Discos: «123 acción», de Rebeldes

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«Un álbum de canciones radiantes, musculado y fibroso, tan supervitaminado como hipermineralizado, de esos que a poco que el rock corra por tus venas, te levantan el ánimo quieras o no»

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Rebeldes
«123 acción»
MITIK RECORDS

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 

Tras cinco años sin temas nuevos registrados en estudio, los Rebeldes están de vuelta con «123 acción» (¿no le habrían venido bien unas cuantas comas al título: «1, 2, 3, acción»?) y con lo que mejor saben hacer: rock and roll adictivo de alto octanaje y calidad contrastada. Solo hay que darle al «play» y escuchar el primer corte (el titular ‘123 acción’), para saber lo que nos espera: un álbum de canciones radiantes, musculado y fibroso, de esos que a poco que el rock corra por tus venas, te levantan el ánimo quieras o no. La fórmula es bien conocida y se ha repetido millones de veces, pero si se quiere, puede seguir sonando fresa, y no hay que olvidar que Carlos Segarra sabe lo que se hace y por algo es uno de los compositores más sólidos de nuestro país. Un tipo que mirando desde el rock and roll clásico ha sabido otear otros estilos y dotar siempre a sus temas de una chispa explosiva con la que se conecta a la primera.

Aquí, Segarra tira del rock sin descanso, rescatando tanto iconografía puramente rocker (’15 años sin ti’ y el verano eterno, ‘Como una Gretsch’, ‘Ella es una trampa’, la rotundidad de ‘Viejo Chevrolet’ o ‘Mientes’), junto con algunos temas en los que se cuela la vida de nuestro tiempo, la calle (‘La libertad crea adicción’ y ‘Los reyes de la fiesta’) y, para rematar la faena, un par de baladones tremendos (‘Corazón desperado’ y ‘Toda la belleza’), e incluso un poquito de swing (‘Los ojos del tigre’).

Como cantan en el tema principal, «Si la vida es una hora, mejor que pare el reloj», y Segarra y los Rebeldes saben cómo pararlo: desplegando todo el arsenal, acompañados de saxos adherentes y riffs de guitarra que parecen disparos de ametralladoras montan la fiesta, porque de eso se trata, de una fiesta de rock and roll, que sienta tan bien como una cerveza fría cuando aprieta el calor. Sin tregua, sin descanso. Un gran disco, ¡sí, señor!

Anterior crítica de discos: “Grandes huesos negros”, de J. Teixi Band.

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