Klaus & Kinski: Saltando géneros

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“La mayoría de grupos de este país no me gustan. Pero no tiene nada que ver con la música que practican”

El dúo murciano se encuentra en plena gira de presentación de “Herreros y fatigas”, un tercer elepé en el que los sintetizadores ganan protagonismo, pero que se mantiene fiel a las constantes sonoras que han definido su estilo. Eduardo Guillot los entrevista.

 

 

Texto: EDUARDO GUILLOT.
Foto: BLANCA GALINDO.

 

 
Dos años después de su anterior álbum, fieles a su cita, Klaus & Kinski regresan con “Herreros y fatigas”, un estupendo trabajo que, sin salirse de los márgenes pop, ratifica su versatilidad estilística. «Alejandro lo hace de una manera natural», explica Marina Gómez Carruthers, cantante del dúo. «No planea componer un bolero, simplemente piensa en la canción y le sale así. Quizá lo hacemos porque él sabe y otros grupos no. A lo mejor no tienen la cultura musical o la técnica para abordar distintos estilos», concluye, haciendo una crítica velada a una gran parte de la escena estatal. «Bueno, es que la mayoría de grupos de este país no me gustan. Pero no tiene nada que ver con la música que practican. Triángulo de Amor Bizarro tienen un estilo muy definido y son de mis favoritos. O Los Punsetes. Y Los Planetas, que ahora no, ¿pero cuánto tiempo han estado haciendo lo mismo? Y, sin embargo, me gustan. Cada uno hace las cosas de una manera y tiene sus propios recursos, y eso está bien».

Entre los diversos géneros abordados en el disco, destaca el tono krautrock de ‘Contrato’. «No es la primera vez que tiramos en esa dirección», afirma Alejandro Martínez, la otra mitad de Klaus & Kinski. «Se habla mucho de krautrock, pero, en todo caso, la canción destila el género a partir de Stereolab, que hacían pop tomando la rítmica motorik y también tenían voz de chica».

Y pasan de Alemania a España con ‘Sacrificio’, digna de Isaac Albéniz. «Cuando hablamos de pop, nos referimos al pop alternativo, pero usar elementos costumbristas o del folklore tradicional lo lleva haciendo mucho tiempo la música comercial y la canción melódica. Durante los noventa, la gente cantaba en inglés y se fijaba en grupos anglosajones, pero eso ya está superado, así que si te gusta el folklore, ¿por qué no utilizarlo? A mí me interesa, tengo formación clásica y a los catorce años tocaba la bandurria. Pero, aún así, sigue siendo una parte muy pequeña de lo que hacemos, porque el 95% del contenido de nuestros discos es de influencia anglosajona, lo que pasa es que ese porcentaje, aunque sea tan pequeño, llama la atención».

En el fondo, es una cuestión técnica. O ideológica. «Hay géneros que denotan caspa, pero si los reduces a lo meramente técnico y musical, ¿qué tienen de malo? No soporto a Isabel Pantoja o a Rocío Jurado, pero me gusta la copla que hacía Carlos Cano, que era más serio, más sobrio, desprovisto de ese aura de tontuna, y cuando digo tontuna me refiero a la carga ideológica. Son cuestiones bastante técnicas como para juzgarlas».

Tampoco han cambiado en lo que respecta a las letras de sus canciones, tan elaboradas como de costumbre. «Al cantar en castellano, es inevitable que la gente se fije en ellas, y lo asumimos, porque son lo más delicado. Si en alguna cosa te puedes sentir inseguro es a la hora de escribir, porque es como radiografiar tu alma, y eso te genera cierta ansiedad. O denotas inteligencia o estupidez, pero hay que ser honesto, escribir con un mínimo de calidad que te permita sentirte seguro. Y en esas estamos».

En cuanto al modo en que visten las canciones, en “Herreros y fatigas” hay más teclados que nunca. Y existe una explicación: «Sí, en este disco hay mucho sintetizador, porque hemos asumido la experiencia de componer y arreglar las canciones sabiendo que luego las tenemos que tocar en directo, y pensando en la formación de que disponemos para hacerlo. Como contamos con una violinista, escribimos arreglos de cuerda. Y con los teclados pasa lo mismo. No somos un grupo de electrónica, pero de alguna manera, en la forma, lo parecemos, porque en el fondo somos un grupo pop, pero la manera de funcionar se parece a la del productor de electrónica: Yo trabajo en casa, en un estudio casero, y en cuestiones de sonido me gusta usar sintetizadores y experimentar con la electrónica».

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