Discos: «La deriva», de Vetusta Morla

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«Son dos los mundos dibujados por Vetusta en esta ‘deriva’: el onírico, lleno de imágenes y retórica, al que ya estamos habituados; y un nuevo espacio en el que la banda aborda la denuncia social de forma más evidente»

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Vetusta Morla
«La deriva»
PEQUEÑO SALTO MORTAL

 

 

Texto: WILMA LORENZO.

 

 

«La deriva» es ese disco al que te asomas con una ilusión que esconde en la otra cara un atisbo de miedo a ver rotas tus expectativas. Ese disco del que no sabes qué esperar y por el que ansías dejarte sorprender; y que una vez llega te relajas y piensas: “lo han vuelto a hacer”. Como aquel que resplandeciente entra en una habitación y capta todas las miradas. «La deriva» acaba de atravesar la puerta y todos hemos girado la cabeza para mirar.

No debe ser fácil permanecer ajeno a esta presión, pero Vetusta Morla siempre se ha caracterizado por habitar en un lugar propio. Un lugar que siempre es el mismo pero crece y evoluciona. Así es como «La deriva» nos lleva a estancias que ya conocíamos y han sido redecoradas; pero también a nuevos espacios que nacen de la necesidad y la reacción ante una realidad de la que no podemos escapar. De modo que son dos los mundos dibujados por Vetusta en esta «deriva»: el onírico, lleno de imágenes y retórica, al que ya estamos habituados; y un nuevo espacio en el que la banda aborda la denuncia social de forma más evidente. Hay realidades y sensaciones que merece la pena ser mostrada sin adornos.

Contando una vez más con Manuel Colmenero y Javibu Carretero a la producción, el tercer largo de Vetusta Morla suena más contundente. Y aunque apuestan por un sonido más crudo, siguen sin existir los espacios vacíos. Un sonido más directo con melodías dibujadas al antojo de voz y guitarras que se apoyan sobre una base y percusión definitivas. Ningún elemento es prescindible porque todos aportan la misma carga de emoción, precisamente eso hace a Vetusta Morla lo que es: una banda hasta el final.

‘La deriva’ es el tema que camina entre esos dos mundos que se nos plantean en este elepé y a la vez una declaración de intenciones y esperanza; no en vano se encarga de inaugurar y dar nombre al disco. La rabia y la reacción la encontramos en ‘Golpe maestro’, el corte más inmediato que se aleja del territorio simbólico como ya hicieron con ‘El hombre del saco’ («Mapas», 2011). ‘Fiesta mayor’ se mueve en el mismo terreno y sabe a urgencia, con secuencias que por momentos parece que fueran a silenciar la voz de Pucho.

‘Fuego’ o ‘Cuarteles de invierno’ están en ese otro lado que juega con la cualidad de convertir lo individual en universal a través de textos que cada uno libremente trata de significar y hacer suyos; terminando con ‘Una sonata fantasma’ que se despide a través de una elegante delicadeza de esta deriva por la que ya nos hemos dejado llevar.

Quizás “no haya timón en la deriva” pero sin duda Vetusta Morla ha fabricado el suyo y por eso son como ese hombre que sin miedo a caminar contracorriente fija su mirada en la dirección que libremente ha escogido.

Anterior crítica de discos: “Mala suerte”, de The Boo Devils.

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