Diez razones en defensa del Americana

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«Si los propios músicos se unen bajo un paraguas común, ¿les vamos a quitar nosotros la razón?»

 

Eduardo Izquierdo defiende «el americana» como género musical y esa polémica nomenclatura como la más correcta frente a algunos artículos que opinan lo contrario (alguno publicado aquí mismo).

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

De entrada provoco, que eso es lo que al final hace despertar muchas veces el interés del lector. No solo me atrevo a poner el “palabro” en mayúsculas sino que le doy el género masculino. Toma ya. ¿Duele? A algunos sí, estoy seguro.

Corría el mes de agosto del año pasado y servidor se encontraba disfrutando de unas merecidas vacaciones cuando un artículo de nuestro director, Juan Puchades, en su excelente sección, «El oro y el fango» y bajo el título de ‘Si América es un continente, ¿qué demonios es la «americana»?’ (hasta aquí las alabanzas al jefe, a partir de ahora a darle motivos para el despido) se cargaba buena parte de una supuesta escena de la que servidor se declara ferviente admirador.

Lo peor de todo es que este no es un deporte que practique solo Puchades, sino que parece que quien no critique al dichoso Americana (volví a hacerlo) no es un crítico que se precie. De hecho, a pesar de que este artículo me planteé escribirlo aquel ya lejano verano pasado, el tiempo me hizo olvidarlo hasta que este mes, al coger otra de las revistas en las que colaboro he visto al género definido como tostón. ¡Pardiez! ¡A mí la guardia! Que si cajón de sastre en el que cabe todo, que si aburrido, que si género inexistente… Cualquier cosa vale con tal de ponerse a la cola de los críticos mientras pocos se atreven a defender una forma de hacer música en la que se ha situado a gente tan “horrible” como The Jayhawks, Wilco, The Wallflowers, Slaid Cleaves, Hayes Carl, Neal Casal, Chuck Mead… y paro, que me da la risa.

Pero volvamos a la gota que colmó mi vaso: el dichoso texto del jefe (¿le llamo ya ex?). Por partes.

Punto uno. De gentilicios. Asegura Puchades que el primer error es apropiarse de algo tan común como la palabra “americana” para definir un estilo esencialmente yanqui (aunque se esté haciendo muy buena música del género en nuestro país, en Suiza o en Inglaterra, por ejemplo). Defiende que América no es un país sino un continente. Cualquiera le quita la razón en eso. Pero vale, vamos de tiquismiquis. Pues por la misma regla de tres no podemos llamar Rock Sureño a lo que hacen los Allman Brothers, porque Colombia o Venezuela están más al sur que Georgia. Y también hay que cargarse algo más cercano al tema como aquel NRA (Nuevo Rock Americano) que lideraban bandas como Dream Syndicate o Violent Femmes (al menos ahí Puchades es coherente y también se queja). Que sí, que está claro que América es un continente pero hasta en «Bienvenido Mr. Marshall» se esperaba “a los americanos” no a los norteamericanos. Porque entonces, ¿puedo hacer blues de Chicago sin ser de la misma ciudad? O ¿puedo calificar un disco de sonido Motown sin haber salido de la factoría?
Siguiendo con la supuesta denominación errónea ¿los norteamericanos son americanos? ¿Sí? ¿No? Forman parte de ese continente, por tanto no me parece tan erróneo llamar a un estilo de música así por mucho que la RAE recomiende lo contrario (que lo hace). Porque si no, recuerden no llamar blues a ningún tema divertido, que blues significa tristeza o melancolía. Ah, y a los chilenos no los llamen sudamericanos, no se vayan a ofender los brasileños o los peruanos. Si es que… Además, la RAE puede rectificar, que no sería la primera vez (recuerdo que estoy hablando de la Academia que ha aceptado recientemente palabras como tuitear, espanglish, identikit, sociata o friki).

Punto dos. De géneros. Ahora la cosa va también de criticar poner Americana en masculino. Y yo ya no entiendo nada. Si Americana es un estilo, dado que este es masculino, deberá ser del mismo género, ¿no? O eso solo vale para «el» blues, «el» soul o «el» country. Porque si hablamos de música, ¿por qué no la country, la soul o la blues?

Punto tres. De diferenciarse. Habla Juan que usar el término Americana nos evita tener que ir más al fondo y diferenciar country, country rock, country alternativo, movimiento outlaw, hillbilly, bluegrass, folk, folk rock, country blues…y ahí tiene razón. Bendita razón, porque no hay nada que me canse más que las dichosas revistas que hablan de Post-rock-alternativo-lo-fi o semi-country-folk-fronterizo, etiquetas que no sirven absolutamente para nada, porque o eres un melómano de tomo y lomo o no sabes qué narices significan, ¿por qué no simplificarle las cosas al lector?

Punto cuatro. De cajones. Me salgo del artículo publicado en esta casa para irme a otros ataques comunes al género de marras. Este me encanta: “un cajón de sastre en el que cabe todo, muchísimas cosas malas e indignas”. Toma ya. ¿Y eso no pasa con el blues, el country, el folk, el soul o el power pop? Cualquier género incluye muchas cosas de bajo nivel, eso es indiscutible, y mucha gente que se sube al carro. Como esa sea la línea nos cargamos de golpe el rock, ¿eh? No sé dónde está la novedad.

Punto cuatro. De diversión. ¿Quién no ha oído decir que el Americana es aburrido? De hecho hay un experimento fácil de encontrar en youtube en el que se ralentiza la canción ‘Jolene’ de Dolly Parton convirtiendo así el country en Americana. Además de parecerme un ejercicio la mar de divertido, que me hizo reír un buen rato, me parece tremendamente demagógico. ¿Es aburrido ‘Tomorrow the green grass’ de los Jayhawks o “Bringing down the horse” de The Wallflowers? ¿O los discos de Old 97’s, BR5-49, Cracker, Jimbo Mathus, V-Roys, James McMurtry o Ryan Adams? Y todos, todos ellos, en un momento u otro se han adscrito al género.

Punto cinco. De comercialidad. Otra buena es lo de “Americana es un género inventado por una revista con una estrategia comercial”. Muy bien, y el Coronel Parker se inventó lo de llamar a Elvis “El rey del rock and roll” sin ningún espíritu comercial, ¿no?. Y llamar a los Beatles Fab Four o a los Rolling Stones sus Satánicas Majestades no son estrategias comerciales, ¿verdad? Ah, que no son estilos. Vale. Esperen que voy. Neo-soul. Neo-swing ¿les suena?

Punto seis. De tiempo. “El Americana se acabó con la revista ‘No Depression’”. Mec. Error. Empezó amigos, empezó, pero ahí va una lista de algunos discos del género publicados tras el cierre de la edición en papel de la revista de marras: “A friend of a friend” de Dave Rawlings Machine, “Porcupine” de Tim Easton, “The list” de Rosanne Cash”, “The wreckage” de Will Hoge, “Everything you love will be taken away” de Slaid Cleaves, “Let freedom ring” de Chuck Prophet, el debut de Truth & Salvage Co…..

Punto siete. De nombres. “El Americana es un género de artistas menores”. Voy con otra lista. No han tenido problema en considerarse parte del movimiento y aparecer en las páginas de «No Depression» gente como Loretta Lynn, Rodney Crowell, Lucinda Williams, Vic Chesnutt, Kris Kristofferson, Alejandro Escovedo, Buddy miller, Ryan Adams, Steve Earle, Drive By Truckers, Lyle Lovett, Shooter Jennings… ¿artistas menores?

Punto ocho. De mayúsculas. Vale, ya que he tocado suficientemente las narices, admito que las normas gramaticales obligan a escribir cualquier estilo musical en minúsculas. Así que, admitiendo que «el» americana es un estilo musical, me guardo la A, ¡pero solo porque rock también lo escribo así!

Punto nueve. De asociaciones. Existe la Americana Music Asociation y festivales con el nombrecito de marras. Si los propios músicos se unen bajo un paraguas común, ¿les vamos a quitar nosotros la razón?

Punto diez. De Manolo Fernández. Si el gran Manolo Fernández, locutor de Radio 3 y director desde hace cuarenta años de «Toma Uno» ha admitido la existencia del estilo, ¿quién somos nosotros para discutirlo?

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