El disco del día: The Dahlmanns

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«Dejan claros sus propósitos: guitarras crudas y enérgicas, estribillos adictivos y la voz llena de caramelo de Lina»

 

The Dahlmanns
“All dahled up”
SCREAMING APPLE

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Quizás se pregunte el lector cuál es el impulso que motiva a un crítico musical a atender a determinado disco. Varios son los que se cruzan para ello, el primero –que en esta cabecera nunca se ha dado– el encargo del redactor jefe; los más comunes, la llegada de un disco a tu buzón que te convence o la llamada telefónica al sello que publica ese artista tan preferido, tan fiable. Pero desde luego, la más placentera estriba en asistir, deslumbrado, al prodigio de oír por primera vez una canción que te paraliza, que no te deja dar crédito, de la que no tenías referencias y que te lleva irremediablemente a querer saber todo sobre ese grupo, a querer tenerlo todo. En estas tesituras estábamos cuando a cierto programa de radio llego una de esas luminosas casualidades. Al comentarlo al día siguiente con amigos, uno de ellos también se deshizo en elogios; buscar el podcast del programa, escucharlo y la compra fueron acciones inmediatas en el tiempo. ¿Y cuás esta luminosa maravilla del universo? Pues el primer elepé de The Dahlmanns.

The Dahlmanns son noruegos y fueron inaugurados hace dos años por André de los YumYums, participan así de ese escenario nórdico de pop guitarrero, enérgico y con melodías celestiales. Tienen dos epés en su haber en los que celebran a Joey Ramone y a las canciones de impacto inmediato y corazón acelerado. Y el elepé, claro, que a fecha de hoy no está licenciado oficialmente en España. Desde su primera canción dejan claros sus propósitos: guitarras crudas y enérgicas, estribillos adictivos y la voz llena de caramelo de Lina. Después de ‘Candy pants’ llegas a la segunda, ‘Lonely boys brigate’ y ésta es más recogida, o sea nuevaolera. Y así continúan.

Pero continúan con una sublime virtud, todo está cortado por el mismo patrón, pero cada una de las canciones parece radiante y nueva, la primera. No llegan en ningún momento a cansar; quizás sea el espíritu juvenil y acogedor, la convicción de que debería sonar en todas las escuelas de secundaria del mundo. Y así va pasando canción tras canción, ‘Love the haters’, por ejemplo, con su espíritu Motown y su cuerpo bubblegum –vía Ramones todo ello, por supuesto– o ‘Teenage City’, que es puro Bay City Rollers, o la esencia punk  de la más vital, ‘I want you around’. ¿Y a que adivinan a que suena este último título?

Se puede seguir: ‘Get up get down’, con su riff calcado del ‘Wild thing’; y acabo ya, la impresionante ‘This time’, esencia de twee pop, perfume de Sarah Records. Todas las canciones, todas, merecen devoción; ninguna falla. Inevitablemente no descubren nada, su música es una revisión cientos de armonías ya cantadas por cientos de grupos, pero también inevitablemente cada escucha de The Dahlmanns te hace un poco más feliz.

Anterior disco del día: Paul Weller.

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