Historias de festivales: Un coche, una boda y un viernes en Woodstock

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«Había nacido una cultura nueva y todos estábamos excitados por las posibilidades que flotaban en el aire, por la idea de que estábamos creando un mundo nuevo o al menos cambiando el que habíamos conocido»

 

El viernes 15 de agosto de 1969, Willie Nile iba de camino a la boda de su hermano mayor. Nile, su novia y un amigo tomarían una decisión sobre la marcha, se acercarían a ver cómo era ese festival del que todo el mundo hablaba. No verían a The Who, pero disfrutaron del sueño hippie que supuso el festival de Woodstock y de las actuaciones de Joan Baez, Richie Havens, Tim Hardin o Arlo Guthrie.
 

 

Una sección de ALFONSO CARDENAL.

 

La vida está repleta de giros de guion maravillosos, de sorpresas que brotan de la nada, de decisiones arriesgadas con consecuencias deliciosas. En los viajes los virajes y los giros desembocan en nuevas aventuras que pueden llevar a uno a lugares tan míticos como el festival de Woodstock, aquel experimento en una granja de Nueva York que acabó siendo la guinda perfecta de una década en la que los jóvenes estadounidenses soñaron con un mundo mejor.

“Si tuviera que elegir un festival del mundo me quedaría con Woodstock”, contesta con rotundidad Willie Nile (1948) cuando le pregunto por un festival inolvidable. Nile acaba de levantarse en Monzón, Huesca, y se muestra cercano y amable, dispuesto a recordar para nosotros aquel viaje del verano de 1969 que le llevó, por cosas del azar, a presenciar el festival más mítico de todos los tiempos. Nile se encuentra girando por España presentado «American ride», un álbum intenso y rockero del que el músico se muestra orgulloso.

“Mi hermano mayor se casaba cerca e íbamos de camino en coche», explica Nile. En el coche viajaba el guitarrista, que entonces tenía 21 años, su novia y un amigo de ambos. «Recuerdo que mi chica nos dijo que había un festival cerca en el que tocaban muchas bandas. No sabíamos mucho más, ahora es común lo de los festivales pero entonces era algo novedoso. Ni siquiera sabíamos qué grupos iban a tocar”, añade Nile. El festival más recordado de todos los tiempos nació de la improvisación y el boca a boca desbordó todas las previsiones juntando a cerca de medio millón de personas venidas de todo el país.

 

«Recuerdo que me impactó ver a tanta gente, miles y miles de personas que intentaban llegar a los escenarios. Nunca había visto a tantos jóvenes juntos», confiesa el cantante. Nile y sus compañeros llegaron a Woodstock el viernes por la mañana y solamente verían los conciertos de aquella jornada. «Arlo Guthrie estuvo genial, también aluciné con Joan Baez, que estuvo maravillosa, vimos a un grupo africano del que no recuero su nombre», detalla Willie al teléfono. «Tocaba  también mi amigo Richie Havens, que murió hace poco. Era un joven genial, un tipo amable, maravilloso. Era un gran amigo, luego tocaríamos juntos y años después llegó a grabar una versión de mi ‘On the road to calvary’ que me gustaba mucho. Estuvo genial en el escenario, la gente estaba alucinando, fue un concierto espectacular y difícil de olvidar».

Aquel giro, aquella decisión improvisada, ese dejarse llevar, los había encaminado a Woodstock. «Enseguida nos dimos cuenta de que aquello era especial, había una energía brutal en el ambiente», detalla Nile. «Había nacido una cultura nueva y todos estábamos excitados por las posibilidades que flotaban en el aire, por la idea de que estábamos creando un mundo nuevo o al menos cambiando el que habíamos conocido», añade.

Los conciertos se iban sucediendo y Nile y sus compañeros deambulaban por el recinto viendo a los músicos, charlando, dejándose empapar de aquella experiencia pionera, de toda esa gente venida de todos los rincones del país, de la música que les unía generacionalmente. «Sabíamos que era especial y que sería recordado para siempre. Fue algo espontáneo, había tanta gente que tuvo que ser gratis, había una sensación de que el mundo estaba cambiando», insiste el músico.

Al día siguiente había que seguir el camino, llegar a la boda que habían aparcado por la música. «Me quedé con ganas de ver a The Who, que eran una de mis bandas favoritas. No sabía entonces que años después pasaría un mes de gira con ellos abriendo sus conciertos». Mientras ellos se iban miles de personas seguían llegando, o intentando llegar al festival. «El sábado la noticia era nacional y estaba en todos los lados, era un fenómeno».

El tiempo no ha erosionado aquellos recuerdos. “Tengo recuerdos muy nítidos de aquel festival y de la actuación de Havens”, explica. “Me preguntan mucho sobre esos días, sobre la idea de que al final no cambiamos tanto el mundo pero aquello fue increíble y nuevo, no cambiamos el mundo pero sí fue especial”. Después de aquel festival, Nile ha pasado por otros como músico. “Ninguno ha sido como Woodstock, no he vuelto a ver esa energía en ningún lugar y eso que a mí me gustan los festivales, tocar en ellos. En los festivales hay mucha gente diferente, de distintas edades, y es un sitio ideal para dar a conocer tu música, hay un clima diferente al de los conciertos, pero ninguno igual al de Woodstock”, explica Nile desde Huesca antes de meterse en el coche y volver a la carretera, a los escenarios. La vida de Willie Nile está repleta de historias como la de Woodstock, recuerdos y retratos de una época llena de una energía especial.  “Algún día escribiré mi historia, cuando tenga tiempo”, concluye Willie a modo de despedida.

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