Iván Ferreiro: Desde la playa vacía

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“Se da la vuelta, mira a través de la enorme cristalera hacia el mar y lanza un grito que todos allí conocen: ‘Desde aquí, desde mi casa, veo la playa vacía…”. Efectivamente, es ‘Turnedo’”

 

Con su próximo disco a punto, y rompiendo su encierro, Iván Ferreiro paseó sus canciones por varias playas norteñas. En su concierto Live the roof, al borde de la playa donostiarra, estuvo Javier Escorzo.

 

Iván Ferreiro
Sala Bataplan, San Sebastián
29 de julio de 2016

 

Texto y fotos: JAVIER ESCORZO.

 

El plan es perfecto. Imagínense: una ciudad tan hermosa como solo San Sebastián en verano puede serlo. Buena temperatura. En la playa de la Zurriola todavía resuenan los ecos de la voz de Gloria Gaynor, que ha sido uno de los grandes nombres del festival de jazz de este año. Un poco más adelante, en la Concha, está la discoteca Bataplan. En su terraza está previsto que actúe Iván Ferreiro dentro del ciclo Live the Roof, que lleva años celebrando conciertos de artistas nacionales en las azoteas de distintas ciudades de nuestro país. En San Sebastián, sin embargo, la organización decide trasladar la actuación al interior de la discoteca ante la posibilidad de lluvias y, sobre todo, debido a la gran cantidad de público que arrastra Iván (en la terraza caben ochenta personas). Aún así, el espíritu recogido del ciclo se mantiene, y nada más se ponen en circulación ciento ochenta entradas, que literalmente vuelan nada más salir a la venta. Con todos los ingredientes bien dispuestos, lo único que falta es un cocinero capaz de convertir la velada en algo mágico. Y allí está el gourmet Iván Ferreiro acompañado por su hermano Amaro (mucho más que un simple pinche de cocina, su nuevo disco, “Biólogo”, lo atestigua).

 

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Saludan y se presentan como As Ferreiro, el nombre bajo el que empezaron a actuar justo después de que Iván abandonase Piratas. Entonces su única pretensión era divertirse cantando canciones de Alaska y Dinarama, Andrés Calamaro o José Luis Perales. Han pasado trece años y ahora se divierten cantando canciones de sus cuatro discos de estudio (cinco si contamos el breve elepé “Las siete y media”). Abren fuego con ‘Me toca tirar’, ‘Jet lag’ y ‘Tristeza’. Amaro toca la guitarra acústica y hace coros; en ‘Alien vs. Predator’ canta la parte que en el álbum interpreta Julieta Venegas. Iván se ocupa del teclado y anuncia la primera zona sucia del repertorio, la zona sucia sucia del corazón. Puede ser un guiño al automovilismo o puede ser un guiño al disco de su amigo Nacho Vegas; el caso es que se ponen serios para ejecutar una apasionada versión de ’Extrema pobreza’. Después llega la zona sucia social, esta vez con ‘Ciudadano A’, una canción escrita hace más de diez años pero que, según su autor, sigue estando vigente. Uno de los pocos guiños a Piratas sucede con ‘El equilibrio es imposible’, y las caras tristes de la canción se convierten en caras felices y manos que aplauden con fuerza al terminar.

La actuación discurre de manera distendida. El formato acústico y la cercanía del público invitan a ello, así como el hecho de que Iván no esté presentando ningún disco. El nuevo saldrá a la venta después del verano (se titulará “Casa”), así que en este concierto está relajado y se permite licencias en el repertorio, como una poco habitual ‘Canción sin compasión’, un tema menor que para él siempre será mayor, según dice, o ‘Dies irae’, una de las tres canciones que escribió para la banda sonora de las novelas negras “Versos, canciones y trocitos de carne”, de César Pérez Gellida, y que originalmente grabó con Enrique Bunbury y Santi Balmes de Love Of Lesbian. El gallego vuelve a terrenos conocidos con la acelerada ‘Cómo conocí a vuestra madre’, que cuenta con una estruendosa participación del público en las palmas.

 

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El escenario apenas levanta un par de palmos del suelo y la primera fila está a menos de un metro de distancia de los artistas. Más que un concierto al uso parece una actuación en el salón de una casa, por lo que Iván dice que va a prescindir de la engorrosa parafernalia de los bises, el rito de retirarse al camerino para volver después de que el público lo haya reclamado. Y sin bajarse del escenario se arranca con ‘SPNB’, ‘Canciones para el tiempo y la distancia’ y ‘Piensa en frío’, dedicada esta última a la gente de Get In, la agencia de management radicada en San Sebastián con la que lleva trabajando desde los tiempos de Piratas. Juega con la letra de la canción y dice que gracias a ellos lleva tantos años “rompiendo las barreras del sonido”. Después suenan las primeras estrofas de ‘Diecinueve’, el tema de Maga. Al terminarlas se da la vuelta, mira a través de la enorme cristalera hacia el mar y lanza un grito que todos allí conocen: “Desde aquí, desde mi casa, veo la playa vacía…”. Efectivamente, es ‘Turnedo’, el single que dio inicio a su carrera en solitario y con la que hace un nuevo intento de decir adiós.

Pero como acaba de cantar, no tiene valor para marcharse. Su hermano Amaro se retira y le deja a solas en el escenario, y sentado al piano interpreta una delicada versión de ‘Me dejó marchar’, del último disco de Coque Malla. En Bataplan la canción suena más desnuda, sin cuerdas, pero igualmente emocionante. La amistad que les une viene de lejos, igual que la admiración mutua que se profesan. Coque citaba al gallego como una de las principales influencias para grabar “La hora de los gigantes”, el disco con el que comenzó a desarrollar su actual y muy fructífera etapa en solitario. En ese momento, el músico avisa de que hemos llegado al final, y para despedirse elige ‘Años 80’, una canción de la que siempre ha renegado pero que, diga lo que diga su autor, es uno de los grandes clásicos del pop rock español. Y como tal es recibida y celebrada por el público, que corea en solitario el último estribillo.

 

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El “ya terminé” del final de la canción se convierte en un mal presagio. El vigués se levanta de su piano y se despide, llevándose la mano al corazón. Ha sido emocionante, desde luego que sí. También para el público, que aplaude y pide más canciones. Pero no hay tiempo para más. De hecho ha tenido que acortar el repertorio que había preparado para esta noche, prescindiendo de dos himnos de su antigua banda, ‘M’ y ‘Promesas que no valen nada’. Es muy revelador que las canciones elegidas hayan sido precisamente esas; demuestra hasta qué punto el gallego ha sabido sobreponerse al éxito de Piratas, algo que parecía ciertamente complicado. Iván Ferreiro ha construido un cancionero sólido que en septiembre seguirá creciendo con la publicación de “Casa”. ¿Otra muestra de su poderío? En diciembre actúa en el Barclaycard Center de Madrid. El concierto se ha anunciado sin que el disco esté a la venta, algo poco habitual. Pese a ello, las entradas se están vendiendo a muy buen ritmo, así que dense prisa si no quieren que se lo cuenten.

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