Discos: «¿Quién quiere primavera?», de Pantones

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«Si lo suyo es la fantasía y los guitarrazos de tres acordes, si se mueren por el desparpajo y la instrumentación básica, si darían todo lo que tienen por una canción en la que exploten colores crujientes, Pantones es su grupo»

pantones-30-10-14

Pantones
«¿Quién quiere primavera?»
SUBTERFUGE

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Si lo suyo es la fantasía y los guitarrazos que no pasan de tres acordes, si se mueren por el desparpajo y la instrumentación básica, si darían todo lo que tienen por una canción en la que exploten colores crujientes, Pantones es su grupo. El trío madrileño, tras su chispeante minielepé “Ruido rosa” –aún lleno de bendito amateurismo– asientan un tanto su sonido y trasiegan más influencias; sin salir de sus parámetros, claro está. Y sus parámetros son aquellos de la escuela Vegetales, una nerviosa ingenuidad y una dorada adolescencia de las urgentes, no de las existenciales.

Ahí están las vicisitudes de la chica que no iba a salir, pero a la que desborda la madrugada, la temática espacial en ‘Meteoritos’, los estragos de una minifalda entre el novio y los chicos del bar. Todo ello matizado por la versatil voz de Paty, que sabe vestir el fondo sutilmente matizado con dejes a lo Christina Rosenvinge de su primer elepé –esos susurros eléctricos con guitarras apagadas– en ‘Mejor nos odiamos’ o sabe recrear la pegadiza consistencia de Los Romeos en ‘Canción de Navidad’. O se marca una impagable versión de Ace of Base en el inglés original que lleva perfectamente a su terreno acelerado.

Así, sin dejar el marco que tan bien saben explotar, deslizan una cultura musical que se va abriendo, un deje «high school» en ‘¿Quién quiere primavera?’, con duduás incluidos, y unos arreglos sofisticados y deliciosos de Guillermo Farré, de Wild Honey. La producción, eso sí, corre a cuenta de Joaquín Rodríguez, sin presentaciones, y Javier Pelayo, de DDT. Con estas tres manos, ya se explica todo.

Lo que cuesta de explicar es por qué en un disco que es una exhibición pirotécnica se cuelen de tanto en tanto raras briznas de melancolía, a la manera de Airbag. Ahí está ‘Atrapado en el tiempo’, una estación de metro en la que coinciden tres jóvenes vestidos con el uniforme de antiguas tendencias, uno por década, enormemente plástico con pocas imágenes, desolación cinematográfica. Ahí es donde está un posible camino de referencias, si Paty, The Ant y Any Pop saben conjugar esta vitalidad, apuntalar esas letras con imágenes de ingenio pop y arreglar con imaginación pueden seguir dándonos muchas satisfacciones.

Anterior crítica de discos: “Día 1”, de Miss Octubre.

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