Ha muerto Lou Reed, una de las figuras más influyentes del rock

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Lou Reed, una de las figuras más influyentes de la historia del rock, ha muerto hoy, a los 71 años. Se desconocen las causas del fallecimiento, pero en mayo se sometió a un trasplante de hígado. Reed fue el líder principal de The Velvet Underground, una de las formaciones más decisivas del rock, cuyo primer álbum, el esencial «The Velvet Underground & Nico» se publicó en 1967.

Su carrera siempre estuvo rodeada de un componente intelectual y cultural que superaba lo meramente musical. De hecho, en los últimos años, era habitual que visitara los escenarios con más frecuencia por sus lecturas poéticas que por los conciertos de rock.

Lou Reed, de nombre real Lewis Allan Reed nació el 2 de marzo de 1942 en Brooklyn, Nueva York. Aficionado al rock and roll desde adolescente, su carácter introspectivo y problemático le llevó, por decisión de sus padres, a visitar centros mentales, viéndose sometido a terapias como el electroshock. Sus primeros pasos le encaminaron hacia la escritura, así ingresó en la Universidad de Siracusa, donde quedó impactado por el profesor Delmore Schwartz. Ese fue un periodo decisivo de su formación, interesándose por la música experimental contemporánea y el free jazz, que marcarían para siempre su manera de entender la música.

 

Instalado en Nueva York, en 1964 fue uno de los fundadores de The Velvet Underground, junto al imprescindible John Cale, al que había conocido en el grupo previo The Primitives. A ellos se unieron Sterling Morrison y Maureen Tucker. El grupo nació como una formación de rock de vanguardia, cercana al artista plástico Andy Warhol, quien diseñó la portada (la del plátano) del primer elepé del grupo, «The Velvet Underground & Nico», y se erigió en manager de la banda; para entonces la modelo y cantante Nico se había sumado al proyecto.

En 1968, Reed se deshizo de Warhol (con el que nunca congenió del todo) y Nico, y el grupo comenzó la grabación de su segundo álbum, «White light/White heat», que editado ese año fue otra obra maestra: en él, la banda desarrolló todas sus posibilidades sin influencias externas, firmando un trabajo de una extraña crudeza, llegando a desarrollar un tema de diecisiete minutos como ‘Sister Ray’, donde el sexo y las drogas eran los protagonistas. Un año después, ya sin John Cale, editaron el más reposado «The Velvet Underground», que de alguna manera avanza el sonido que definiría los primeros tiempos de la carrera en solitario de Lou Reed. En 1970, «Loaded» marcó el final del grupo, que en cuatro años había dejado cuatro discos que serían claves en la historia del rock en su vertiente más vanguardista. En este disco, de sonido más convencional y con Reed campando a sus anchas como compositor, quedaron dos de los temas más definitorios de su carrera, ‘Sweet Jane’ y ‘Rock & roll’.

En 1972, tras pasar un año sabático y trabajar en la empresa de contabilidad de su padre (no hay que olvidar que, aunque hoy nos parezca lo contrario, Velvet Underground no obtuvo la menor resonancia mientras estuvo en activo), Lou Reed debutó en solitario en la discográfica RCA con un álbum de título homónimo que, de ninguna manera, parecía corresponderse con el talento que se le suponía. Quizá en ello tuvo que ver la colaboración de músicos completamente alejados de su estética como Steve Howe y Rick Wakeman. Además, las canciones no estaban entre las mejores de las suyas, solo ‘Berlin’, a la que volvería después, dejaba ver su enorme talento para la escritura. Pero Reed, en un golpe de efecto sin igual, ese mismo año se puso en manos del emergente David Bowie para que le produjera «Transformer», en el que miraba, desde su singular óptica, al glam rock y en el que, sorprendentemente, jugaba a la ambigüedad sexual mientras las letras mostraban la cara más oscura de su autor, la que definiría su obra del periodo: con el sexo, las drogas, la noche y la sordidez como ejes principales. Estaba naciendo un nuevo Reed, y lo hacía con un disco que marcaría aquel tiempo, una obra intensa pero comercial, esencial en la historia del rock. Ahí quedan temas como ‘Vicious’, ‘Perfect day’ o ‘Walk on the wild side’.

En la misma senda, llegaron «Berlin» (1973) y «Sally cant’ dance» (1974) pero no obtuvieron el éxito deseado, y en 1974 Reed lanzó el brutal «Rock n’ roll animal», en el que se recogían tomas en directo de sus piezas más épicas. Este trabajo, de algún modo fue el cierre de una etapa, porque en 1975, frente a las presiones de la discográfica, decidió finalizar el contrato con un doble álbum, «Metal machine music», plagado de ruidos y extraños sonidos de sintetizador. Para muchos es un disco singular y maravilloso, la máxima expresión del ruidismo, para otros resulta, sencillamente, insoportable.

En 1976, con «Rock and roll heart», el primer trabajo para el sello Arista, regresó a las canciones convencionales y suavizó su imagen, acabó con la ambigüedad y se mostró con un «look» más rockero, que continuaría desarrollando en el celebrado y más centrado «Street Hassle» (1978), con el que anuncia los nuevos tiempos, menos interesado en la vanguardia musical y más en la canción de formato rock, camino que continuó con «The bells» y a lo largo de sus grabaciones de los años ochenta, cuando todavía dejó discos inexcusables como «The blue mask» (1982), «New sensations» (1984) y «New York» (1989).

En 1990 se unió de nuevo a John Cale, con el que no trabajaba desde 1968, para dar forma a «Songs from Della», un disco alrededor de la obra de Andy Warhol y en el que el peso de Cale, siempre interesado por la música contemporánea y la vanguardia, fue mayor. En 1993 se sumó a la reaparición de The Velvet Underground. El resto de la década, Reed mantuvo un perfil bajo, grabando poco, para reaparecer en 2003 con «The raven», interpretando la obra de Edgar Allan Poe, al que siguió su último gran disco, el directo «Animal serenade». Para entonces, Reed estaba más interesado de nuevo en la literatura, esencialmente en la poesía, y se dedicó a sesiones en las que recitaba, principalmente en Europa. También expuso en Nueva York sus fotografías, ya que durante años se volcó en la cámara, con los paisajes de Nueva York como motivo principal. En 2011 grabó un elepé junto a Metallica, «Lulu»: un disparate.

En mayo de 2013 se le trasplantó el hígado y el 30 de junio saltó la alarma en los medios al ser ingresado en un hospital de Long Island por una deshidratación.

Aunque siempre le persiguió la merecida leyenda de huraño, por su caracter hosco, dispuesto a la confrontación verbal y a saltar a la mínima (provocaba pavor entre los periodistas que tenían que entrevistarlo), caprichoso y egocéntrico, su obra, tanto con The Velvet Underground como en solitario hasta finales de los años ochenta, marcó no solo una época, sino una escuela en el rock and roll, forjando, principalmente con su escritura, toda una poética del rock. Por el lado musical, sus trabajos con Velvet Underground definieron el camino para los grupos de la no wave y el noise (por lo tanto también el del rock alternativo y el primer indie). Mientras, en solitario, su influencia alcanza tanto al rock épico como al callejero y, por supuesto, a cualquiera que haya querido entender los textos de una canción rock como poesía, no solo como un accesorio que acompaña a la música. No hace demasiado tiempo, reconocía que era mucho más conocido en Europa que en Estados Unidos.

 

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