Corriente alterna: La brutal honestidad de Andrés Calamaro

Autor:

andres-calamaro-01-02-15

“Explotó con ‘El día de la mujer mundial’, inundándome con su poesía, su guitarra sucia y esa voz tan, tan hermosa”

 

Esta semana, Juanjo Ordás regresa a “Honestidad brutal”, de Andrés Calamaro, un disco clásico que en realidad es el punto de partida para un presente mejor que el pasado.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

Me compré el libro de Darío Manrique sobre “Honestidad brutal” el mismo día que se puso a la venta, lo leí durante las 48 horas siguientes y me lanzó de nuevo a la aventura de escuchar el que para muchos es el mejor disco de Andrés Calamaro. Y me incluyo, pero voy más lejos: considero “Honestidad brutal” uno de los mejores discos de la historia de la música popular en castellano, sus treinta y siete canciones son indispensables.

Recuerdo que antes de comprar aquel doble cedé pude leer un artículo sobre el álbum en el desaparecido suplemento cultural “El País de las Tentaciones”, y los dientes se me pusieron aún más largos de los que ya los tenía. Permitidme ser sincero, aunque conocía a Calamaro por Los Rodríguez, cuando reactivó su carrera solista con el fantástico “Alta suciedad” yo no estaba allí. Me habría gustado, sí, pero mis oídos estaban a otra cosa. Sin embargo, fue verle abrir para Dylan poco antes de que se pusiera a la venta “Honestidad brutal” y reencontrarme con ese gran artista que es. Lo que, por otro lado, me permitió introducirme en “Alta suciedad” como hasta entonces no había hecho. En ese show de Madrid, en el que le vi abriendo para ese Dylan en un estado de gracia del que aún no se ha bajado (¡su último disco era “Time out of mind”!), Calamaro ya tocaba ‘Te quiero igual’, primer sencillo de “Honestidad brutal”, si no recuerdo mal. Y ya avanzaba que lo que se traía entre manos iba a ser una obra de altura.

Recuerdo la tarde en que lo hice sonar por primera vez, el primero de sus dos cedés explotó con ‘El día de la mujer mundial’, inundándome con su poesía, su guitarra sucia y esa voz tan, tan hermosa. Lo más mágico, es que cada vez que lo hago sonar esa ilusión se vuelve a reproducir. Pero lo mejor es regresar al presente y encontrar que me gustó más que entonces y que Calamaro ha seguido grabando otros tantos discos estupendos, que el tiempo no se ha parado.

Anterior entrega de Corriente alterna: El disco maltratado de Pearl Jam.

Artículos relacionados