Discos: “Coming forth by day”, de Cassandra Wilson

Autor:

Salvo en las pocas canciones en las que Van Dyke Parks (otro lujo) añade bellos arreglos de cuerda rebajando la tensión un tanto, el resto de “Coming forth by day” gira alrededor de una fuerza intangible, ancestral y hermosamente turbadora

 

cassandra-wilson-16-05-15

 

Cassandra Wilson
“Coming forth by day”
SONY

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS

 

 

Hay edades para hacer las cosas. No sorprende que, cercana a los sesenta años, Cassandra Wilson haya decidido rendir homenaje a la figura de Billie Holiday. Hablamos de algo más que música y la cantante consigue introducirse en el repertorio de la leyenda sin parecer una extraña. Y hay elementos que ayudan a ello. Elementos de peso.

Para fraguar “Coming forth by day” Wilson ha contado con habituales secuaces de Nick Cave, es decir, con el productor Nick Launay más la base rítmica formada por Thomas Wydler y Martin P Casey, a los que, entre otros, hay que añadir a T-Bone Burnett. Impresiona, ¿no? Efectivamente, la portada no hace justicia a lo que el disco contiene, pero hablamos de una mujer que ha ganado premios Grammy, el envoltorio tiene que ir orientado al tipo de producto que suele terminar con el galardón. De hecho, no sería raro que este disco le acabe suponiendo uno más, porque bien lo merece, aunque no se trata de un disco amable. Pero incluso en esa cubierta en teoría tan estándar, encontramos guiños ciertamente esotéricos, desde su mortuorio color hasta los discretos jeroglíficos en el margen. Y es que “Coming forth by day” viene a ser una adaptación del Libro de los Muertos egipcio, por lo que poco a poco se nos van dando las claves para entender el tipo de ceremonia que ha ocurrido en su grabación.

No había en el mundo mejor sección que la de Wydler y Casey para dar un giro a canciones clásicas desde su mismo centro, su trabajo es sensual, sólido, fluido, con estilo, como siempre habitúan cuando acompañan a Cave (recordemos canciones de instinto jazz como ‘Red right hand’). Hay que aplaudir que Wilson decidiera contar con ellos y con Launay porque eso hace de la música algo más audaz y de “Coming forth by day” algo bastante especial. O quizá sería más adecuado decir algo impresionante y a ratos hasta terrorífico. Salvo en las pocas canciones en las que Van Dyke Parks (otro lujo) añade bellos arreglos de cuerda rebajando la tensión un tanto, el resto del álbum gira alrededor de una fuerza intangible, ancestral y hermosamente turbadora. Esto es una relectura, no un vulgar disco de versiones, esto es arte, no un producto. Felicidades Cassandra.

Anterior crítica de discos: “500 noches para una crisis”, de Joaquín Sabina

Artículos relacionados