Corriente alterna: El lenguaje de los discos y el tiempo al que pertenecen

Autor:

tequila-22-09-13

«Hay muchísimos discos ornamentados que no han amarilleado y otros desnudos que sí lo han hecho. Se trata más bien del lenguaje. No de qué se dice, sino del cómo se dice»

 

Con ejemplo concretos, del rock español, Juanjo Ordás reflexiona sobre la caducidad del sonido de algunos discos y el lenguaje con el que se elaboraron, hijo o no de su tiempo.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

Decidir cuándo un disco suena anticuado es algo bastante personal. Puede gozar de la mejor producción de la época, de las mejores canciones, emocionarte mucho y aún así sonar vetusto. Hay una diferencia entre que el sonido remita a una época concreta y otra que suene a pasado por agua, a pleistoceno. “L.A. woman”, “Led Zeppelin I”, “Sticky fingers”… todos se contextualizan gracias a su sonido, pero no suenan pasados, siguen teniendo una energía que conecta con el presente.

Pero ahí están aquellos que sin dejar de ser obras maestras, están anclados a una época, a unos usos, a unas ideas y a un concepto de grabación. A veces se apunta tanto a una moda que al final el álbum queda adherido al tiempo en que se grabó. Ahí tenemos unos cuantos discos de Robert Plant grabados durante los ochenta llenos de grandes canciones pero cerrados a cualquier viaje en el tiempo, producto de su época. También ocurre lo mismo con álbumes clásicos. Me encanta “Señora Azul”, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, pero hay que aceptar que suena muy caduco. Sé que es uno de los grandes discos de la música popular española pero es un hecho que su cuidada producción hoy en día resulta arcaica. Y eso no le resta calidad al disco, se trata simplemente de momentos y momentos. La forma en la que cualquiera de los integrantes de CRAG canta en “Señora Azul”, la forma de rimar, obedece a una era en la que los paradigmas eran otros. Y hablamos de un disco trabajado, con peso intelectual. Ese no era el sendero de Tequila precisamente, pero sus canciones siguen sonando hoy radiantes, siendo igual de importantes para la música popular española que las de CRAG pero con una intención mucho más ligera. Y no se trata de naturalidad, “Señora Azul” es tan natural como “Matrícula de honor”. Tampoco es cuestión de arreglos, puesto que hay muchísimos discos ornamentados que no han amarilleado y otros desnudos (ay, ese folk) que sí lo han hecho. Se trata más bien del lenguaje. No de qué se dice, sino del cómo se dice.

Anterior entrega de Corriente alterna: El taller musical de Bob Dylan.

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