Cine: «El sueño de Ellis», de James Gray

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«Cuenta con excelentes interpretaciones (Marion Cotillard está exultante), una producción impecable, una dirección muy competente»

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«El sueño de Ellis»
(«The immigrant», James Gray, 2013)

 

 

Texto: CÉSAR USTARROZ.

 

 

Una carga humana arriba a la isla de Ellis en enero de 1921. Frente a los inspectores de aduanas, forman interminables las hileras de inmigrantes, en su mayoría procedentes de Europa del Este, huyendo de pogromos, guerras mundiales y otras calamidades. El examen de la dentadura del caballo valida el visado con un severo timbrado, y es que la estatua de la libertad solo se refleja en el diente sano. Esta desprendida bienvenida acabaría reprimiéndose meses después, con una Ley de Cuotas de Emergencia que terminará por discriminar la plétora tomando como base el principio de procedencia.

De entre la anónima muchedumbre, el ojo del proxeneta Bruno Weiss (Joaquin Phoenix) también repara en dos hermanas a las que se les niega el suelo estadounidense: Ewa Cybulska (Marion Cotillard) y Magda Cybulska (Angela Sarafyan). Sobornos mediante, y con la promesa de ayudar a Magda (recluida en cuarentena por tuberculosis), Bruno rescata a Ewa de la deportación para encadenarla a la prostitución.

Con un argumento liviano y desabrido, se diluye la gravedad de las cuestiones humanitarias conocidas por “El sueño de Ellis”, última película de James Gray. La línea argumental queda allanada por la implacable rueda de Ixión a la que permanece atada Ewa, girando al capricho del amor obsesivo que Bruno le oculta. No hay más cauces narrativos ni tampoco se disponen segundas lecturas. El conflicto interior que soportan los protagonistas del universo de Gray (estamos ante una constante dentro de su filmografía) prevalece sobre el acontecimiento, accidentes al servicio de la progresión psicológica del personaje que se atormenta por dentro. Ciertamente, un cine que recite biografías o se incline por los tramos más relevantes de la vida de un individuo, tiene que capturar las fluctuaciones del “yo” de forma ineludible. Gray lo hace muy bien; no ha dudado nunca en apuntalar el tema vital de sus films con el mejor histrión en el cometido de expresar la introspección y el debate interior: Joaquin Phoenix.

Lejos, muy lejos de “Cuestión de sangre” (“Little Odessa”, 1994) y “La noche es nuestra” (“We own the night”, 2007), Gray nos acerca ahora una película decente, pero poco más. “El sueño de Ellis” cuenta con excelentes interpretaciones (Marion Cotillard está exultante), una producción impecable, una dirección muy competente y un trabajo de iluminación que cuenta con uno de los mejores directores de fotografía del momento (Darius Khondji). A pesar de estos ingredientes, a este pan le falta la sal que añadirían The Pogues cantando ‘Thousands are sailing’ hacia la isla de Ellis.

Anterior crítica de cine: “Amanece en Edimburgo”, de Dexter Fletcher.

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