Franco Battiato vuelve a cantar en español a un mundo decadente

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«Los textos del nuevo álbum los firma una vez más el filósofo Manlio Sgalambro. Son especialmente incisivos, llenos de discurso y oratoria, con imágenes mundanas que guardan realidades metafísicas, fogonazos poéticos entre la ironía y el nihilismo del que ya está de vuelta de todo y busca blindaje en la meditación interior»

 

Josemi Valle, experto en la obra de Franco Battiato, analiza «Ábrete Sésamo», el nuevo disco del italiano, recién editado en versión en castellano y que esta semana presentará en directo en distintas ciudades españolas.

 

 

Texto: JOSEMI VALLE.

 

 

Acaba de publicarse el disco «Ábrete Sésamo» de Battiato. Se trata de la versión en español de «Apriti Sesamo», que vio la luz en octubre del año pasado. Es su primera inmersión en el castellano desde los tiempos del ecléctico y poco conocido «Hierro forjado» (2001). La traducción la han realizado J., de Los Planetas, y Manu Ferrón, del Grupo de Expertos Solynieve. Esta mención a los granadinos es anecdótica en cuanto al resultado (como lo fue la de El último de la fila en la canción ‘Pobre patria’ del 91), aunque intuyo que muy sugerente para el relato comercial y las referencias culturales. ¿Merece la pena comprarse el álbum si en nuestra discoteca ya descansa el disco original en italiano? La respuesta es taxativa: sí.

Los textos del nuevo álbum los firma una vez más el filósofo Manlio Sgalambro. Son especialmente incisivos, llenos de discurso y oratoria, con imágenes mundanas que guardan realidades metafísicas, fogonazos poéticos entre la ironía y el nihilismo del que ya está de vuelta de todo y busca blindaje en la meditación interior. Hay que recordar que Battiato ingresará en breve en el club de los septagenarios y que su letrista Sgalambro hará lo propio en el de los nonagenarios. Ambos poseen suficiente perspectiva para analizar la realidad con una distancia tan pedagógica como escéptica, tan erudita como emancipada de servidumbres. Esa visión macroscópica se transparenta en muchos párrafos del disco que parecen escritos con un pie y medio puesto en otro mundo: «Me gustaba todo de mi vida mortal, hasta el olor que le daban los espárragos a la orina» (‘Testamento’). «No fuisteis hechos para vivir como bestias sino para perseguir virtud y conocimiento» (fragmento de la «Divina comedia» de Dante insertado en la pieza ‘Un irresistible reclamo’).

El nuevo disco continúa focalizando la atención de Battiato y Sgalambro en los mismos vértices que configuran toda su monumental obra. En su discografía refulgen con fuerza el desconcierto existencial en los tumultos civilizados (‘Nómadas’, ‘Otra vida’, ‘Shock in my town’), las democracias europeas detentadas con la venia de las élites financieras por bufones y miserables (‘Pobre patria’, ‘Il ballo del potere’, ‘Ermeneutica’, ‘Inneres auge’), el hartazgo de un mundo desquiciante que te hace desear comprarte unas alas y abandonar el planeta (‘Como un camello en un canalón’), la pluralidad de culturas en proceso de extinción en un mundo cada vez más uniforme y seriado (‘Yo quiero verte danzar’), la anglofobia y la época de locos y gula financiera denunciada con ironía y casi divertimento en ‘Bandera blanca’ («somos hijos de la estrella y biznietos de su majestad el dinero»), el desastroso cisma entre lo legal y lo moral («me gusta el pensamiento radical, la muerte muy consciente que se autoimpuso Sócrates», cantaba en la autobiográfica ‘Mesopotamia’), la estulticia encarnada en la industria del entretenimiento (‘Patriots to arms’), la música como amenidad insustancial para masas acríticas (‘La musica é stanca’).

En «Ábrete Sésamo» Battiato insiste en el desapego que le provoca el decadente mundo occidental. Lleva años litigando con la desalmada prelación de valores que articulan la vida europea («Vivimos en un mundo horrible», canta en ‘Pasacalle’, en «un mundo insano y vacío de esencia pero lleno de demonios» repite en ‘Pliégate junco’). Contrapone valores poscrisis frente la pragmática ultraliberal empecinada en hacernos aceptar que el ser humano es egoísta, solo le motiva la competencia y moviliza recursos y energía si intuye retorno monetario («el dinero repta como la serpiente en la ciudad de occidente, así se celebra, pero en cualquier parte un hombre nuevo está naciendo», narra en la esperanzadora ‘La serpiente’). Nuestro protagonista recuerda el crepúsculo ético («la gente no se avergüenza de ser embustera» recrimina en ‘Pasacalle’), la impostura de la libertad con la que se contenta el ciudadano gregario («nos creemos libres y somos esclavos, millones de millones de sombras perdidas, ruidosos andamos por las calles pasando solo polvo», glosa en la sedicente ‘El polvo del rebaño’).

También están las habituales dosis de escepticismo y estoicismo. En ‘Estabas conmig’o vaticina «que lo que vaya a pasar pasará por más cosas que hagamos para evitarlo», «somos detritus arrastrado por la corriente que no conoce destino alguno», y en ‘Testamento’ canturrea en inglés el lapidario «no hemos muerto nunca, no hemos nacido jamás», afirmación que se repite varias veces a modo de letanía. Pero en el disco hay más dedos acusadores de la decadencia. Battiato desdeña el valor hipertrofiado que se le concede a la juventud («viva la juventud que afortunadamente pasa»), propone la reflexión ética y la revisión de la existencia para corregir este mundo desquiciado («las malas noticias en estos tiempos de fuertes tentaciones nos inundan, debemos seguir a nuestra conciencia y sus normas», «querría volver de nuevo a revisar el pasado para ver si comprendo aquello que hemos perdido, querría volver a revisar mis errores para acelerar los procesos interiores»), siente tristeza ante tanta desolación («tráeme oscuras nubes para que yo pueda llenarlas de agua con mis lágrimas», canta en ‘Traéme la luz’) y regresa al mundo interior como único refugio para guarecernos de la intemperie sociopolítica, económica y emocional («la mente, poderoso estupefaciente, un tesoro que complace el deseo, un estuche con todas las cosas posibles»).

El álbum echa el cerrojo con la metafórica ‘Ábrete Sésamo’, las palabras mágicas que Alí Babá escuchó pronunciar a los cuarenta ladrones antes de acceder a la cueva donde guardaban los tesoros robados. Resulta muy difícil no vincularla con el actual latrocinio financiero verbalizado como crisis, en el que la ciudadanía se ha encarnado en Alí Babá y contempla indignada cómo un reducido número de ladrones les roba el bienestar para acumular más oro en sus depósitos. Así concluye este alegato poético contra la decrepitud occidental.

El jueves 21 de marzo Battiato presentará este álbum en el Circo Price de Madrid (el 20 lo hará en Barcelona y el 22 en Burgos). Es el día en que se inaugura la primavera, estación a la que Battiato ha cantado alguna tonada memorable («me enamoré siguiendo el ritmo del corazón y me desperté en primavera») y la celebérrima ‘La estación de los amores’ en la que constataba que los deseos no envejecen a pesar de la edad. No solo no envejecen los deseos, tampoco el talento.

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