Extravagante: Technical Space Composer’s Crew (Can)

Autor:

canaxis5-20-12-09Technical Space Composer’s Crew (Can)
Canaxis 5
PRIVATE PRESSING, 1969 – MUSIC FACTORY, 2009


Una sección de VICENTE FABUEL.


Cuando el rock alemán aún no usaba siquiera el alias de krautrock, los alemanes Can ya habían debutado inmersos en la electrónica de vanguardia de finales de los 60. Algunos de sus miembros, antes incluso de configurar definitivamente el line-up del grupo, habían asistido a cursillos impartidos por el gurú Stockhausen, y allá por junio de 1968, sintiéndose preparados, creyeron oportuno debutar en directo con una jam electrónica que igual mezclaba ecos del patriarca de la vanguardia, que variados ritmos del otro lado del Atlántico: las bases rítmicas funk de James Brown o las texturas de la Velvet Underground. Cuando ese insospechado «live» llegó a conocerse años más tarde –al editarse en los 80 bajo el titulo de «Prehistoric Future», solo en Francia y únicamente en soporte de casete– enseguida quedó constituido como el punto de partida del planeta Can, el kilómetro O de una fascinante trayectoria que, salvo ese puñado de anónimos valientes que nunca han entonado siquiera el yo estuve allí, nadie más pudo contemplarlo en la época.

«Cannaxis 5» es la otra joya veneranda del grupo. Editada en el 69 meses antes de su deslumbrante debut oficial, «Monster movie», y en un prensaje privado de más que restringida circulación entre los aún escasos seguidores del grupo, reaparece ahora en vinilo (ya lo había hecho anteriormente, CD y LP, en otra limitada reedición bajo el propio label del grupo, Spoon records) para que se juzgue el poco habitual hecho de ver como sientan 40 años a una indiscutida obra de vanguardia. En realidad, «Cannaxis 5» es una idea temeraria de su bajista Holger Czukay acompañado por el pintor Rolf Dammers, una grabación clandestina llevada a cabo sin el conocimiento del dueño del estudio, el propio Stockhaussen, en «after hours» nocturnos tras recibir las clases del maestro. Una gota malaya de tozuda innovación que aún contando con nulo eco popular logró traspasar las mentes y barreras precisas hasta ver que con el tiempo sus hallazgos servían en ese amplio abanico artístico que podría cubrir desde Frank Zappa a Shakira, es decir, a cualquiera. Un disco que sirve para explicar cómo se ha venido desarrollado habitualmente la cadena de la creación, cómo un encuentro inesperado con una buena idea en un disco que apenas logró vender unos centenares de copias, en este caso el uso de primitivas técnicas de sampler, ha ido pasando de mano en mano hasta terminar como herramienta imprescindible en cualquier grabación actual.

Quizás precedido en los años 40 por el músico norteamericano Spike Jones (que ya visitó gustoso y excéntrico esta sección hace algún tiempo), quizás amplificado popularmente por el inglés Brian Eno (junto a David Byrne en «My life in the Bush of ghosts», 1981), y desde luego ofrecida su definitiva carta de naturaleza por los grandes creadores de la Kosmische musik alemana (Tangerine Dream, Ash Ra Tempel, evidentemente los mismos Can …) el juego que de pronto propuso «Cannaxis 5», al menos en una de sus dos caras, consistía en manipular cantos tradicionales vietnamitas, sampleados directamente de radios asiáticas, un folklore pleno de ese emocionante eco plañidero oriental, y al tiempo exponerlo sobre repetitivas atmósferas a modo de mantra electrónico. Tanto que si esa primitiva excursión tribal fuese escuchada en su momento (post mayo del 68, aquella interminable guerra del Vietnam …) «Cannaxis 5» llegase a parecer un desasosegante alegato antibélico, pero que cuatro décadas más tarde, por mor del uso y abuso recibido y más allá de su indiscutible hallazgo pionero, pueda sonar hoy ante oídos vírgenes como simple belleza gélida, a lo sumo muzak ardiendo. Lo que no es poco. He ahí los inevitables trasiegos del tiempo y la creación.


Anterior entrega de Extravagante: «Cuentos de siempre al ritmo de hoy»

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