La cara oculta del rock: El repentino cambio de piel de la chica de Van Morrison

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“Nunca quise ser un músico comercial y de repente ‘Brown Eyed Girl’ me estaba haciendo aún más comercial de lo que era”

‘Brown Eyed Girl’, con su ritmo pegadizo y su letra nostálgica, supuso el debut en solitario de Van Morrison después de su paso por Them. La chica de los ojos marrones de la que trata la canción primero fue una chica de piel morena, ya que ‘Brown Skinned Girl’ era el título original que, según la leyenda, el cantante se vio obligado a cambiar debido a la presión de su discográfica.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.
Después de abandonar Them, el grupo con el que se dio a conocer, Van Morrison decidió volver a su Belfast natal. No tardó mucho en regresar a los Estados Unidos tras recibir una oferta que no podía rechazar de la mano de Bert Berns. Berns y Morrison ya se conocían de antes. Bert Berns era el autor de canciones como ‘Twist and shout’, ‘Piece of my heart’, ‘Everybody needs somebody to love’ o ‘Here comes the night’, tema que popularizó Them y que él produjo en 1964. Poco antes de que Van acabara hasta las narices de su antiguo grupo, Bert había fundado el sello discográfico Bang Records, invitó a Morrison a que visitara su oficina en Nueva York, lo que no hizo fue invitarle al vuelo. “Todos los libros dicen que Berns me pagó el pasaje, pero nunca jamás me pagó nada”, aseguró el cantante.

El equipaje que llevaba el León de Belfast lo formaban sus canciones. Estas composiciones estaban grabadas en una cinta. Eran tomas desnudas, tocadas con una guitarra acústica y con el sencillo acompañamiento de una pandereta, más cerca de Bob Dylan que de los jóvenes furiosos Them. A Bert Berns le encantaron. Aunque quizá no tanto. El 28 de marzo de 1967, cuando Van entró en el estudio para grabar, se llevó una ingrata sorpresa al encontrarse a un equipo de músicos formado por tres guitarristas, un bajista y un batería preparados para tocar con él: “Era como un montaje de gran producción y pensé que buena parte de ello no era necesario”. Aquí comenzaron las diferencias entre Van y Bert. Mientras que Morrison prefería que se le reconociera como artista, músico, compositor, poeta y autor de piezas cuidadas que formaran álbumes conceptuales, Berns quería singles producidos con rapidez y que funcionaran en el mercado a la velocidad del rayo. Así relató Van Morrison estos desacuerdos con su mánager: “Bert quería que escribiera con él una canción que fuera un éxito, pero ese tipo de canción no iba conmigo. Quiero decir, quizá era ese el tipo de canción que a él le gustaba, pero no era el tipo de canción que me gustaba a mí, así que se lo dije. Si quieres ese tipo de canción, tío, deberías intentarlo, forma tu grupo y canta esa canción, pero yo ya tengo mi propio estilo”. Lo que de verdad le molestaba al Morrison era que sus canciones perdieran su personalidad mientras los músicos de estudio tanteaban con los instrumentos: “Todo lo que se les ocurría era que había que utilizar la batería o una guitarra eléctrica, pero se trataba de mi canción y la veía desaparecer delante de mí”.

De esta sesión salieron ocho temas, suficientes para cuatro sencillos, y uno de ellos era justo lo que Bert Berns estaba buscando. La pegadiza ‘Brown eyed girl’, publicada en 1967, fue el primer single en solitario del músico norirlandés. Una canción que hablaba sobre el primer amor, tan difícil de olvidar, y sobre la nostalgia de los días alegres; un tema que confirmaba que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. La lluvia, la hierba, la radio, la cascada, los jóvenes amantes escondidos detrás del arco iris… Con esta colección de imágenes, Morrison recordaba la risa nerviosa y las palpitaciones incontroladas que se sienten al “jugar a un juego nuevo” llamado amor. O mejor, dicho, llamado sexo. El tema coincidió con la época del buen rollo del Verano del Amor y rápidamente se convirtió en un éxito.

Van “The Man” negó que esta conquista de juventud estuviera inspirada en una mujer en concreto: “Se dijo en los medios que yo la había compuesto expresamente para alguien que conocía, pero no era así”. Y a pesar de sus característicos ojos marrones, esta chica no siempre tuvo estos rasgos: al principio, la muchacha de la que habla la canción no tenía los ojos marrones, sino la piel morena. ‘Brown Skinned Girl’ era su título original. ¿Por qué Van Morrison cambió el título de la canción y, por tanto, la piel de su protagonista? La leyenda dice que el joven e inexperto Morrison fue obligado por la compañía discográfica a cambiar el título del tema. La imagen de un chico blanco retozando sobre la hierba con una muchacha negra podía escandalizar a la sociedad de los años 60. Bang Records no estaba dispuesta a fomentar semejante escándalo. Hasta ahí podíamos llegar. Por ello, la discográfica decidió cortar de raíz este amor interracial y Van recordó los ojos de su amada en lugar de mencionar que la tez de ésta era más oscura que la suya.

¿Tuvo Bang la culpa de esta metamorfosis? Vayamos por partes. El hecho de que este tema escalara por las listas de éxitos disgustó al siempre esquivo Morrison: “Nunca quise ser un músico comercial y de repente ‘Brown Eyed Girl’ me estaba haciendo aún más comercial de lo que era”. Durante su periodo en la discográfica de Bert Berns, Van Morrison fue una marioneta obligada a actuar en la televisión realizando “playback” en contra de su voluntad. Su opinión como artista poco importaba; de hecho, un amigo de Van le contó por teléfono que había comprado su primer elepé en solitario, “Blowin’ your mind!” (1967), cuando ni siquiera el cantante sabía que había sido editado. El León de Belfast rugió como nunca cuando se enteró de la noticia ya que no consideraba que las canciones publicadas en el álbum estuvieran terminadas. Y para rematar, la portada psicodélica le pareció un horror. Al músico le hubiera encantado haber podido discutir más con su jefe, pero Bert Berns falleció el 30 de diciembre de 1967 como consecuencia de un ataque al corazón. “Su muerte fue una cosa muy rara. Un día estaba en el despacho, y al siguiente había muerto”, comentó Morrison. La relación con su mánager siempre fue ambigua y llena de altibajos, así definió el cantante su contrato: “Firmé un contrato con Bert Berns para que se encargara de la dirección, producción, edición, agencia y compañía de discos, todo el paquete, lo que significaba mi suicidio profesional, como diría cualquier abogado de hoy en día”. Van sintió que Berns le había engañado y manipulado y, para burlarse de él, el músico escribió canciones como ‘Big time operators’ o ‘Blow in your nose’. El gruñón de Morrison nunca tuvo pelos en la lengua, así que si Bang le hubiera obligado a cambiar el título, él lo habría reconocido y se hubiera quejado.

El propio Van Morrisón explicó que, al principio, la canción era un calipso y que cambió el título «por error”: “Después de que la grabáramos, miré la caja de la cinta y ni siquiera me di cuenta de que había cambiado el título. Miré la caja, que había dejado junto a mi guitarra, y decía ‘Brown Eyed Girl’ en la tapa. Son cosas que pasan”. Así que no hubo censura por parte de la discográfica. Sin embargo, la censura que no pasó ‘Brown eyed girl’ fue la de varias emisoras de radio que pusieron el grito en el cielo cuando Van decía “Sometime I’m overcome thinking ‘bout / making love in the green grass” (A veces me deprimo al pensar / que hacíamos el amor sobre la hierba); esa frase fue reemplazada por “laughing and a running, hey, hey” (reíamos y corríamos), un verso que ya había sonado al principio de la canción. De esta manera, los amantes, en lugar de compartir su pasión de forma explícita tumbados sobre el verde prado, tuvieron que conformarse con pasar un buen rato riendo y corriendo detrás del estadio.

Al propio autor de la canción nunca le convenció su primer éxito en solitario, ya que consideraba su ‘Brown eyed girl’ como una canción de usar y tirar. Varias décadas después seguiría renegando de ella. Según la biografía escrita por Brian Hinton, “Van Morrison. El genial poeta del rock” (Robinbook), esto es una versión censurada de lo que el irascible León de Belfast espetó a su público en un concierto en el King’s Hotel, en Newport: “’Brown Eyed Girl’ es para la hora del almuerzo. Y ahora es la hora de la cena. Es una pena imaginada por alguien (…). Yo hablo sobre el alma. Soy un cantante de soul y canto canciones soul. Blues. A la mierda las listas de pop. No quiero tocar ‘Brown Eyed Girl’. Porque no estoy obligado. Si lo estuviera, me suicidaría”. A veces resulta doloroso recordar cómo fue el primer amor. O el primer éxito.

Nos veremos en La Cara Oculta del Rock…

Anterior entrega de La cara oculta del rock: Syd Barrett, el día que el diamante loco volvió a brillar.

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