Corriente alterna: Mil y una formas de mirar a Elvis

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“Elvis no entra en la vida de las personas, las personas nacen en un mundo con Elvis como uno de sus iconos musicales, igual que Michael Jackson, Beatles o Stones”

 

 

Hay pocos iconos musicales que han llegado para quedarse eternamente, y Elvis está entre ellos. Su presencia es tan innegable que, en el aniversario de su muerte, Juanjo Ordás reflexiona cuántas maneras hay de mirar al rey del rock, de asimilar su discografía y de acercarse a su figura.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

Alguien con una trayectoria tan inabarcable como la de Elvis llega a la vida de la gente con cierto desorden. No sé, uno empieza por el recopilatorio, luego llega el primer disco, que ha oído que es muy puro, muy bueno y bonito, y después es el momento del último, porque ha escuchado lo mismo sobre él. Más adelante los directos, documentales… Invierte el orden, juega con él, quita elementos, añade otros. Elvis llega a la vida de cualquiera de las más diversas maneras, pero nunca en orden. Pasa con cualquier leyenda masiva, también con Dylan, por ejemplo, o con James Brown. Nadie empieza en orden, nadie.

De hecho, Elvis es que ni entra en la vida de las personas, las personas nacen en un mundo con Elvis como uno de sus iconos musicales, igual que Michael Jackson, Beatles o Stones. Y parece que es que hay que escuchar a Elvis, que no oírle es como pasear por París con los ojos cerrados o darse una vuelta por Nueva York sin comer perritos. Pero es que Elvis no tiene por qué gustar, uno puede tener una enorme cultura musical y menospreciar a Elvis. ¿Por qué no? No es mi caso, me gusta Elvis, poseo buena parte de su obra, ¿pero quién salvo el capitalismo le impulsó como mesías? Sí, era tan revolucionario como contrarrevolucionario, tan auténtico como producto. Hoy día, al ser un personaje histórico, su vida no es más que una simple interpretación. E interpretaciones hay muchas. Podemos discutir hasta qué punto era creativo, ¿más que un intérprete? ¿O un simple cantante? Podemos debatir sobre su significado como figura, ¿simbolizaba rebeldía o al buen hijo estadounidense? ¿Era consciente él de lo que simbolizaba?

Existe un Elvis, el de verdad, el ser humano. Luego está la leyenda que se interpreta. Pero la verdad, solo la conocía él. Nosotros lo aproximamos e incluso adaptamos a nuestro mobiliario mental. ¿Quieres creer que era un rockero salvaje? Pues créelo. ¿Quieres verlo como un producto de la fábrica de la rebelión juvenil? Pues lo mismo. O quédate con las canciones y que signifiquen lo que te interese, que al final es lo que hacemos con esa materia de compra-venta que es la música popular.

 

 

 

Anterior entrega de Corriente alterna: Henry Rollins, el grande.

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