Discos: “The book of souls”, de Iron Maiden

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Para los de siempre, decir que esta es una obra absolutamente original, que sin pretenderlo y con total naturalidad remite referencias de épocas pasadas”

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Iron Maiden
“The book of souls”
PARLOPHONE

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Escribir sobre subgénero es complicado, no puedes ser demasiado específico porque el lector casual se puede aburrir y si no escarbas lo suficiente el fan especializado puede bostezar. Lo ideal es hacer magia y ver si el conejo salta de la chistera para el aplauso generalizado. Y ese truco hay que saber hacerlo. Pero hoy hablamos de Iron Maiden, el único nombre del heavy metal que llama a la atención de todos, la de unos porque los llevan escuchando toda la vida y la de otros porque saben que son una banda clásica. Para los primeros, no hace falta explicaciones, para los segundos, Iron Maiden se han legitimizado a sí mismos tras treinta y cinco años de carrera. No hace falta haberles escuchado siquiera para saber que los ingleses han consagrado su vida a un estilo musical creando una analogía ritual que provoca la reverencia y el respeto inmediato. Son supervivientes de una cultura popular que nunca les ha tenido en cuenta pero a la que pertenecen hasta el subconsciente colectivo. Iron Maiden son de verdad, siempre lo han sido y eso lo sabe cualquiera, desde el fan de Lady Gaga hasta el de Mayhem. Y eso da caché. Eso los hace cool. Perfecto.

“The book of souls” es su decimosexto disco de estudio y esta vez han decidido que iban a echar toda la carne en el asador editándolo en forma de disco doble con hora y media de música. Aunque es cierto que este es su primer trabajo de canciones nuevas contenido en dos cedés, decir que es su primer trabajo doble es inexacto. Los dos anteriores rondaban los setenta y pico minutos, lo que en el lenguaje del vinilo es también un doble y podríamos decir que bajo dicho parámetro, buena parte de sus discos desde los noventa deberían entenderse como dobles. Pero sí que es el más extenso de todos sus trabajos, aunque esto no deja de ser una anécdota, porque lo que importa es que estamos hablando de una de sus mejores obras. Insistamos, Iron Maiden llevan treinta y cinco años de carrera y acaban de poner en la calle un disco majestuoso.

Para los que quieren prestar atención al grupo por primera vez, “The book of souls” contiene todo lo que Iron Maiden son elevado a su enésima potencia y –muy importante– con una producción clásica pero con un sonido de hoy cortesía del productor Kevin Shirley, habitual de Joe Bonamassa, por citar un nombre de esos que a la alta cultura no le rechina demasiado. Para los de siempre, decir que esta es una obra absolutamente original, que sin pretenderlo y con total naturalidad remite referencias de épocas pasadas. Tenemos el sonido actual de los últimos discos pero la magistral ‘If eternity should fail’ podría haber formado parte de “Somewhere in time” y ‘Death of glory’ de “Piece of mind”. Además, los miembros de Iron Maiden son favoritos del público tanto juntos como separados, aquí Bruce Dickinson vuelve a firmar piezas en solitario por primera vez desde hace más de veinticinco años, la mano de hierro de Steve Harris se reserva un magnus opus de trece provechosos minutos titulado ‘The red and the black’ y por supuesto encontramos a un pletórico Adrian Smith que firma en las canciones más inmediatas, como el sencillo ‘Speed of light’.

Juanjo Ordás, experto en Iron Maiden, es autor del libro «Iron Maiden. Deconstrucción» (Editorial Milenio).

 

 

Anterior crítica de discos: “Colfax”, de The Delines.

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