Discos: “Tusk”, de Fleetwood Mac

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“Recién escuchada casi cuarenta años después, estremece; acogedora, con una calidez básica de tierra, con la voz de la intérprete húmeda y ronca después del llanto, al concluir entiendes que se te ha sacudido algo en la médula de los sentimientos”

 

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Fleetwood Mac
“Tusk”
WARNER

 

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

 

Aunque el single, ‘Sara’ sonó bastante en la radio, la edición de “Tusk” en 1979 pasó desapercibida. Diluyó su acogida el hecho de que fuera un disco doble, de que su anterior trabajo, “Rumours”, vendiera millones de ejemplares y de que los tiempos hubieran cambiado radicalmente, ahora el grupo tenía que competir con el punk y la new wave que habían trastocado lo que procedía y lo que no. Sin embargo, a pesar de que Fleetwood Mac eran la vieja guardia de los sesenta, “Tusk” no era un disco anticuado; era un disco extraño, eso sí, lleno de canciones heterogéneas y de factura extravagante que, es más, sin poder saberlo nosotros entonces, anunciaban un futuro que sí que iba a ser muy respetado. Ese afán de experimentación que el grupo volcó, iba a tener más sentido de lo que podía esperarse.

Recuerdo que, cuando llegó a mis manos, fue pasando uno a uno por todos los alumnos de mí clase del antiguo BUP y en ese control de calidad, el disco salió muy bien parado, y vista hoy en día esa aquiescencia me hago cruces, porque “Tusk” es un disco magnético, pero no es un disco fácil. Si acaso los ambientes difuminados del pasado de Fleetwood Mac, se eliminan para poner el peso en las canciones bien estructuradas. Bien, se inicia con ‘Over & over’, emocionante pero aún convencional, llevada por la caja y un leve slide, está entre Joni Mitchell y la intensidad del soul, pero de golpe entra ‘The ledge’ y la cosa cambia, y mucho, es una canción disonante, sin medida, loca, que podría ser digna de los B’52 o de los Talking Heads.

Pero es que al mismo tiempo, bien repasado ahora, parte de los temas nos estaban dando pistas sobre lo que iba a venir, el country desquiciado de ‘Save me a place’ o ‘That’s enough for me’ son antecedente directo de los Violent Femmes, cualquier banda de folk-rock con chica actual suena a este disco y el ambiente tribal de la que da título al conjunto deja caer que ni Paul Simon en “Graceland” ni Vampire Weekend han inventado nada. Cierto es que hay también material muy de época, la melodía californiana de ‘Think about me’, el regusto vaquero de ‘Ángel’ o la magia embelesadora de ‘Walk a thin line’; pero también abundan los paisajes oníricos en ‘That’s all for everyone’ o ‘Sisters of the moon’ –que poco a poco se va endureciendo- y las fanfarrias destartaladas de ‘What makes you think you’re the one’ o ‘Not that funny’, aliadas ahí con regustos orientales.

Todo tiene una explicación. Coincide en “Tusk” la formación más pop del grupo, y los problemas internos de la banda hicieron que cada uno tirase por su lado y presentase su material. Es el “álbum blanco” del grupo, que en esta revisión de 2015 se ve acompañado por un segundo disco de remezclas, singles y demos, con varias tomas de un par de canciones que son ejemplo curioso de cómo va creciendo un proyecto y un tercer disco que presenta de nuevo el elepé en su orden, pero con versiones alternativas, algunas de ellas con evidentes diferencias respecto a la que resultó ser la final, más recogidas e íntimas o más crudas. Entre estas destaca el single, ‘Sara’, con un crescendo mucho más potente.

Precisamente ‘Sara’ pertenece a un bloque aparte: las canciones aportadas por Stevie Nicks, todas cortadas por un patrón romántico y doliente. ‘Beautiful child’, por ejemplo, está construida a la manera de aquella canción que cuando el disco iba pasando de alumno en alumno, todos mis compañeros destacaban como una joya oculta y que con el tiempo ha pasado a ser una de las composiciones olvidadas más bonita: ‘Storm’. Recién escuchada casi cuarenta años después, estremece; acogedora, con una calidez básica de tierra, con la voz de la intérprete húmeda y ronca después del llanto, al concluir entiendes que se te ha sacudido algo en la médula de los sentimientos.

 

 

Anterior crítica de discos. “1”, de The Beatles.

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