El disco del día: Hot Chip

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«Un impecable artefacto de baile que recoge todas las herencias y efluvios que han asaltado las pistas desde hace cuarenta años»

Hot Chip
“In Our heads”
DOMINO/PIAS

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Tanto como las listas que parecen cerrar el año con candado, apetece en estas fechas echar la vista atrás y recuperar algún disco de los últimos meses que se nos haya pasado reseñar para colocarlo, casi a última hora, entre los que merecen atención día a día. Casi trescientos discos expuestos y aún no damos abasto. En esta ocasión rescatamos con todos los honores la quinta referencia de Hot Chip, un impecable artefacto de baile que recoge todas las herencias y efluvios que han asaltado las pistas desde hace cuarenta años. Como los Scissor Sisters –aunque éstos son ingleses– llevan al respeto y al canon el hedonismo, tan despreciado siempre como respetada es la grandilocuencia.

Parece darse este aspecto en la canción que abre el álbum, seguramente la mejor, ‘Motion sickness’. Ahí se recogen todos los trucos fundamentales a base de pequeños destellos coloristas: unas cuerdas puro Filadelfia, una base rítmica disco music, oleadas de electro funk y vientos soul. Es imposible detener los pies y así consiguen llegar a su objetivo. Y a partir de aquí se despliega todo lo demás; ‘How do you do?’, por ejemplo, entre el funky de tono galáctico y cierta frialdad a lo New Order que contrasta con la calidez de ‘Don’t deny your heart’, que incluso aborda un final con castañuelas e inequívoco aire latino.

No es un disco, como los anteriores, que tenga tres canciones de impacto y el resto menos efectivas; al contrario, quizás ninguna de ellas sea inmediata y directa, pero desde luego en ningún momento se baja el nivel. Incluso ‘Now there is nothing’, a la que se le han reprochado sus continuos y descompensados cambios de tiempo, está colocada estratégicamente poco antes del final para alentarnos con un riff de antología y golpes industriales de fondo que poco a poco se van abriendo a una naturalidad casi Beatle o a una grandilocuencia controlada; un paseo por el tren de juguete del pop.

Y emerge así el final con palos que aún no habían tocado ‘Let me be him’, que tiene un lejano aire –esos coros que juegan a la decadencia– a los Roxy Music de pegada más bailable, o ‘Ends of the earth’, que es italodisco de manual. Seguramente ninguna de estas canciones va a ser considerada entre las mejores de Hot Chip, pero me da el pálpito de que el álbum completo sus preciosos bordados de coros, su densidad de humo y su patina más clásica van a hacer que suba hasta colocarse como el mejor de los suyos.

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