengañado con el proyecto.

En 1975 se hizo una película basada en el disco, en la que intervenían Elton John, en el papel del “Pinball Wizard”, y Tina Turner como “Acid Queen”. El film fue escrito y dirigido por Ken Russell y también contó con la presencia de Ann-Magret, Jack Nicholson, Eric Clapton y Oliver Reed. Para la banda sonora de la cinta se regrabaron algunas de las partes del disco original de las que el grupo no estaba plenamente satisfecho.

 

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LA REEDICIÓN DE 2013

“Tommy” ha sido reeditado en diversos formatos. Para los fans acérrimos, indudablemente la mejor opción es –si su economía se lo permite– el “super deluxe box set”, que, además de un completo libreto, contiene la edición de 2013 remasterizada, una edición en «Hi fidelity Pure Audio-Blue Ray (5.1 mixes)», 20 demos de los archivos de Pete Townshend y el repertorio completo de “Tommy” grabado en vivo. Dieciocho de estas grabaciones corresponden al concierto que de The Who ofrecieron en el Capital Theatre de Ottawa el 15 de diciembre de 1969. Otros tres temas –’I’m free’, ‘Tommy’s holiday camp’ y ‘We’re not gonna take’– se perdieron en su día y han sido sustituidas por grabaciones de otras actuaciones del mismo periodo. Townshend ordenó en su día la destrucción de las cintas pero el ingeniero hizo caso omiso al líder de la banda. Gracias a esta bendita insubordinación podemos conocer cómo The Who plasmaban en vivo una obra tan compleja como “Tommy”, en la que habían contado con todo tipo de recursos técnicos a la hora de grabarla. La banda suena compacta y sin fisuras. Estaban en un gran momento creativo y eso se plasma en el sonido del cuarteto. Este cedé es el que acompaña a la edición “Deluxe”, que es a la que ha tenido acceso el que suscribe por lo que no podemos comentar nada de las demos de los archivos de Townshend. También se ha lanzado al mercado en formato de doble elepé, como la edición original, y en cedé sencillo.

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