Extravagante: Trini López

Autor:

ExtravaganteTrini López
The rhythm & blues album
Reprise, 1965


Una sección de VICENTE FABUEL.


En el año 1962 mientras se encontraba en un modesto club de Hollywood, el productor Don Costa (Sinatra, Little Anthony & The Imperials, Lloyd Price, Paul Anka…) descubrió cantando a Trini López (Texas, 1937) y decidió ficharlo para discos Reprise. Allí y en los años siguientes lograría fama internacional con sus adaptaciones en clave beat de viejos números folk, música latina y estándares de diverso pelaje: “If I had a hammer”, “The lemon tree”, “América”… que hicieron de su carrera el fenómeno musical latino más exitoso en todo el mundo hasta la aparición de Carlos Santana.  Sin embargo, por esos extraños giros del destino, TL no ha logrado mantener su reputación actual a la altura verídica de sus logros ciertos. De alguna forma sucesor de Ritchie Valens, entre tejanos andaba el juego, pues, Trini estuvo –curiosamente– a punto de sustituir al otro mítico tejano fallecido, Buddy Holly, en los mismísimos Crickets, aunque su destino quedaría marcado por su millonario éxito inicial con aquella irresistible toma del “Si yo tuviera un martillo” de Pete Seeger, y por su cara de bonachón latino que luciría en varios films –a menudo haciendo de sí mismo– y que sobre todo en el caso del más importante de todos, Doce del patíbulo (Robert Aldrich, 1967), encorsetaría aún más esa imagen que de él hoy perdura, un vocalista latino ligeramente desclasado, cantando feliz y simpáticamente canciones de otros intérpretes. Vivan los lugares comunes.

Hasta aquí podría llegar todo el legado popular que de su nombre permanece hoy, y que esa actual frontera del conocimiento popular, la millonaria Wikipedia, podría confirmar. Un “status” discutible que en modo alguno explicaría la fascinación que el exquisito vocalista ha provocado en docenas de grandes intérpretes, con los enormes Dean Martin y Lou Rawls a la cabeza, y que, la duda ofende, el que esto firma comparte devotamente. Venga, vamos con ello. Cojamos como referencia uno de sus mejores LPs, The rhythm & blues album (reeditado en CD por Reprise),  un disco sin tacha alguna íntegramente dedicado a clásicas eternas del género como “Ooh poo pah dooh” (Jessie Hill), “Watermelon man” (Herbie Hancock), “Don’t let go” (Jesse Stone), “She’s about a mover” (Sir Douglas Quintet) o “Shout” (Isley Brothers)… ¡Mamma mía!… Todo un señor material de altísimo voltaje, docenas de veces regrabado con desigual empeño incluso por grandes voces, pero aquí reinterpretadas con infinito gusto y ese habitual y particularísimo “groove” propio que las hace absolutamente adictivas. Un grande, un disco espléndido sin ninguna molesta interrupción cantando el “Allá en el rancho grande” de turno, pero aún insuficiente –en realidad, sólo un aperitivo– para forjarse una idea cabal del personaje. Lástima que la precaria situación de la industria musical no ayude demasiado a la causa, y que no exista ni de lejos un buen recopilatorio de TL que amplíe ese lado swingin, r&b y mod jazz de su amplia discografía, con tantas y tantas perlas dispersas por aquí y por allá.

Gustosas se ofrecen estas líneas con el proyecto. En esa por ahora inexistente compilación nunca debería faltar su espectacular single “The sinner, not the saint”(64), sensacional trallazo de suave rhythm & blues que viene incendiando pistas desde tiempo inmemorial, y santo y seña real de su exquisitez como intérprete. En similar onda podría continuar con sus arrebatadoras tomas del “Unchain my heart” (63), de Ray Charles, del “Fever” (67) de Big Mama Thorton, o con ese fino número de beat a lo John Barry que es “Takin’ the back roads” (67). Si hiciese falta poner algo de sofisticada guarnición a la compi podríamos recurrir a sus delicados “cobres” tanto del stoniano “LadyJane” (67) como el “Pow pow pow” (68), que en realidad era su versión de la mega bossa “Más que nada”. Igual sensación podría causar esa pequeña delicia retro-beat de 1964 cantada en italiano que era “Le ragazzine si picchiano coi fiori”, y para terminar se podría rematar con algunas de las grabaciones que en 1969 le produjo la mítica pareja de “songwritters” Tommy Boyce & Bobby Hart (con docenas de “hits” para The Monkees, The Imperials, Jay & The Americans, Paul Revere & The Raiders…) con el sensacional medley “Laleña/Cry like a baby” a la cabeza. ¿Alguien se anima con el proyecto? No se ilusionen demasiado, no era más que una pregunta retórica.

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