Discos: «Electric overdose», de Mood

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«Los años en la carretera y en el estudio, a pesar de ser éste su primer disco, han dado frutos llenos de sabor»

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Mood
«Electric overdose»
VENTILADOR

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

A pesar de su reciente aparición el pasado mes de septiembre, tanto la carrera de Mood  como el “Electric overdose” que presentan como primer elepé tienen recorrido a sus espaldas. Por su parte, el trío, creado en Barcelona pero con dos anglosajones en sus instrumentos, ya estaba activo en 2006, y el disco –que recogía canciones de su primer epé y le añadía algunas nuevas–, empezó a grabarse en 2012. Esta primera edición, autoproducida, les animó a emprender una gira que les llevó a Brasil, Toronto, Londres, Dublín o Roma. Piensen: un grupo español con un disco reciente y sin canales comerciales. Casi parece un milagro. Finalmente, el sello Ventilador Music le ha dado el impulso definitivo remasterizándolo e intentando darle una mayor promoción, enamorados de su ímpetu eléctrico y de su carnaval de estilos.

Porque el disco, enmarcado con líneas muy precisas, presenta una incansable variedad de texturas alrededor de un eje central de sonido británico y potencialmente actual; aunque se les ha encuadrado dentro del britpop, a partir de aquí amalgaman técnicas más experimentales. Cierto es que pueden sonar a Suede en algún tema, pero una escucha que supere esta primera impresión nos puede llevar a Bowie o Roxy Music, como en ese grandilocuente barroquismo que bordea el falsete en ‘Lost it’. Falsete que va creciendo en ‘The sorry song’ hasta llegar al trote épico.

En otras ocasiones parecen bien instalados en escenarios de cabaret, sucede en ‘Gypsy’, alegre himno circense, y sobre todo en ‘Slave’, hecha de espigados retales que conforman una pequeña sinfonía que no deja por ello de sonar actual. Y entre medio, desvían hacia una rodaja pop con algún toque oscuro heredero de los Cure como ‘Song for you’ o enfilan hacia el rock duro, defendido con el riff pesado y magnético de ‘Obey’ o presentan todo el catálogo de solos de guitarra de ‘Here it comes again’. Pero en otras ocasiones abusan de los medios tiempos y se recrean en las espirales de ‘How can you live’ o ‘Out of my head’.

En definitiva, un álbum en apariencia compacto en su estilo, pero que discurre por diferentes caminos y en todos se muestra digno, de la delicadeza a la fuerza sin fisuras. Y si algún lector quiere acudir a un ejemplo espere al final y escuche ‘As you fall asleep’, una delicia con frecuentes cambios que se despliegan hasta cubrir el espectro que va de las nanas a lo sublime. Los años en la carretera y en el estudio, a pesar de ser éste su primer disco, han dado frutos llenos de sabor.  

Anterior crítica de discos: “Tracks of my years”, de Bryan Adams.

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