Discos: «Amo», de Miguel Bosé

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«Un trabajo que canaliza muy bien la indignación de Bosé y la de todos por estos años negros a los que nos someten y estamos sometidos»

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Miguel Bosé
«Amo»
WARNER

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

No hay una receta mágica que haya sostenido y sostenga el éxito de Miguel Bosé, es el amor por el guiso la base de su cocina musical y el secreto de su excelente inquietud, más allá de modas, famas y duetos por los que ha pasado. Y «Amo» lo demuestra. El propio Miguel comenta en el libreto que tendrá que fiarse de los que le dicen que «Amo» es lo más Bosé que ha hecho desde hace años, porque «no sé bien lo que eso quiere decir». Bosé no es clasificable, son muchas las telas que ha vestido desde que se estrenará discográficamente en 1975 si la red no miente, y en su nueva talla vuelve a buscar la originalidad.

En este caso, Miguel Bosé resulta sobreacompañado por los productores Andrés Levin (quien ya estuviera con él en la exitosa secuencia de «Papito» y en cuyo haber destacan sus trabajos con Marisa Monte, Aterciopelados o Carlinhos Brown, y su proyecto personal, Yerba Buena), y Andrew Frampton (compositor y productor de amplio registro, desde The Script o Anastacia hasta Leona Lewis). Entre ambos, pero separadamente, diseñan la arquitectura sonora de la mayor parte de «Amo», impidiendo respirar el repertorio más claro, vital y comprometido de Bosé en mucho tiempo. Incluso las mezclas abundan es este fallo, seis manos para mezclar un mismo disco pueden ser demasiadas. Los créditos desvelan un productor más, Brubaker XL, quien ya estuviera en los remixes de «Cardio» (cabe destacar que Roberto Rodríguez, nombre real de Brubaker XL, proviene del acertado renacimiento de los genuinos Sindicato del Crimen en los años noventa, amén de firmar una de las evoluciones electrónicas más interesantes de la última década). Él se encarga de ‘Los amores divididos’. También hay un coproductor como Filip Mitrovic junto a Andrés Levin y otro adicional como Max Farrar para Andrew Frampton. Otro exceso son los viajes de «Amo» por distintos estudios de grabación hasta llegar al destino final de la masterización en Milán, donde Antonio Baglio confirma el buen trabajo que desarrolló durante años en los estudios Nautilus, ahora con equipo propio. En este caso, la cantidad de medios, plagados de buenas intenciones pero quizás mal planteados desde la producción ejecutiva, van en contra de la calidez y la calidad de «Amo».

A partir de aquí, ‘Libre de amores’, ‘Encanto’, ‘Tú mi salvación’ (compuesta con su pianista Fernando Ortí) o ‘Domingo’, excelentes, necesitan tiempo y dedicación por parte del seguidor de Bosé y del que quiera descubrir qué propone Miguel en «Amo». Un trabajo que canaliza muy bien la indignación de Bosé y la de todos por estos años negros a los que nos someten y estamos sometidos. De igual forma propone fortaleza, y una sensibilidad más cercana al hecho de su dedicación como padre que a otra cosa, tal y como ha explicado en su gran presencia mediática, habitual cada vez que estrena canciones.

‘Sí se puede’ ha sido la muletilla previsible por parte de los entrevistadores y comentaristas para forzar el titular de «la primera canción protesta de Bosé». Compuesta antes del nacimiento y ascensión de Podemos, lo que demuestra es que diferentes sensibilidades musicales reaccionan igual ante la insostenible labor gubernamental y económica que es de donde parte el caos. Es otro de los méritos del desfasado status quo actual, que Def Con Dos, Los Chikos del Maíz, Nacho Vegas, Víctor Manuel, Serrat y Miguel Bosé podrían compartir un novedoso festival de canción protesta. En cualquier caso, Bosé no es la primera vez que realiza una canción crítica, los ecos de ‘Partisano’ (1986) o más claramente ‘Sol forastero’ (1993), ya brillaban y brillan alto. Esta última, además, cuenta con Ferrario y Grilli junto a Bosé en la autoría, al igual que la nueva ‘Sí se puede’. Y esta es otra de las luces de «Amo», revitalizar este trío compositivo que tan buenos resultados ha dado en la discografía de Bosé. Discografía que dignifica la descafeinada e insípida etiqueta del pop latino incluso antes de que se llamara así, desde «Made in Spain» (1983) con portada de Andy Warhol y canciones de Santiago Auserón, Carlos Berlanga, José María Cano o Nacho Canut entre otros, pasando por la excelente trilogía de «Bandido» (1984), «Salamandra» (1986) y «XXX» (1993), grandes discos como «Bajo el signo de Caín» (1993) y más de un gran momento hasta llegar aquí. Miguel Bosé, digan lo que digan, es uno de los grandes.

Anterior crítica de discos: “Easy bones”, de Ray Boneville.

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