Corriente alterna: Ozzy Osbourne no es únicamente lo que parece

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«Un disco como “Ozzmosis” está lleno de melodía, y en él se postra a los pies de los Beatles sin temor»

 

Juanjo Ordás sostiene que Ozzy Osbourne no es solamente ese vocalista de heavy que tenemos en la retina, detrás hay más.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

Ozzy Osbourne publica un doble recopilatorio. Es de suponer que es un artista que solo va a interesar a los seguidores del heavy metal, o del rock duro siendo un poco más aperturistas. Su perfil está grapado a las guitarras duras, a los ochenta, a las tachuelas. Algo muy equivocado. O al menos en parte. Obviamente, cuando comenzó su carrera solista hace ya treinta y cuatro años, Ozzy venía de poner voz a la etapa clásica de Black Sabbath, banda que erige parte de los cimientos de lo que será el heavy metal pero que contenía también buena cantidad de blues y jazz. Ciertamente, en cuanto Ozzy se pone en marcha por su cuenta, su sonido deriva hacia el rock duro metálico pero con el difunto Randy Rhoads a la guitarra, un hombre de influencia clásica, un estudioso musical capaz de poner en pie estructuras complejas  que a día de hoy siguen dejando bocas abiertas.

A partir de la muerte del guitarrista, los discos de Ozzy se metalizan. Son buenos, desde luego, pero pierden ese componente clásico de Black Sabbath o de la era Rhoads, suenan a música del momento y de hecho sus producciones, a día de hoy, suenan caducas pese a que, hay que insistir, son buenas obras. Solo por esto, uno ya debería encontrar vía libre hacia la música del británico sin tener que pedir perdón, pero es en los noventa cuando un Ozzy cuarentón reacciona a tiempo y en lugar de quedarse viviendo en Babia empieza a grabar discos maduros y desacomplejados. Ahí llega un single que suena a country como ‘Mama, I’m coming home’ y que encima emociona, después llega un disco titulado “Ozzmosis” lleno de melodía en el que se postra a los pies de los Beatles sin temor, incluso en su último trabajo de hace cuatro años entregaba una canción a medio camino entre los Fab Four y Led Zeppelin, la curiosa ‘Life won’t wait’.

Por supuesto que a Ozzy hay que apoyarlo muchísimo cuando graba discos, ya sea desde la banda, desde la producción o simplemente desde la escritura de canciones, ¿pero qué importa? Cómo se preparan las canciones no debería ser nunca ningún problema.

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