Corriente alterna: Muse, un, dos, un, dos

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muse-05-07-15

“Han llevado el rock barroco a las masas, han hecho que todo tipo de personas hayan conectado al nivel que sea con sus creaciones, con estribillos operísticos que a veces son muy difíciles de seguir, con un intimismo que solo disimulan a base de épica, con un mensaje no siempre comprensible”

 

El séptimo trabajo de estudio de los británicos Muse, “Drones”, capta la atención de Juanjo Ordás esta semana, que celebra el espíritu de una banda inconformista y de formas barrocas acostumbrada a llenar estadios.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.
Foto: HANS-PETER VAN VELTHOVEN.

 

 

Las influencias no importan demasiado, lo que importa es cómo se baten, lo que importa es el proceso. Y lo que más importa es el producto final. Muse acaban de sacar nuevo disco, “Drones” (Warner 2015), y al final es eso, el disco, lo único que importa. Diseccionar a Muse es fácil, cualquiera puede hacerlo: las maneras de U2, el funk de Prince, guitarrazos a lo Jimmy Page, la épica de Queen y la experimentación barroca de Radiohead. Pero lo que importa es la forma en la que agitan todo ello y cómo echan el líquido en el vaso. Y son buenos, de hecho son muy buenos. Tienen las canciones, tienen la actitud y tienen el carisma. Pero lo mejor es que, pese a ser una banda multitudinaria, son inconformistas.

Han llevado el rock barroco a las masas, han hecho que todo tipo de personas hayan conectado al nivel que sea con sus creaciones, con estribillos operísticos que a veces son muy difíciles de seguir, con un intimismo que solo disimulan a base de épica, con un mensaje no siempre comprensible. Pero ahí están, siendo los números uno muy merecidamente. Estos tipos no han debido hacer nada sencillo en su vida y “Drones” tampoco lo es, pero ahí está su magia, engancha. Sí, ‘Mercy’ huele a single que no veas, pero ‘Psycho’ se utilizo de avanzadilla y no era un hueso fácil de roer. Por otro lado, son una banda que no se corta en hacer crítica política, siempre utilizándola como parte de la ecuación, insertándola en versos de dobles intenciones aunque no dobles interpretaciones. Esa valentía, esos cojones son los que hacen que sean respetados en el negocio musical, incluso por el sector del rock más duro. Porque al final lo que importa es la actitud y las buenas canciones, y “Drones” está llena de ellas aunque a veces haya que echarle tiempo (¡atentos a ‘The globalist’!). Es alucinante la cantidad de contenido político que han metido estas nuevas canciones, no hablamos de Rage Against The Machine, desde luego, pero tampoco de un mensaje neutro. No, Muse tienen claro que las cosas no van bien, que la violencia cada día se ejerce con más frialdad en el mundo gracias a intermediarios. El botón deshumaniza.

Ahora mismo, Muse parecen haber llegado a un punto en el que la evolución les importaba poco, deseando facturar un disco de sonido homogéneo (de ahí que contrataran al productor Mutt Lange) sin necesidad de estirar su sonido o removerlo hasta que escupiera bríos nuevos. Y en este momento les ha venido muy bien, es lo que todos deseaban después de los atrevimientos electrónicos de su anterior álbum (muy estimulante también). Ahora estaría bien que llevaran el un-dos-un-dos de Mutt Lange al directo y serán la apisonadora de estadios definitiva. Hasta ahora los conquistaban, pero ahora pueden empezar a demolerlos. Rock, sí, ¡barroco rock! Dignos herederos de Pink Floyd.

Anterior entrega de Corriente alterna: El retorno de The Darkness.

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