«Ese submundo en el que se desenvuelven les retroalimenta, se crea un ‘feedback’ de cartón piedra, ven un público que ni existe, lanzan discos que no van a ningún lado»
El rock español también tiene su underground (nada que ver con el indie, que esa es otra película), un submundo en el que, según Juanjo Ordás, la falta de talento es lo que predomina.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Es sabido que no soy amigo del underground español, la falta de talento que se acumula en el subsuelo musical patrio es abrumadora. Eso sí, los artistas que lo habitan están seguros de ser el próximo Dylan. También es cierto que dicho paraje es divertido de observar: acudir a los conciertos sería puro sadomasoquismo, pero leer entrevistas con sus habituales protagonistas, ver como se relacionan entre sí es un espectáculo impagable. Colaboran entre ellos, se agasajan, se citan en las entrevistas que conceden a cuatro webs de aficionados y crean su pequeño mundo.
Claro, se olvidan de firmar buenas canciones. O más que olvidarse, es que no pueden. Tampoco se sacuden las influencias, ¿para qué? El que no canta como Quique González lo hace como Calamaro y el que no como Bunbury y Leiva. Y ese submundo en el que se desenvuelven les retroalimenta, se crea un «feedback» de cartón piedra, ven un público que ni existe, lanzan discos que no van a ningún lado y a los que, encima, les falta personalidad.
Y ahí siguen, blog tras blog, canción tras canción. ¿Han visto cincuenta personas tu vídeo en Youtube? ¡Éxito! ¿Han ido tus amigos a decirte lo que les gusta tu última creación? ¡Éxito! ¡Y encima has colocado el disco en Spotify para que nadie lo escuche! ¡Éxito!
Evidentemente, existen artistas interesantes en el underground español, son los menos, pero brillan entre tanta mierda.
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Anterior entrega de Corriente alterna: Con el rock hay que enamorar de nuevo a la masa.
