La cara oculta del rock: Peter Criss, el Kiss que acabó mendigando como un gato callejero

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Gene Simmons: “Cualquier cosa que escriban sobre ti es buena. Que Peter viviera bajo un puente y no tuviera casa, que Kiss adorara al diablo… No se nos ocurrirían historias mejores que las que se le ocurre a la gente”

 

En 1980, Peter Criss salió de Kiss como un gato que se escapa de su hogar por la noche y, unos años después, pasó a ser un gato callejero. En 1991, la revista “Star” publicó un reportaje que narraba las condiciones insalubres en las que vivía el batería, que se había convertido en un mendigo alcohólico. ¿Cómo pudo caer tan bajo Peter Criss si se sabe que los gatos siempre caen de pie? ¿O no cayó?

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Esta historia comienza con otra leyenda. A principios de los setenta, Gene Simmons y Paul Stanley encontraron un anuncio publicado en la revista “Rolling Stone” que rezaba lo siguiente: “Batería dispuesto a hacer cualquier cosa para triunfar”. Con una carta de presentación así, no podían dejar escapar la oportunidad y respondieron al anuncio. Así contó Simmons este capítulo previo al nacimiento de Kiss: “Llamé al tío por teléfono y, aunque estaba en medio de una fiesta, respondió mi llamada. Me presenté y le dije que estábamos formando una banda y que la banda necesitaba un batería, así que le pregunté si de verdad estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para triunfar. Dijo que sí, desde ese mismo momento”. Por supuesto, el hombre que se encontraba al otro lado del teléfono era Peter Criss.

Una vez convertidos en Kiss, que Peter Criss adoptara la identidad del Hombre Gato resulta significativo. El batería creció en Brooklyn, donde decía que había que tener siete vidas para sobrevivir en sus calles. Cuando entró en la banda más maquillada del rock, Criss ya había utilizado dos de estas vidas: la primera era la del chaval problemático en Brooklyn y la segunda, la del batería itinerante en bandas como Chelsea o Lips. Su tercera vida como batería de Kiss fue la que le otorgó la fama, pero al mismo tiempo le hundió. Según su primera esposa, Lydia Di Leonardo, Peter se tomó su personaje en serio: “Era realmente salvaje, hecho que demostraba tocando la batería de forma muy ruda en Kiss y pensaba que debía hacer uso de esas vidas tanto como fuera posible”. Tanto rock and roll toda la noche y fiesta todo el día acabaron pasándole factura y dejó Kiss. El último álbum de la banda en el que apareció fue “Unmasked” (1980), aunque no tocó en ninguna canción. Fue Anton Fig el encargado de tocar la batería en la sombra para que Criss se llevara el mérito en los créditos.

Peter Criss desapareció de la vida pública. La cuarta vida de este gato servía a la perfección para ilustrar el auge y la caída de una estrella del rock. A principios de los noventa, Criss reapareció. Como no tenía hogar, vagaba sin rumbo por las calles de Santa Mónica, California, y había aprendido que la amistad más fiel y duradera estaba en el fondo de una botella. Mientras el zorro Eric Carr ocupaba la batería de Kiss, el gato Criss vivía como un felino abandonado. La revista “Star” se interesó en la nueva y triste vida del batería y, en enero de 1991, Dave LaFontaine publicó un reportaje bajo el titular “La estrella de Kiss ahora es un vagabundo sin hogar”. Las páginas narraban la patética vida que Peter Criss llevaba después de haberlo perdido todo y de haberse convertido en un alcohólico, y recopilaba varias declaraciones del batería recordando lo que había sido: “Teníamos nuestros propios cómics. Todo el mundo quería saber quiénes éramos. Teníamos muñecos. Todo el mundo quería ser como nosotros. Ahora, nadie quiere mirarme”. Para que el lector sintiera aún más lástima, durante el reportaje, a Criss le preguntaban por sus amigos. “Ya no me quedan amigos”, fue su respuesta. “Solía ver mucho a Ace Frehley, pero últimamente no. Nunca me llevé bien con Gene Simmons. Es difícil llevarse bien con él”. Pero era aún más triste escucharle hablar sobre su día a día: “Solía dormir en mi saco bajo el muelle. Te sorprendería lo calentito que se estaba allí. Pero lo escondí y alguien lo encontró y me lo robó”. Si había una frase que resumía todo el texto era esta declaración: “Antes era el Hombre Gato, pero ahora vivo como un perro”. El autor cerró el reportaje con una bella conclusión para demostrar la labor social de los medios de comunicación: “Peter Criss sigue siendo un prisionero de las calles. Sin embargo, con gélidas temperaturas bajo cero, ‘Star’ llevó a Criss a un motel y permitió que la entonces superestrella pudiera dormir en una cama caliente por primera vez en meses”.

 

Los actores Tom Arnold y Roseanne Barr, que por entonces eran matrimonio, prepararon una campaña para apoyar a Peter Criss y sacarlo del hoyo. Arnold, como buen fan de Kiss, fue hasta el puerto de Santa Mónica para ayudarle: “Vi a un tío con otros diez sin techo rodeándole, como si fueran su séquito, como si fuera Elvis, y pensé: ‘Ese debe de ser él’”. Poco después, Criss volvería a aparecer en televisión, en el programa homónimo de Phil Donahue. Sin embargo, Peter Criss se llevaría una desagradable sorpresa al encontrarse en el plató y delante de las cámaras cara a cara con el auténtico Peter Criss. Aquel Criss alcohólico y arruinado se llamaba en realidad Christopher Dickinson y, durante un tiempo, este mendigo de Santa Mónica recibió una atención que nunca hubiera recibido con su verdadera identidad mientras engañaba a la gente haciéndose pasar por el batería de Kiss.

¿Qué les habría costado a los responsables de la revista haber contrastado primero la información? Según Paul Stanley, él habló con uno de los responsables del montaje: “Recuerdo que me llamó uno de los reporteros y me dijo: ‘¿Es este Peter Criss?’. Yo le dije: ‘Por supuesto que no’, porque vi la foto y no era Peter. Pero lo airearon de todas formas”. Unos días después de publicar el polémico artículo, la revista “Star” volvió a encontrarse con el impostor, que estaba encantado de haber adoptado la nueva identidad: “La gente me invitaba a copas pensado que era él. Otros me pedían autógrafos y yo se los firmaba. Empecé a acostumbrarme a que la gente me llamara Peter Criss. Era una manera fácil de que me invitaran a más copas”. A Gene Simmons, acostumbrado a escuchar todo tipo de bulos, le encantaba que se hubiera publicado una historia como esta: “Cualquier cosa que escriban sobre ti es buena. Que Peter viviera bajo un puente y no tuviera casa, que Kiss adorara al diablo… No se nos ocurrirían historias mejores que las que se le ocurre a la gente”.

¿Y qué opinaba el principal afectado en este asunto? El auténtico Peter Criss se encontraba en Redondo Beach, California. Había comenzado una nueva vida rehabilitado, dejando atrás las drogas y formando una familia con su nueva esposa, la chica de “Playboy” Debra Jensen, con quien tuvo una hija en 1981, llamada Jenilee. Aunque a Simmons le gustara oír chismes sobre ellos, a Criss no le hizo demasiada gracia la historia del ladrón de identidad: “Mi madre se estaba muriendo en aquella época y fue muy difícil para mí porque no quería lidiar con ese tipo en aquel momento, pero los semanarios se estaban divirtiendo: ‘La estrella del rock Peter Criss cae en la desgracia, ahora es pobre y lo ha perdido todo’. Mi madre leyó eso antes de morir y ese fue el motivo por el cual los enjuicié. Y gané mucho dinero, porque estaban equivocados. Fui a debatir con él en ‘El show de Donahue’ para demostrar al mundo que ese no era yo. El impostor estaba allí también. Se asustó cuando entré al programa”.

Peter Criss se reincorporó a Kiss en 1995 para la gira de reunión de la formación original. Los Kiss originales lanzaron el álbum “Pyscho Circus” (1998). Sin embargo, volvió a suceder algo parecido, Criss solo tocó en la canción ‘Into the void’, mientras que Kevin Valentine tocó la batería en el resto de temas sin aparecer acreditado. En la actualidad, es el batería Eric Singer quien ha adoptado la identidad y el maquillaje de Peter Criss dentro de Kiss. Así se refirió el batería original al hablar tanto de sus sustitutos como de los de Ace Frehley: “Da igual quién se ponga cosas en la cara, ellos no son nosotros. Puedes quitarle la máscara al Llanero Solitario y ponérsela a otra persona, pero no será el Llanero Solitario”. En 2008, Peter Criss venció al cáncer demostrando que tiene más vidas que un gato.

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