“Heart Shaped Mountain”, de Ha Ha Tonka

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DISCOS

“Vuelven a situarse en ese cruce imposible entre el indie rock norteamericano y la música sureña”

 

ha-ha-tonka-17-03-17

Ha Ha Tonka
“Heart Shaped Mountain”
BLOODSHOT RECORDS / BERTUS

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Me cuesta entender mucho lo de Ha Ha Tonka. El misterio del éxito lo llaman algunos. Una ecuación tan compleja que todavía aún nadie ha logrado resolver y que, probablemente, no acabe resolviéndose nunca. Porque los de Ozark, Missouri, lo tienen todo para triunfar. Por un lado, aportan esa dosis de autenticidad que a todo fundamentalista le gusta encontrar en las propuestas musicales, peor por otro tienen también ese poso comercial que los hacen carne de festivales, sea cual sea el estilo. Su anterior trabajo, “Lessons”, publicado en el 2013, daba fe de todas y cada una de estas palabras. Era adictivo pero honesto. Tan auténtico como superficial. Solo dependía del prisma con el que quisieras tomártelo. Un disco que, por cierto, fue la excusa para tener a la banda por nuestro país con un interés simplemente aceptable por parte del público. Cuatro años después me sigo haciendo cruces.

Ha pasado el tiempo. Demasiado, probablemente. Uno pensaba que quizá los Ha Ha Tonka hubieran abandonado ante el ninguneo mediático que su música no merecía. Observar como otras bandas con mucho menos empaque e infinita menor calidad llenaban escenarios y hacían sold outs a todas luces incomprensibles para el que escribe no hacía sino ahondar en la herida. Ni siquiera la prensa los trataba bien o, mejor dicho, salvo honrosas excepciones ni los trataba. Pero afortunadamente ellos seguían ahí, manteniendo sus trabajos “ordinarios” y preparando las canciones de su quinto larga duración, “Heart-Shaped Mountain”. Y lo han vuelto a hacer. Han conseguido volver a plasmar en un disco esa doble vertiente inicial que citaba y con la que, probablemente, obtendrán los mismos resultados.

Vuelven a situarse en ese cruce imposible entre el indie rock norteamericano y la música sureña, “donde Alabama se cruza con Arcade Fire”, dice su nota de prensa. Diez canciones en las que Brett Anderson, James Clare, Brian Roberts, Lucas Long y Mike Reilly vuelven a poner de manifiesto lo injusto de este circo. Con tonadas que suenan a veces a Bruce Springsteen, otras a rock universitario, algunas a pop chiclé y otras a unos Replacements countryficados. Incluso tienen espacio para el blues del Delta, y así cierran el álbum, con ‘Telluride’. Como si al final en las raíces estuviera la esencia del viaje. Un viaje que afortunadamente estamos haciendo con ellos. Que dure.

Anterior crítica de discos: “Hits and Pieces. The Best of Marc Almond & Soft Cell”, de Marc Almond.

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