Discos: “La gran prueba”, de Tórtel

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«Definitivamente, Tórtel está tocado por la buenaventura y, lo mejor de todo es que sigue viviendo de la naturalidad»

tortel-12-03-14

Tórtel
“La gran prueba”
EL VOLCÁN MÚSICA/GRAN DERBY RECORDS
 
 

 

Texto: CÉSAR CAMPOY.

 

 

Cada uno es como es, y no vale la pena darle más vueltas; y a estas alturas de la vida, estimamos harto difícil cambiar la filosofía vital de Jorge Pérez. No sabemos si el valenciano se siente más cómodo viviendo en la modestia, o en un pesimismo realista asimilable, teniendo en cuenta la que nos está cayendo, pero lo bien cierto es que andará tremendamente errado quien, después del aclamado «Entusiasmo» (Los Enanos Gigantes/El Volcán Música, 2012), hubiera pensado que los derroteros de Tórtel en su tercer disco iban a discurrir por senderos de triunfalismo y optimismo netamente vital.

Después de la tremenda presión que ha debido de soportar sobre sus hombros tras las incontables reseñas que encumbraron aquella colección de temas a lo más alto de muchas de las clasificaciones de discos del año, el cantautor de aura risueñamente melancólica ha canalizado aquella responsabilidad de manera tan musicalmente decente como inteligente, y ha facturado una colección de canciones que volverá a colocar su nombre en la lista de privilegiados creadores de nuestro pop más depurado y digno. Tras ello, seguro, seguirá dedicándose a lo que mejor sabe: ser un simple, pero entregado artesano de instantáneas próximas.

En «La gran prueba», el primero de los discos de Tórtel que se graba en un estudio profesional, Jorge ha mejorado los registros alcanzados con «Entusiasmo», al menos, en un aspecto: Sus textos son más redondos; sus letras se despojan, en comparación con aquellas, de cierto grado de frescura, para parecer más elaboradas y estructuradas. Musicalmente, vuelve a rodearse de sus seres queridos; los mismos que le dan una seguridad necesaria para afrontar este trascendental trabajo. A los sempiternos Cayo Bellveser (esencial) y Xema Fuertes (fieles, constantes desde la «juventud» de Ciudadano López), efectivamente, añadimos al resto de la familia: Pau Roca, Jordi Sapena, Rauelsson, Abel Hernández, Xema Fuertes, Víctor Ramírez o Remi Carreres.

Todos ellos contribuyen a que, en este larga duración, Jorge irradie una omnipotencia evidente, pero que se sabe deudora del trabajo de los amigos. Los mismos que te ayudan, a base de una evidente mayor amplitud de miras instrumentales y estilísticas, a brindar al respetable ese luminosamente agridulce y típico «torteliano» saludo inicial que da nombre al disco, y que da paso a unas piezas riquísimas en detalles y ornamentos (siempre necesarios, nunca artificiosos), entre las que podemos toparnos con construcciones de pop formal y académico (‘Segundo intento de detener la historia’), hipnóticos pasajes evocadores que firmarían los mejores Fleet Foxes (‘La vieja escuela’), evidentes concesiones a lo folk (‘No es mi culpa’), sorprendentes aventuras de esencia neoandina rebozadas de sintetizador setentero (‘Queríamos más’), evocaciones que huelen a otoño y vals de madrugada (‘Fantasmas’), o inmensos horizontes de nervio emocional y carne de gallina, de esos que sabes ganadores en el mismo momento en que los comienzas a dibujar sobre el pentagrama (una grandiosa ‘El rayo mortal’).

Definitivamente, Tórtel está tocado por la buenaventura y, lo mejor de todo es que («si he de contaros un plan: no hay ningún plan», reza ‘Fantasmas’) sigue viviendo de la naturalidad.

Anterior crítica de discos: «Extra», de Jaume Sisa.

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