John Mayall: El maestro sigue en la carretera

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«Desde luego me siento muy feliz de gozar de la reputación que tengo, y me enorgullece poder seguir en continuo movimiento, siempre de gira, siempre hacia adelante»

 

Padre espiritual y maestro de varias generaciones de guitarristas de blues británicos, el legendario John Mayall, a sus 80 años, está girando esta semana por España.

 

 

Texto: JAVIER MÁRQUEZ SÁNCHEZ.

 

 

John Mayall nació en Macclesfield (Reino Unido), el 29 de noviembre de 1933. Fue uno de aquellos jóvenes británicos de los sesenta seducidos por el blues que llegaba a la isla procedente de Estados Unidos. En realidad, fue mucho más que uno de ellos. Su banda, los Bluesbrakers, se ha convertido en sus cincuenta años de historia en una impagable cantera de grandes músicos del género. Eric Clapton, Peter Green, Jack Bruce, John McVie, Mick Fleetwood, Mick Taylor, Harvey Mandel, Coco Montoya o Buddy Whittington son solo algunos de ellos.

El pasado año, con ocasión de su ochenta cumpleaños, Mayall se embarcó en una gira internacional con la que asegura que es la mejor formación de los Bluesbreakers. Con ella anda estos días por España, dentro del ciclo Leyendas con Estrella, donde arrancó el pasado 1 de marzo en Zaragoza. Tras pasar por Avilés, Bilbao, Madrid y Málaga se despide el viernes 7 en Girona.

Una treintena de discos de estudio y una docena de directos en este medio siglo en la carretera respaldan la leyenda de la gran figura blanca del blues. No obstante, a esta nueva gira quizás le sobre algo de virtuosismo a cambio de un poco más de corazón.

 

 

¿Cómo acabaste en los territorios del blues, qué te atrajo de esta música frente a otros sonidos que tenían más fuerza en aquellos momentos?
Bueno, cuando era niño en mi casa siempre sonaba música. Crecí con el tocadiscos de mi padre siempre sonando. Y siempre sonaba blues. Aquella música me emocionó y no dejó de hacerlo nunca. Cuando hoy escucho blues siento exactamente el mismo pellizco que entonces.

Pero no debía de ser solo una cuestión familiar, hubo toda una generación de jóvenes británicos de los sesenta que despuntaron en el blues.
Nos llegaba mucha música desde Estados Unidos. Yo diría que nos llegaba toda su música, todos los sonidos. Puede que a otros les emocionasen otros géneros; lo que a nosotros nos dejaban sin aliento eran las melodías de blues originales.

¿Por ejemplo?
Sonny Boy Williamson fue el primero que me noqueó. Podía pasarme horas escuchándolo. Luego llegué a John Lee Hooker. Howlin’ Wolf, Chuck Berry, Muddy Waters, Ray Charles… Eran días grandes para el blues. Podías escuchar a los mejores, y con algo de suerte, verlos en directo.

Si hablamos de grandes del blues, ya de una siguiente generación, es imposible obviar que por tu banda, los Bluesbreakers, han pasado algunos de los mejores y más influyentes bluesmen de las últimas décadas, desde Eric Clapton a Jack Bruce, Peter Green, Mick Taylor o John McVie. Eso te convierte en un maestro de maestros.
Siempre me he sentido orgulloso de mi papel como líder de la banda y hace tiempo que acabé viéndolo como algo natural. Como bluesman acabas aprendiendo a reconocer a otros músicos en tu sintonía, con los que sabes que vas a conectar y poder hacer algo bueno juntos. Puede ser que tenga buen ojo para el talento. No sé, me resulta divertido que me hayan preguntado esto tantas ves y que siga sin poder responder nada más original. Tal vez no haya nada más.

Al repasar esa extensa carrera, acompañado de tantos músicos excelentes, ¿hay momentos de los que estás especialmente orgulloso?
Desde luego me siento muy feliz de gozar de la reputación que tengo, y me enorgullece poder seguir en continuo movimiento, siempre de gira, siempre hacia adelante. Uno se siente genial por haber trabajado tan duro y creo que la recompensa es tener la banda que me acompaña desde hace cinco años, la mejor que he llegado a reunir.

Gran guitarrista y maestro de bluseros. ¿La definición del mejor guitarrista?
¿En este momento? Rocky Athas, mi guitarra solista, diría que reúne actualmente todo lo hay que tener.

¿Y si te preguntara el mejor guitarrista de…?
¡Volvería a decirte Rocky Athas!

¿Como se prepara un set list con un catálogo tan amplio como el tuyo?
Lo hago igual desde hace años. Intento combinar temas antiguos y nuevos. Intento que ningún día sea igual al anterior. Para eso necesitas una gran banda, desde luego. En la gira actual, por ejemplo, incluyo siempre dos o tres temas del nuevo disco. Por cierto, creo que llevo en la maleta un par de copias de ese nuevo trabajo que venderé y firmaré encantado antes y después del show.

¿Cómo te sientes al interpretar en el escenario canciones como ‘Parchman farm’ o ‘Room to move’, que te acompañan desde hace tantos años?
Ese tipo de canciones no las toco cada noche. Por suerte tengo muchas canciones clásicas para el público. Las selecciono según me siento antes de cada concierto. Es genial que las canciones puedan mantenerse vivas durante tanto tiempo. Cada vez más vivas, a veces. Eso es blues.

Siempre es interesante escucharte cantar temas como ‘The laws must change’ o ‘Nature’s disappearing’, dos de las diversas composiciones que tienes con trasfondo social, algo que no es tan habitual en el blues actual como sí lo era en el de los años treinta o cuarenta.
La naturaleza del blues es reflejar los sentimientos de un hombre sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea. Está claro que una sola persona no puede cambiar ese mundo, pero supongo que toda ayuda cuenta. Eso es lo único que me importa. Por eso canto esas canciones. En mi nuevo disco de estudio –»A special life», el primero en cinco años– hay contenidos políticos, sobre todo en la canción ‘World gone crazy’. Creo que no hay mucho que explicar al respecto.

Esta gira con la banda que te acompaña desde hace cinco años, ¿tiene fecha de fin próxima?
Me encuentro muy cómodo tocando con estos músicos. Hemos trabajado mucho para conseguir tocar como lo hacemos y el premio es ese, la propia banda. Así que pienso seguir disfrutando de ella durante todo el tiempo que sea posible. No hay más en el horizonte.

¿Por qué seguir? Después de tantos años en la carretera, ¿cuál es el motor para continuar siempre adelante?
Creo que el secreto que hace grande a una banda y la anima a no dejar de avanzar es la relación entre los músicos y la interacción entre ellos, que en nuestro caso puedo decirte que es algo verdaderamente increíble. Puedo asegurarle a quien venga a escucharnos que va a emocionarse con lo que le ofreceremos.

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