La cara oculta del rock: The Police te estarán vigilando

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«La posesión también fue fundamental durante la grabación del tema. Sting llegó a ser tan posesivo con su canción que apenas dejó participar a sus compañeros Stewart Copeland y Andy Summers»

Con ‘Every breath you take’, Police alcanzó su último gran éxito antes de la disolución. Bajo la apariencia de una canción de amor, este tema esconde una historia de celos, obsesión y control. ¿Fue su inspiración la carta escrita por un acosador?

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Había rechazado interpretar el papel del villano de turno ansioso por conquistar el mundo y acabar con la vida de James Bond en “Solo para sus ojos” (1981), la duodécima película del agente con licencia para matar. Sin embargo, cuando compuso “Synchronicity” (1983), el quinto álbum de Police, Sting se encontraba trabajando justo en el mismo escritorio donde Ian Fleming había escrito las novelas del seductor 007, en su residencia llamada “Goldeneye” situada en Jamaica. Una de las canciones incluidas en este álbum, ‘Every breath you take’, sería un tema fundamental dentro de la carrera del trío inglés.

Esta bonita canción romántica se convirtió rápidamente en una de las preferidas por los fans. De hecho, en una ocasión, una pareja que se cruzó con Sting no dudó en reconocerle la importancia que ‘Every breath you take’ había tenido en sus vidas. “¡Oh, nos encanta esa canción, la elegimos para que sonora en nuestra boda!”, ante este detalle, el bajista solo pudo pensar una cosa: “Bien, buena suerte”.

¿Por qué se mostró tan frío el vocalista de Police al escuchar la tierna historia del matrimonio enamorado? Sting considera esta obra como una canción “muy triste” y esto tiene una explicación: “Fue escrita en un momento de terrible desasosiego personal y tuvo en mí un efecto catártico increíble”. A simple vista, ésta parece una entregada balada romántica, pero detrás de ella hay una historia de desamor, celos e incluso acoso. Una leyenda urbana dice que la letra de ‘Every breath you take’ está sacada de una carta escrita por un acosador que pretendía enviar a su amada víctima. Pero esto no es cierto y no tiene nada que ver con el origen real del tema más popular de Police. Por esa época en la que “Synchronicity” estaba en proceso, Sting estaba atravesando una etapa convulsa y no se encontraba en el mejor momento de su vida. Después de seis años, en 1982 su matrimonio con la actriz Frances Tomelty se fue a pique y el bajista se recluyó en la psicoterapia junguiana para lograr superar el traumático divorcio. Las teorías de Carl Jung tuvieron tanta importancia en él que utilizó el término “sincronicidad” como título del álbum y de dos canciones.

Como suele suceder, la obra de un artista acaba bebiendo mucho de las experiencias personales de su autor, y qué mejor momento que estar pasando una mala racha para encontrar una fuente de inspiración. Así recordó Sting cómo ‘Every breath you take’ apareció en su vida: “Me desperté en mitad de la noche con esa línea en la cabeza, me senté al piano y la había escrito en media hora. La melodía en sí misma es genérica, un agregado de cientos de otras, pero la letra es interesante. Parece una canción de amor reconfortante. En ese momento no me di cuenta de lo siniestra que era. Creo que estaba pensando en el Gran Hermano, vigilancia y control”.

Así que ‘Every breath you take’ no tiene nada de balada romántica. Es habitual que su letra sea malinterpretada, pero ésta no es la canción ideal para dedicar a la persona amada, a no ser que se quiera espantarla. Cada vez que Tomelty respirara, cada paso que ella diera o cada cosa que ella hiciera, su ex marido la estaría vigilando de forma casi enfermiza. La letra más que tierna es siniestra. El vocalista de Police no estaba llevando nada bien su separación y así lo demostraba con esta canción cuyo tema principal es la posesión.

Y la posesión también fue fundamental durante la grabación del tema. Sting llegó a ser tan posesivo con su canción que apenas dejó participar a sus compañeros Stewart Copeland y Andy Summers. No obstante, la guitarra de Summers es lo más característico e inolvidable de este tema, y para el guitarrista, este ritmo fue trascendental: “Con esta frase hago realidad un sueño que puede que haya albergado desde que agarré por primera vez una guitarra cuando era un adolescente: hacer algo, por lo menos una vez en la vida, que dé la vuelta al mundo, crear una frase que sea tocada por guitarristas en cualquier parte, ser el número uno de Norteamérica, ser escuchado en bodas, ‘benei mitzvá’, nacimientos, funerales, ser adaptado en el repertorio de orquestas de viento en el norte de Inglaterra y hacer que mamá y papá se sientan orgullosos”. Sin embargo, el propio Sting le quitó hierro al asunto de la melodía de la canción: “Es un tema típico, un acorde mayor seguido de otro menor, no es original. Hay un millón de temas iguales, pero es innegable el poder de ‘Every breath you take’ porque éramos nosotros, Police”.

La canción supuso la cima del éxito del trío. Police consiguió el Grammy a la Mejor interpretación pop por un dúo o un grupo en 1984. Además, ‘Every breath you take’ ganó el Grammy a Mejor canción del año; lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que en ese año también coincidió con “Thriller” de Michael Jackson y que dicho álbum contenía una magnífica colección de canciones.

A pesar de estar en lo más alto, “Synchronicity” fue el último álbum antes de la disolución de Police. La lucha de egos era demasiado fuerte y la carrera en solitario de Sting, inminente. Al menos, el trío consiguió retirarse en su mejor momento en lugar de acabar quemándose. ‘Every breath you take’ siempre será recordada como uno de los mejores trabajos de Police y aunque haya sido malinterpretada, la musa que la inspiró, Frances Tomelty, captó a la primera su significado y reconoció sentirse “halagada y horrorizada al mismo tiempo”. ¿Cómo se iba a sentir? No importaba lo que hiciese, sabía que su ex marido la estaría vigilando.

Nos veremos en La Cara Oculta del Rock…

Anterior entrega de La cara oculta del rock: Bruce Springsteen, nacido para despistar.



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