Depeche Mode: El universo en Barcelona

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«No sólo su repertorio es lujoso, sino que la comunión que alcanzan con el público es tal que es normal que desde hace años cada una de sus giras haya sido registrada en suculentos DVDs»

El trío inglés regresa con un nuevo lanzamiento audiovisual. ¿Son rock? ¿Electrónica? ¿Pop? Quizá todo ello y más. Cuentan entre sus filas con un songwritter en toda regla y son parte esencial de lo que hoy consideramos música industrial. Juanjo Ordás nos cuenta.


Texto: JUANJO ORDÁS.
Ilustración: BORJA CUÉLLAR.


Para que una canción sea un clásico no sólo ha de tener una buena acogida por parte del público. El grupo o el solista también debe trabajarla en directo, es su trabajo regalar esa canción en vivo a sus espectadores e incluso, en caso de estar convencido de un potencial que el público no perciba, tocarla con insistencia hasta que eche el ancla en el mar de la memoria. Poniéndonos frívolos –muy, muy frívolos de hecho–, hasta el departamento artístico de la discográfica debe elaborar un buen clip de un buen single e incluso la «major» (o el propio artista) desembolsar el dinero necesario. Esto último no deja de ser accesorio, pero volvamos a la cuestión inicial.

Si la nueva canción del grupo histórico en cuestión (y ya da igual que sea single o no) conecta con el público, perfecto. Pero si no lo hace, o al menos no logra levantar al respetable tanto como los clásicos, el artista debe tocarla hasta el punto de conseguir que el público crea en ese nuevo tema y lo haga propio. Eso si cree en sus nuevas canciones, claro, porque si es así, él es el único capaz de elevarlas al Olimpo de las elegidas. No se trata de insertar en la audiencia trabajos mediocres, pero sí de tratar de explicarles mediante el directo porqué considera sus nuevas creaciones dignas.

¿Qué habría pasado sí Dylan hubiera mantenido ‘Pressing on’ en su repertorio durante décadas? Que la canción sería hoy un clásico en toda regla. Quizá por eso sí ha seguido tocando en directo canciones de su soberbio “Time out of mind” de 1997. Por esa misma razón los Rolling Stones llevan tocando ‘You got me rockin’’ desde 1994, dejándola calar entre el público poco a poco. Luego está la parte del público, que también debe dejar que las canciones nuevas obren y se hagan un hueco. Los habrá que solo quieran escuchar las canciones que marcaron su lejana adolescencia, pero es importante dejarse impresionar un poco por mucho que el mundo adulto se haya encargado de reducir a cenizas parte de la ilusión.

Por lo general, cuando los grupos y artistas míticos salen a la carretera su set list ya está delimitado en un alto porcentaje que supera la mitad con holgura. ¿La fórmula? Una primera parte dedicada a las canciones nuevas y un espectáculo que se vuelve predecible según va avanzando y que desemboca en unos bises tediosos. No es el caso de Dylan o de Bunbury, capaces de introducir canciones nuevas incluso avanzado el concierto, pero sí el de bandas de gran envergadura como U2 o Depeche Mode.

La carrera de Depeche Mode es intachable a partir de la mitad de su producción, habiendo sido capaces de virar del pop más estúpido hacia canciones monumentales de contenido desbordante. Han ido amasando un repertorio con el que podrían jugar aún más, aunque hay que reconocer que poco a poco lo van haciendo. Desde que editaran a principios de los 90 “Songs of faith and devotion”, la banda capitaneada por Martin Gore y Dave Gahan han ido orientando su sonido hacia parajes rockeros que encajacan con sus raíces electrónicas, con el temple humano ganando más espacio en vivo.

No sólo su repertorio es lujoso, sino que la comunión que alcanzan con el público es tal que es normal que desde hace años cada una de sus giras haya sido registrada en suculentos DVDs. “One night in Paris” editado en 2002, “Live in Milan” de 2006 y este recentísimo “Tour of the universe: Barcelona” se rigen por el mismo patrón, enorme despliegue de medios y generosos extras, aunque cada uno fotografíe a la banda en un momento distinto y con diferente tipo de edición. No hablamos de calcos sino de productos de exquisita calidad que registran una gira respetando la personalidad de esta, una joya para sus fans y perfectos para introducirse en la banda.

El repertorio de “Tour of the universe: Barcelona” es el que Depeche venían ejecutando durante la gira, encajando en las virtudes y defectos ya comentados. Una buena colección de hits se agolpa y las canciones más recientes caen en la primera parte. Desde luego, ‘In chains’ no es el mejor tema para empezar un concierto de estadio. Es una buena canción, cierto, pero no resiste como primer fuego frente a otras operturas de giras inmediatamente pretéritas como ‘A pain that I’m used to’. Si habláramos de una gira por clubes medianos sin duda habría calentado el ambiente, pero no en un tour de estadios. Eso sí, las novedosas ‘Wrong’ y ‘Hole to feed’ en seguida reconducen la ceremonia, demostrando que las canciones más recientes suenan realmente bien. Sin embargo rescatan un único tema de su penúltimo disco, sólo ‘Precious’ parece haber aguantado en el repertorio de aquel pletórico “Playing the angel”. Algo que también ocurre con “Ultra”, su soberbio disco de 1996 que han ido abandonando cada vez más y del que únicamente tocan ‘It’s no good’.

Hay clásicos que siempre tendrán que sonar y que afortunadamente el DVD recoge. Ahí están ‘Walking in my shoes’, ‘A question of time’, ‘Personal Jesus’ o ‘Never let me down again’, canciones que han hecho de Martin Gore uno de los mejores songwritters de nuestro tiempo en toda la acepción del termino y de Dave Gahan uno de los mejores vocalistas e interpretes del rock a secas. ¿Pero no estaría bien hacer un trueque? ¿Qué tal cambiar ‘In your room’ por ‘Mercy in you’? ¿Y si se dejaran en el tintero ‘Its no good’ para recuperar otros temas de “Ultra” como ‘Barrel of a gun’ y ‘Useless’? ¿Por qué no reivindicar su obra más reciente con ahínco? Con todo, el espectáculo no es demasiado previsible. ‘Stripped’ no siempre se deja caer, recuperan ‘Fly on the windscreen’ y Martin Gore sorprende interpretando una gloriosa ‘Dressed in black’.

Sin embargo, lo más interesante del tour y por extensión del DVD es que muestra a unos Depeche Mode cada vez más orgánicos. Gahan sigue actuando como un rockero salvaje (como siempre) pero Gore toca la guitarra en casi todas las canciones (algo que lleva haciendo desde hace tres giras) y los demás músicos (incluido el otro componente del trío, Andrew Fletcher) parecen disfrutar cada vez más de mayor margen de movimiento. Peter Gordeno modifica levemente el sonido de sintetizador de ‘It’s no good’, el batería Christian Eigner ayuda a crear una nueva versión más caliente de ‘In your room’ e incluso Gore crea una nueva intro para ‘Personal Jesus’. Hay momentos de ‘Never let me down’ en el que casi parecen una jam band y cierran con una emotiva versión a piano de ‘Waiting for the night’.

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