El disco del día: Thiossane Ablaye Indiaye

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«Sus canciones le hacen grandísima justicia a esos aires criollos que ha propiciado siempre la fusión de los sonidos del Oeste africano con la rumba latina, el son y la salsa»

Thiossane Ablaye Indiaye
«Thiossane Ablaye Ndiaye»
DISCOGRAPH/KARONTE

 

 

Texto: GERNOT DUDDA.
A sus 74 años, el primer disco de Thiossane Ablaye Ndiaye. Y no es que sea ahora –y no antes– cuando ha tenido cosas que decir. Este cantante, pintor y dramaturgo senegalés ya era una realidad en la década de los 50 del pasado siglo, cuando sus canciones sonaban por la radio en los años previos a la descolonización del país. En 1966 el presidente Leopold Sedar Senghor invitó a toda la diáspora cultural al primer Festival de las Artes Negras, que se celebró en Dakar. Thiossane, que significa “todas aquellas cosas relacionadas con la tradición”, cantó entonces ‘Talene lampe yi’ –recogida aquí en una nueva versión–, convirtiéndose inmediatamente en un himno generacional de tremenda repercusión panafricana.

Con todo esto, cuesta creer que nunca tuviera la oportunidad de grabar un disco, pero así es. La colectiva exhumación artística generada por el caso Buena Vista Social Club sin duda le ha favorecido (el de Victor Deme es otro caso continental igual de singular).

Sorprende su vitalidad vocal, que nada tiene que envidiarle a paisanos más jóvenes como Cheikh Lô o Youssou N’Dour. Sus canciones le hacen grandísima justicia a esos aires criollos que ha propiciado siempre la fusión de los sonidos del Oeste africano con la rumba latina, el son y la salsa. En el álbum hay elementos muy afrocubanos, pero no son los únicos (¡esos fabulosos tambores sabar, esos coros femeninos!). Con ‘Aminata ndiaye’, nada más empezar el álbum, ya disfrutamos de ese humeante saxofón que ni sacado de los tugurios que frecuentaba la Orchestra Baobab años ha.

Grabación impecable, bien atendida por músicos de trayectoria, habituales en otras sesiones continentales, que apunta al esplendor radiofónico que tenían estas músicas en los años 50 y 60. Una nostalgia “vintage” a la que ya estamos muy bien acostumbrados gracias, por ejemplo, a las modernas grabaciones de la Baobab y Cheik Lô, y sus frecuentes cruces “buenavisteros”.

Anterior disco del día: Novedades Carminha.

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