La cara oculta del rock: Kate Bush, ¿una chica de portada erótica?

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«Aquellas fotos sirvieron para las cubiertas de algunos álbumes piratas, como ‘Dreamtime’, que utilizó una fotografía de la sesión para el dorso del disco»

 

El interés de la revista “Penthouse” de septiembre de 1978 empezó a crecer después de su publicación. Como cabía esperar, en su interior aparecía un reportaje de una chica en paños menores, pero no era una mujer cualquiera, sino que se suponía que era la mismísima Kate Bush. ¿Se prestó la cantante para posar en las páginas de una revista erótica?

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, se quedó sorprendido al descubrir el talento de una niña prodigio de dieciséis años llamada Cathy: tocaba el piano y el violín, componía su propia música y escribía las letras. El guitarrista se involucró con la joven y le ayudó a grabar una cinta de demos con tres canciones para moverlas por las casas discográficas. Para grabar las maquetas, la chica contó con Geoff Emerick, el ingeniero de sonido de los Beatles. No estaba nada mal para una desconocida preadolescente. Era una de las ventajas de tener a Gilmour como padrino.

Con semejante carta de presentación, la discográfica EMI sintió curiosidad por la muchacha. Aunque no tardó en firmar un contrato para la grabación de su primer álbum, su ópera prima tuvo que esperar unos años mientras diferentes profesores de canto, baile y mimo perfilaban el diamante en bruto que David Gilmour había encontrado. En 1978, aquella chica ya no se llamaba Cathy, sino Kate Bush, y a sus diecinueve años podía sentirse orgullosa de tener su primer disco en el mercado, “The kick inside”. Dentro de ese álbum plagado de imaginería fantástica, fabulosa, romántica y sexual, destacaba una canción, ‘Wuthering heights’, un tema inspirado en la novela clásica homónima de Emily Brontë, “Cumbres borrascosas” (1847). La canción se convertiría en un bombazo y Bush sería la primera mujer inglesa en colocarse a la cabeza en las listas británicas.

En el mismo año que Kate Bush disfrutaba de las mieles del éxito, las páginas de la edición europea de la revista “Penthouse”, en su número de septiembre, ofrecían fotografías de una joven desnuda. Que una chica apareciera como su madre la trajo al mundo dentro de esa revista no era ninguna novedad, pero si el lector se fijaba en la cara de la muchacha, en lugar de poner sus ojos en otras partes, se podía llevar una sorpresa. Los rasgos de aquella joven eran similares a los de Kate Bush. Pero la chica no solo tenía una melena y unos ojos parecidos a los de la artista, sino que además compartían nombre: Kate, aunque su apellido era Simmons. Un físico parecido y un nombre similar fueron razones suficientes para pensar que aquella chica que lucía en las páginas como su madre la trajo al mundo era la propia Bush. Pero aún había más. En el texto que acompañaba al reportaje, ya que no hay olvidar que este tiempo de revistas también incluyen texto, Kate Simmons afirmaba ser cantante y comentaba que estaba trabajando en su primer disco. Ese debut iba a ser publicado en el mismo año que el álbum de Kate Bush. Por otro lado, el fotógrafo fue muy avispado al descubrir el parecido razonable entre las dos mujeres e hizo posar a la modelo para la sesión con una imaginería que podía recordar a la de Kate Bush.

Aunque muchos lectores de «Penthouse» y aficionados al pop cayeron en el equívoco, Kate Bush y Kate Simmons no eran la misma persona. Solo fue una casualidad que compartieran rasgos parecidos. La propia Bush también lo desmintió varias veces durante las entrevistas. Sin embargo, aquellas fotos de Simmons sirvieron para las cubiertas de algunos álbumes piratas, como “Dreamtime”, que utilizó una fotografía de la sesión para el dorso del disco.

Del supuesto álbum en el que Simmons estaba trabajando no se volvió a saber nada. Ni David Gilmour se cruzó por el camino de Kate Simmons ni Kate Bush enseñó sus cumbres borrascosas.

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