Cine: “Niebla”, de Haemoo

Autor:

“Una nueva exploración de la espiral descendente a la que se enfrenta el ser humano en situaciones extremas, y de cómo se puede aferrar al último reducto de humanidad cuando todo lo demás está perdido”

haemoo-22-11-15

“Haemoo”
Shim Sung-bo, 2014

 

 

Texto: HÉCTOR GÓMEZ.

 

 

De ese boom del cine coreano (del Sur, se entiende) de principios del siglo XXI ya solo quedan los rescoldos de un fuego que parecía que iba a revolucionar la manera de entender el cine también por parte de los espectadores occidentales. El acomodamiento, la repetición de ciertas fórmulas y el inevitable desinterés producido por lo ya conocido y transitado han hecho que películas como “Oldboy” (Park Chan-wook, 2003), “Dos hermanas” (Kim Jee-woon, 2003) o “Crónica de un asesino en serie” (Bong Joon Ho, 2003) se hayan quedado como referentes de una generación de espectadores que no han encontrado la continuidad esperada.

Precisamente “Crónica de un asesino en serie”, como también “The Host” (2006), “Mother” (2009) o “Snowpiercer” (2013) llevaban el sello de Bong Joon Ho, uno de los nombres más representativos de este nuevo cine surcoreano y que se encarga del guión de esta “Niebla” (Haemoo, 2014), coescrita y dirigida por Shim Sung-bo. Una película que, digámoslo desde ya, se desarrolla en un crescendo que culmina en un clímax a la altura de los mejores títulos del cine de género de los últimos tiempos. “Niebla” es un filme que se toma su tiempo en presentar a sus personajes, una tripulación pintoresca de un barco pesquero que ha conocido tiempos mejores, y cuyo capitán acepta el encargo de transportar inmigrantes ilegales para intentar sanear su maltrecha economía. Es cuando el barco se adentra en alta mar cuando también la película suelta metafóricamente sus amarras y se libera a todo tipo de situaciones cada vez más extremas.

Lo reducido del espacio y el aislamiento producido por el inmenso océano ejercen como contexto ideal para que Shim vaya trazando el desarrollo de unos personajes que transitan entre el típico humor oriental –primario, básico y algo naif– y la violencia exacerbada a la que también nos tiene habituados este tipo de cine. La niebla del título es una alegoría del velo de locura que sacude a todos los personajes, en especial a ese capitán de resonancias melvillianas (¿y qué capitán no las tiene?) que tiene en su barco su posesión más preciada.

“Niebla” es, en definitiva, una nueva exploración de la espiral descendente a la que se enfrenta el ser humano en situaciones extremas, y de cómo se puede aferrar al último reducto de humanidad cuando todo lo demás está perdido. Y de paso, nos plantea la incógnita de saber si Shim Sung-bo acabará estando a la altura de alguno de sus compatriotas más ilustres.

 

 

 

Anterior crítica de cine: “I’m your father”, de Toni Bestard y Marcos Cabota.

Artículos relacionados